Milicianos de Hamás en un puesto de control de la franja de Gaza, este miércoles. SAID KHATIB AFP

La amenaza de los grupos radicales y yihadistas que cuestionan la hegemonía de Hamás ha retornado a la franja de Gaza. El movimiento islamista que controla el enclave costero palestino desde 2007 ha declarado este miércoles el estado de alerta tras los dos atentados suicidas con explosivos que causaron la muerte de tres policías en la noche del martes. Las fuerzas de seguridad de Hamás han detenido en varias redadas a decenas de miembros de grupos salafistas, cuyos miembros propugnan una visión rigorista del islam, entre los que figuran partidarios del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés). Ningún grupo se ha atribuido los atentados.

El Ministerio del Interior de la Franja confirmó que se trataba de una operación suicida. Un testigo de las explosiones citado por France Presse aseguró que uno de los atacantes hizo estallar la moto que conducía cargada de explosivos a su paso por un retén policial en la capital gazatí. Fuentes de la Franja palestina indicaron también que el otro agresor, que portaba un chaleco con explosivos, repitió la operación en otro puesto de control poco después. Tres personas resultaron heridas en ambas acciones.

En un primer momento Israel fue señalado como autor de los ataques, pero los portavoces militares del país se apresuraron a negar que sus fuerzas estuviesen implicadas. Hamás había puesto en libertad recientemente a varios salafistas y yihadistas detenidos, según informó la BBC, entre los que presuntamente figuraba uno de los atacantes en los puestos de control policiales.

“Lo que no ha logrado Israel con (tres) guerras y el bloqueo no se logrará con estos crímenes”, advirtió el líder de Hamás, Ismail Haniya. “Perseguiremos a cualquier grupo rebelde que amenace la seguridad y la estabilidad de Gaza para minar la moral de la población”, puntualizaron más tarde responsables políticos del enclave en un comunicado. La policía gazatí y las fuerzas de Hamás se encontraban desplegadas por todo el territorio.

Hace ahora dos años, un miliciano de Hamás murió en un atentado suicida atribuido al ISIS en un puesto de vigilancia situado cerca de la frontera de Gaza con Egipto. Decenas de salafistas fueron detenidos entonces. En 2015, el grupo radical llamado Brigadas de Omar reivindicó el disparo de cohetes contra Israel sin contar con el visto bueno de Hamás. Una veintena de yihadistas fueron arrestados.

El movimiento islamista que gobierna de hecho Gaza aplastó en 2009 una rebelión salafista, cuando el grupo Yund Anda Alá (Guerreros de Dios) intentó proclamar el emirato de Rafah en el sur de la Franja. Al menos 20 yihadistas que se habían hecho fuertes en una mezquita murieron en la operación y más de 120 fueron detenidos. Hamás, que se enfrenta en a una reciente escalada de lanzamiento de cohetes contra territorio israelí atribuidos a otros grupos palestinos, trata de mantener a raya por la fuerza de las armas a las facciones más extremistas que cuestionan su poder.

La frágil tregua en vigor en Gaza tras el fin de la guerra de 2014 peligra por los repetidos estallidos de violencia. El Ejército israelí ha abatido este mes a nueve hombres armados no vinculados oficialmente a Hamás, sospechosos de infiltrarse en territorio israelí, y ha activado las alarmas antimisiles en cinco ocasiones durante las últimas dos semanas.

El lunes, Israel redujo a la mitad la entrada en Gaza del combustible que alimenta la única central eléctrica del enclave tras los lanzamientos de cohetes la noche anterior. El sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro interceptó dos proyectiles sobre un festival de música al que asisten 4.000 personas cerca de la localidad fronteriza de Sderot. Las sirenas volvieron a ulular en la zona en la noche de este miércoles, pero el Ejército israelí aseguró que los impactos, presumiblemente de cohetes de fabricación casera, se registraron dentro de la propia franja de Gaza.