Vídeo de la agencia siria SANA que muestra el impacto de un misil en Homs. REUTERS

La entrada en servicio en Damasco de los cohetes S-300 de fabricación rusa no ha disuadido a Israel de proseguir los ataques contra objetivos proiraníes en Siria. Una oleada de bombardeos israelíes con misiles ha causado en la madrugada de este lunes la muerte de al menos 15 personas –nueve combatientes y seis civiles, entre ellos tres niños– en las afueras de la capital de Siria y en la provincia central de Homs. Los bombardeos fueron ejecutados por cazas que sobrevolaban el espacio aéreo libanés y desde un buque de la Armada hebrea, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).

Los sistemas de defensa antiaérea sirios interceptaron parcialmente las andanadas israelíes, aunque uno de sus proyectiles acabó impactando sobre el norte de la isla de Chipre tras perder su rumbo. Fuentes militares sirias citadas por la agencia estatal de noticias SANA aseguraron que el ataque múltiple se concentró en Sahnaya, al sur de Damasco –donde perdieron la vida los menores, uno de ellos de tres años de edad– y en una decena de bases proiraníes, que incluyen centros de investigaciones militares cercanos a la capital y posiciones de la guerrilla chií Hezbolá próximas a la frontera libanesa.

Los observadores del OSDH precisaron que entre las víctimas de la ofensiva, que causó también una veintena de heridos, figuraban combatientes de la Fuerza Quds, el cuerpo expedicionario de los Guardianes de la Revolución iraní, y milicianos de Hezbolá

Un portavoz de la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre –que ejerce el poder de facto en el tercio norte de la isla mediterránea, bajo ocupación de las tropas de Ankara desde 1974– atribuyó el impacto registrado en una zona montañosa situada al norte de Nicosia a un misil de fabricación rusa disparado por las defensas antiaéreas sirias.

Israel ya había lanzado un ataque el 12 de junio en el sur de Siria que fue rechazado por el Ejército del régimen de Bachar el Asad. Nueve días antes, otras dos incursiones israelíes contra posiciones militares sirias causaron la muerte de dos soldados sirios –en la base área T4, al este de la provincia de Homs– y de otros tres soldados sirios y siete combatientes aliados de proiraníes– en Kesswa (sur de Damasco) y la provincia de Quneitra (suroeste de Siria).

Israel combate a Irán en Siria y a sus aliados desde que Teherán se implicó abiertamente en la guerra en el país árabe para apuntalar a El Asad. La ambigüedad de las operaciones encubiertas se ha tornado en contienda a cara descubierta. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha advertido de que no tolerará que Irán se afiance militarmente en la frontera del país vecino. Desde el inicio de la guerra civil siria Israel ha desencadenado centenares de ataques aéreos contra convoyes de transporte de armas y arsenales de misiles de la guerrilla Hezbolá, con la que libró una guerra abierta en 2006 en el sur de Líbano.

El enfrentamiento en la sombra en Oriente Próximo ha ido subiendo de tono mientras el conflicto sirio ha ido perdiendo intensidad. Estados Unidos, que anunció a finales del año pasado la retirada de sus tropas desplegadas en Siria, respalda a Israel, su más firme aliado regional, mientras Rusia —que junto con Irán y las milicias chiíes sostienen El Asad en el poder— se inhibe ante los bombardeos israelíes.

El recrudecimiento de las incursiones aéreas israelíes ha coincidido con la reunión diplomática de alto nivel celebrada la semana pasada en Jerusalén entre los consejeros de seguridad nacional de Estados Unidos, Rusia e Israel. El despliegue de los sistemas defensivos antiaéreos S-300 en Siria, uno de los más modernos de fabricación rusa, ha obligado a Israel a actuar desde la distancia con misiles. Paro la nada discreta guerra que Israel mantiene con Irán no se ha visto frenada por el rearme del régimen de Damasco.