(Segunda y última parte)
La periodista y locutora Rusia Mc Gregor González recuerda con especial afecto uno de los diversos trabajos que forman parte de su trayectoria: su paso por el programa radiofónico La Hora Nacional entre 1966 y 1979, cuando lo grababan los viernes en los estudios de la XEW, “pero si algo pasaba entre el viernes y el domingo antes de la transmisión, nos llamaban a editar la grabación para añadir, en ocasiones, “a los postres, dijo:” y zas, ponían el discurso del señor presidente en alguna comida”.
También se acuerda que para ese programa -del cual niega que hubiera unificado a los mexicanos porque supuestamente todos apagaban su radio cuando se iba a trasmitir- ella entrevistó a muchos personajes como el entonces primerizo cantautor Juan Gabriel, al dramaturgo y cronista Salvador Novo y a los poetas Carlos Pellicer y José Gorostiza, este último en 1973 cuando ya se encontraba muy enfermo y no daba entrevistas.
Para poder hablar con Gorostiza, llegó a su casa con un ramo de flores blancas y dijo que iban -ella y un operador- con un saludo cordial de quienes hacían La Hora Nacional. “Muy atentos todos”, la dejaron pasar micrófono en mano y así pudo grabarle algunas palabas que usó como parte de un programa sobre el también diplomático y académico de la lengua, autor de Muerte sin fin.
Son evocaciones que afloraron con motivo del plan que hicimos para que Rusia Mc Gregor transcribiera y nos compartiera el texto de un disco LP, que contiene seis cartas enviadas o recibidas por Benito Juárez entre 1864 y 1867, dos de ellas mandadas desde Chihuahua a su “querido hijo Santa” (su yerno Pedro Santacilia).
En la segunda de esas comunicaciones (la anterior fue comentada en la primera parte de este relato), fechada el 18 de mayo de 1865, Juárez se refiere a las pretensiones del general Jesús González Ortega de desplazarlo de la Presidencia de México. “Después que se le contestó que aún no era llegado el día en que se encargara de la Presidencia, pidió que se le permitiera ir a uno de los puntos del interior donde se combatía contra la intervención para prestar sus servicios”, dice la carta de don Benito quien, dos años más tarde, “mandó hacer prisionero sin causa ni juicio” -preso político- a ese héroe de la Reforma, según narra el doctor en Historia Silvestre Villegas Revueltas en el número 35 de Relatos e Historias en México, de julio de 2011.
También conforme a la misiva enviada por Juárez al yerno, González Ortega habría brindado en una ocasión “porque pronto desapareciese del mando Benito Juárez, que tantos males había causado a la República”. Don Benito -señala por su parte Villegas- emitió a finales de 1865 un decreto para prolongar su mandato al término de su periodo constitucional (“golpe de Estado”, lo llamaron varios liberales) y otro edicto para destituir de sus cargos a González Ortega, su virtual sucesor ante la imposibilidad de celebrar elecciones debido a la guerra.
Como fue explicado en el artículo anterior, en 1972 y con motivo del centenario luctuoso de Benito Juárez, por cortesía de Cigarros El Águila, S.A. fue grabado por Discos CBS el “long play” titulado Cartas de Juárez. Un legado de la historia, en las voces de Jaime Ortiz Pino y Rusia Mc Gregor González, con algunas piezas sinfónicas, entre ellas la Novena de Beethoven, como música de fondo.
Dos cartas enviadas al presidente en esos años, complementan la grabación. En una de ellas, el escritor francés Víctor Hugo se expresa en términos literarios de cómo “México se salvó por un principio y por un hombre. El principio es la República, el hombre sois vos (Juárez)”. Fue escrita el 20 de julio de 1867, un mes y un día después del fusilamiento de Maximiliano en Querétaro.
“El destino de todos los atentados monárquicos conduce al fracaso. Todos los usurpadores empiezan por Puebla y terminan por Querétaro”, le dice al gobernante mexicano el autor de célebres novelas como Los miserables y Nuestra Señora de París.
La única carta del disco conmemorativo escrita por una mujer, y por tanto grabada por Rusia Mc Gregor, fue la enviada a Juárez por su esposa Margarita Maza Parada desde Nueva York el 21 de diciembre de 1866, cuando ya se aprestaba a regresar a México pero necesitaba saber si vía Monterrey o Veracruz, según fueran los planes de su “estimado viejo”, como le llama en la misiva.
“Las únicas ventajas que resultarían de irme por Veracruz, son que yo misma me llevaré a nuestros hijitos, mientras que si me voy por Matamoros no será así”. Se refería a sus hijos José María y Antonio, muertos en Nueva York, para cuyo sepulcro iba a comprar unos adornos. “Y si me voy por Monterrey -le explicaba-, dejo aquí encargada a alguna persona que tanto los cadáveres como los adornos, me los mande por Veracruz cuando nosotros los pidamos”.
“Te mando unas pantuflas y un cartapacio”, son las últimas palabras que se escuchan de la carta de Margarita a Benito en la voz de Rusia Mc Gregor, cuyo empeño en transcribir las seis misivas para compartírnoslas, se le reconoce y agradece desde aquí.
Es una coincidencia que tanto ella como el tecleador, hayan trabajado en épocas diferentes (lo mismo que otros colegas y amigos como Nancy Elena Baray, Alexis Olmos, Carlos Ravelo Galindo, Mauro Jiménez Mora y Arturo González) en el Departamento de Prensa y Difusión del Instituto Mexicano del Seguro Social, organismo en cuyo teatro ‘Tepeyac’ se representó Huey-Colhuacán, una obra en verso de su padre, el poeta y dramaturgo Carlos Mc Gregor Giacinti (http://mcgregorgiacinti.com.mx/). La función inició tarde, porque fue el 2 de octubre de 1968 y a uno de los actores lo complicó la matanza de estudiantes en Tlatelolco y llegó demorado al escenario.