Las cosas cambiaron mucho en la economía global durante el último año. La debilidad en la expansión en la recta final de 2018 continuará en el futuro inmediato y se califica incluso de “precaria” en el grupo de los emergentes, por la incertidumbre creciente. La revisión a la baja que hace el Fondo Monetario Internacional de las perspectivas incluye así a las mayores economías de América Latina pese a que se sigue anticipando una recuperación a medio plazo.
La proyección que se da ahora para la región es de un crecimiento del 1,4% para 2019. Es un recorte de seis décimas respecto a la indicación que se dio en enero y representa solo un repunte de cuatro décimas frente a 2018. La previsión es que se coloque en el 2,4% en 2020. En este caso es una décima menor de lo anticipado, aunque como señalan los técnicos dependerá del rendimiento de Argentina.
El perfil del crecimiento en general para los países emergentes se complica por varios factores. Primero, están los cuellos de botellas que sufren sus economías. Segundo, la moderación de la actividad en los países avanzados. Tercero, el efecto de unas condiciones financieras más rígidas así como en algunos caso el alto endeudamiento. Y por último, el abaratamiento de la energía y las materias primas.
Empezando con la mayor economía de América Latina, el crecimiento en Brasil se acelerará progresivamente de un 1,1% en 2018 a casi duplicarlo hasta un 2,1% este año. Será en todo caso cuatro décimas menos robusto de la actualización que hizo el organismo que dirige Christine Lagarde hace solo tres meses. De ahí subir al 2,5% en 2020, que se mejora sin embargo tres décimas.
El gran reto para Brasil, según el FMI, pasa por contener el incremento de la deuda pública sin que el proceso de consolidación fiscal trastoque el gasto en los programas sociales a los más vulnerables. La política monetaria puede continuar laxa para apoyar la demanda interna, ya que la inflación se encuentra cerca del objetivo. También se insiste en la reforma laboral y en la mejora de las infraestructuras.
Cambio político
México experimentará una moderación de un crecimiento del 2% el pasado ejercicio a un 1,6% este. Supone, además, un recorte de medio punto porcentual respecto a la previsión de enero. De ahí rebotará al 1,9% en 2020 pero estará tres décimas por debajo a lo proyectado. Como en el caso de Brasil, se cita un “cambio de percepción” en la dirección política del país con la nueva administración.
El organismo considera “esencial” que a las autoridades mexicanas “eviten retrasar las necesarias reformas estructurales” porque crearía más incertidumbre –con el efecto que tendría en las inversiones y la creación de empleo. También recomienda mantener el plan de consolidación fiscal a medio plazo para creer confianza. Sobre la estrategia monetaria, ve margen para reducir tipos “si fuera necesario”.
El FMI considera que el acuerdo de libre cambio entre Estados Unidos, México y Canadá supone un paso en la buena dirección que contribuye a rebajar la tensión asociada a los litigios comerciales. Pero recuerda también que el nuevo USMCA –como le llama el presidente Donald Trump- está sujeto ahora al proceso de aprobación del Congreso de EE UU, donde cada vez más demócratas expresas dudas.
Argentina es en este momento el gran asterisco para América Latina. La previsión es que su economía se contraiga durante la primera mitad de 2019 por una moderación de la demanda. Aunque volverá a retomar la senda del crecimiento en el segundo semestre conforme la renta disponible de las familias crezca y el sector agrícola se recupere del golpe de la sequía el pasado que sufrió el pasado año.
Punto negro
La previsión es que la recesión que sufre la economía argentina se relaje del un 2,5% en 2018 a un 1,2% en 2019, para de ahí pasar a crecer del 2,2% en 2020. “La aplicación del plan de estabilización es crucial para elevar la confianza de los inversores y restaurar un crecimiento sostenido que mejore la calidad de todos los segmentos de la sociedad”, señala al hablar de los esfuerzos de estabilización.
El punto negro está en Venezuela. La economía se contraerá un 25% en 2019 y un 10% en 2020. Lo hizo un 18% el pasado ejercicio. “Es un derrumbe mayor del proyectado”, señala el FMI, lo que contribuye a hacer de lastre en el conjunto de la región. También trastoca el indicador general de inflación, que excluyendo a Venezuela se mantendrá estable en los países emergentes y en desarrollo.
Y siempre con el caso venezolano presente, se cita también en el informe de perspectivas económicas en la parte relacionada con el precio del petróleo. La incertidumbre en este sentido es alta por los cortes de suministro y la tensión social. La mano dura de Estados Unidos con el régimen de Nicolás Maduro es otro factor que puede empujar al alza los precios, junto a las sanciones contra Irán y la tensión en Libia.