Portaaviones de propulsión nuclear USS Abraham Lincoln.Fuente: Reuters

La tensión entre Irán y Estados Unidos se incrementó al ingresar al Golfo Pérsico dos destructores de misiles guiados como avanzada y protección al portaaviones de propulsión nuclear USS Abraham Lincoln (CVN-72) que arribó al Mar Arábigo y se encuentra en las proximidades del estrecho de Ormuz, la puerta al Pérsico y por donde pasa el 30 por ciento del hidrocarburo que se comercializa por mar.

El buque de la clase Nimitz, con un desplazamiento superior a las 100 mil toneladas, que lleva más de 60 aviones (cazabombarderos F-/18 Hornet y Super Hornet, además de helicópteros SH-60 Blackhawk), y una tripulación seis mil marinos, estaba a una distancia estimada de dos mil kilómetros de Ormuz, que recientemente el gobierno iraní amenazó con bloquear.

Esta semana las tensiones continuaron en aumento, luego de que cuatro buques petroleros resultaran saboteados en el Golfo Pérsico y dos estaciones de bombeo de Arabia Saudita fueran atacadas por los rebeldes hutíes en Yemen, apoyados por Irán.

El canciller de Irán, Mohammed Javad Zarif, aseguró que “no existe la posibilidad” de entablar un diálogo con Estados Unidos para reducir la escalada de tensiones, que parece haber llevado a ambos países al borde de la guerra.

En una visita oficial en Japón, que concluye hoy, el funcionario trató con el gobierno nipón la situación de Irán y el acuerdo nuclear que alcanzó en 2015 con seis potencias (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) y del que Washington se retiró en 2018.

“No, no hay posibilidad de entablar negociaciones”, dijo Zarif durante la conferencia de prensa junto a su homólogo, el ministro de Exteriores Taro Kono, en respuesta a una pregunta sobre si Irán estaría abierto a un diálogo bilateral con Estados Unidos.

Parecía de esta forma responder a un reciente tuit del presidente estadounidense, Donald Trump, donde aseguraba que Teherán “va a querer dialogar pronto”.

Tras su reunión con Kono, el canciller iraní fue recibido por el primer ministro nipón, Shinzo Abe, quien le transmitió la preocupación de Japón por la creciente tensión en Oriente Medio.