CIUDAD DE MÉXICO.- Treinta mil hectáreas de sembradíos perdidos y más de 550 cabezas de ganado muertas han sido los estragos de la sequía que afecta a Durango, ante el retraso de la solicitud de la declaratoria de emergencia por parte del gobierno estatal.
Las afectaciones se gestaron desde hace meses, con el retraso de las lluvias en la entidad, que afectó principalmente a las tierras de temporal que producen frijol.
En la gira del presidente Andrés Manuel López Obrador por Durango la primera semana de agosto, el gobernador José Rosas Aispuro reconoció que “la sequía noes está pegando muy fuerte. En esta región del estado ha llovido muy poco, mucho menos de la mitad de lo que en otros años para estas fechas ya había llovido, y hoy hay cultivos que ya no pudimos sembrar. El caso del maíz, del frijol, que ya se terminó el tiempo para la siembra, sólo nos queda la oportunidad para sembrar avena forrajera, y esa avena forrajera es muy importante para Durango”.
Pese a ello, el gobierno estatal retrasó la solicitud para que el estado fuera declarado zona de emergencia y con ello poder obtener recursos extraordinarios para atender a los productores agrícolas y ganaderos.
La declaratoria de emergencia fue solicitada hasta el 29 de agosto por el gobierno estatal ante la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), es decir cerca de un mes después de que se reconoció el problema y fue expuesto ante el presidente López Obrador.
El panorama es desalentador, pues a la fecha se han perdido más de 30 mil hectáreas de cultivos, y en 80 mil más se tendrá una producción baja debido a la falta de agua suficiente.
De las 230 mil hectáreas destinadas para el cultivo de frijol -principal producto agrícola de Durango- sólo se sembraron 175 mil ante la previsión de la falta de lluvias.
De la superficie sembrada, 115 mil presentaban estrés hídrico por la falta de lluvias.
Se estima que en la entidad se dejaron de sembrar 200 mil hectáreas de zonas cultivables, pues ya desde el inicio del año se preveía que la sequía impediría tener producción.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua, pese a encontrarse ya en plena temporada de lluvias, el nivel de la presa Santa Elena es menor al 20 por ciento; Peña del Águila es de entre el 20 y 40 por ciento; seis más tienen menos del 60 por ciento de almacenamiento, y sólo la de Santiago Bayacora cuenta con cerca del 80 por ciento de su embalse lleno.
Por todas estas razones se estima que 2019 será el peor para la producción agrícola de Durango en 60 años.