Carlos Salinas, durante la entrevista para 1994. HANS MAXIMO MUSIELIK NETFLIX

Ahora que se quiere reescribir la crisis de 1994 pasando por el tamiz de los grandes medios –TV Azteca, antes; Netflix, ahora, quizá ya haya llegado la hora de analizar el colapso de ese año sin los tamices del miedo al establishment priísta convertido en establishment priísta-morenista.

El colapso de 1994 comenzó con el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en una balacera entre el cártel de los Arellano Félix y el cártel de Joaquín El Chapo Guzmán en mayo de 1993 y terminó en diciembre de 1995 con una carta del expresidente Carlos Salinas de Gortari arrinconado por el presidente Ernesto Zedillo.

Todas las interpretaciones de 1994 han eludido el marco referencial de una guerra de mafias políticas por el poder político en la elección presidencial. Inclusive, todos los fiscales especiales del caso Colosio fueron designados por el presidente Salinas para desmontar la tesis de crimen del poder, crimen de Estado. Los documentales y películas no han sabido asentar el enfoque político a todos los acontecimientos de 1993-1995.

El último documental de Diego Enrique Osorno se extravía en las explicaciones periféricas de la crisis de 1994. Sin embargo, existe un documento público que debe ser la base de cualquier enfoque realista de la crisis de 1993-1995 –incluyendo los asesinatos de Colosio y de José Francisco Ruiz Massieu– a partir de la tesis política de que lo ocurrido en ese 1994 fue producto de una “lucha tremenda por el poder”. Así de claro.

La frase se encuentra en la carta del expresidente Salinas de Gortari fechada el 5 de diciembre de 1995 — http://www.indicadorpolitico.mx/?p=93569 — para explicar en sus términos lo ocurrido en tres temas específicos: El asesinato de Colosio, la devaluación de diciembre y el arresto de Raúl Salinas de Gortari en febrero de 1995.

Luego de señalar la “tremenda lucha por el poder”, el expresidente Salinas de Gortari remachó con otra frase que determinó lo ocurrido en esos meses: “lo que se ha estado dirimiendo es qué proyecto de nación prevalecerá”. Aseguró que los ataques en su contra formaban parte de una disputa por el poder entre el salinismo –entonces en desgracia como grupo, pero con su proyecto neoliberal consolidado con Zedillo– y lo que representaban sus acusadores: un “grupo o facción política que pretender convertirse en hegemónica”.

En este contexto, ninguna revisión de 1994 debe excluir el enfoque de Salinas de Gortari de que todo lo ocurrido en ese año tuvo que ver con la disputa violenta por el poder y el enfoque del siguiente sexenio. Para el expresidente, la crisis de 1994 –repito: Incluyendo los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu– fue una “reacción” de los grupos afectados por las reformas salinistas.

La reforma del poder de Salinas comenzó en 1979 con el Plan Nacional de Desarrollo y culminó con la designación de Colosio como su sucesor en noviembre de 1993, pasando por un relevo de élites tradicionalistas por tecnócratas neoliberales, la sustitución de los seccionales del PRI por los comités de Pronasol y la liquidación de la Revolución Mexicana en el discurso priísta y su sustitución por el “liberalismo social”. Además, Salinas de Gortari rompió con la espada autoritaria del poder los nudos gordianos (“nudos históricos” o “feudos de poder”, los había calificado Manuel Camacho Solís en ensayos publicados como politólogo de El Colegio de México) y a veces con la Policía y el Ejército, como cuando encarceló al líder petrolero Joaquín Hernández Galicia La Quina y al dirigente empresarial Eduardo Legorreta y destituyó al líder magisterial Carlos Jongitud Barrios, con el fin de ejercer el poder absoluto como un puño o como una espada de Alejandro Magno

El modelo político salinista provocó, en el análisis del propio Salinas de Gortari, una “reacción tremenda” de los “grupos afectados”, incluyendo el aumento de la violencia del narcotráfico. Una parte de la respuesta de los grupos de poder contrarios al proyecto salinista se dio, como lo reconoce el expresidente en su carta, en la pelea por la candidatura presidencial del PRI para el sexenio 1994-2000. Fueron “reformas para romper el control de los grupos políticos enquistados en el Estado”.

En este marco analítico inscribe Salinas de Gortari su frase contundente: “Nada de lo que ha sucedido este año (de 1995) es ajeno a la tremenda lucha por el poder. Lo que se ha estado dirimiendo es qué proyecto de nación prevalecerá”. Para Salinas, la disputa era entre los populistas –y señaló de manera directa a Luis Echeverría, a Augusto Gómez Villanueva y a Porfirio Muñoz Ledo ya en 1995 como presidente del PRD– y los modernizadores, entre otros nomenklaturas.

Así que la revisión de 1994 volvió a fracasar en la producción de Netflix porque fue demasiado complaciente, eludió un análisis realmente audaz de la realidad del país en ese año y no tomó en cuenta los señalamientos de Salinas de Gortari de que la crisis fue producto de “una tremenda lucha por el poder”.

Política para dummies: La crisis es lo que se quiere esconder.

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