Si ayer Corea del Norte se hizo oír por medio del disparo de dos misiles, hoy lo ha hecho con un comunicado de la agencia nacional de noticias KCNA. El texto afirma que Kim Jong-un “organizó y dirigió” personalmente el lanzamiento de “un arma teledirigida táctica de nuevo tipo”, el cual debe interpretarse como una amenaza directa a Corea del Sur. Y se congratula: “Como se ha propuesto, este disparo habrá desatado bastante inquietud y angustia”.
Según KCNA, el ensayo de ayer fue una “demostración de fuerza para enviar una advertencia severa a las fuerzas belicistas del círculo militar surcoreano que a pesar de nuestra repetida advertencia, introducen las armas de ataque de punta en suelo surcoreano e intentan ejecutar los ejercicios militares”. De esta manera, el régimen de Pyongyang señala las dos afrentas que han motivado su acción hostil.
La primera referencia responde a la llegada a Seúl el 16 de julio de dos cazas F-35A comprados a Estados Unidos. De momento, su ejército posee cuatro de estos aviones de combate, pero el gobierno ha hecho públicos sus planes de elevar esta cifra hasta 40 para 2021. Expertos en seguridad apuntan que la compra de estos cazas preocupa a las autoridades norcoreanas, ya que serían capaces de desplazarse sin ser detectados por sus radares defensivos. En segundo lugar, el texto menciona los ejercicios militares conjuntos de Corea del Sur y Estados Unidos programados para el mes que viene, llamados 19-2 Dong Maeng, a pesar de que tendrán un despliegue menor al de ocasiones anteriores.
La nota critica el “juego de doble rasero [sic]” de Seúl, que “a la vista del mundo manosean los documentos” pero “a espaldas hacen cosas sospechosas”; y recoge unas declaraciones de Kim en las que establece el desarrollo militar como la máxima prioridad nacional. “Aunque le caiga muy mal, el gobernante surcoreano no deberá cometer el error de desoír la advertencia de hoy remitida desde Pyongyang”, ha afirmado el dictador.
Los misiles disparados ayer recorrieron una distancia aproximada de 600 kilómetros a 50 de altura antes de precipitarse al mar entre la península de Corea y Japón. No se conoce con exactitud el modelo empleado, aunque parecían similares al proyectil de corto alcance Iskander, de fabricación rusa y capaz de transportar cabezas nucleares, los cuales Pyongyang ya ha empleado en el pasado. Estos misiles tienen un alcance de 400 kilómetros, lo que hace pensar que el disparado ayer corresponde a un nuevo prototipo. En abril de este año, precisamente, Kim Jong-un se reunió con Vladímir Putin, presidente ruso, en lo que fue interpretado como un gesto de apremio dirigido a Washington.
Tanto Donald Trump como su secretario de Estado, Mike Pompeo, se han manifestado respecto al ensayo militar quitándole importancia. El primero insistió en una entrevista con la cadena Fox News en que Corea del Norte no ha hecho pruebas nucleares, sino que solo ha lanzado “pequeños” misiles. Pompeo, por su parte, interpretó el ensayo como un intento de reafirmar posiciones ante el reinicio de las negociaciones entre los dos países, que podría darse “en un par de semanas”. De esta manera, se cumple el guion adelantado por Adam Mount, director del proyecto Defense Posture y experto en materia de seguridad: “el acuerdo tácito actual es: mientras no haya pruebas de misiles de largo alcance o nucleares, Estados Unidos no se quejará ni tratará de impedirlo”.
La única que se ha expresado con más firmeza ha sido Morgan Ortagus, portavoz del Departamento de Estado, quien en rueda de prensa ha pedido al gobierno surcoreano que ceje en sus “provocaciones”. “Esta Administración está decidida a mantener una relación diplomática con los norcoreanos y seguimos presionando y deseando que las negociaciones avancen”, ha añadido.
Durante su histórico encuentro en la Zona Desmilitarizada (DMZ), la franja fronteriza entre las dos Coreas, Trump y Kim acordaron retomar las conversaciones mediante grupos de trabajo, después de la fallida cumbre de febrero en Hanoi, pero desde entonces no ha habido contactos, y Corea del Norte no es famosa por su paciencia.