La religiosa Pepa Torres apoya en un vídeo la huelga del 8 de marzo.

“También las monjas nos sumamos a la huelga feminista de 2019”, así comienza el vídeo viral en el que un grupo de religiosas expresa su intención de sumarse a la huelga del próximo 8 de marzo. La grabación en la que intervienen once mujeres de distintas partes de España fue subida a Twitter el pasado lunes, y en menos de 48 horas ya había alcanzado las 180.000 reproducciones.

“La huelga feminista es también nuestra huelga”, señala el primero de los testimonios de Pepa Torres, la religiosa que subió el vídeo a las redes sociales. “Mi huelga es por el fin de la violencia y contra la pobreza de las mujeres dentro y fuera de la Iglesia. ¡Aúpa esa huelga feminista!”, exclamaba Torres.

Durante los dos minutos que dura la secuencia otras diez religiosas en distintos lugares, cuentan los motivos que les harán parar el próximo viernes, siendo la igualdad y el fin de la violencia machista los motivos que más se repiten. Según las palabras de una de ellas, Maite Zabalza son “el machismo institucional que sufrimos las mujeres” lo que la empuja a seguir la huelga morada. Mientras que Teo Arranz confiesa que la hará para acabar con “la violencia contra el cuerpo de las mujeres”.

En la grabación también aparece la reclamación de la equidad y el fin de los techos de cristal “dentro y fuera de la Iglesia”, como comenta Teresa Pascual. O la erradicación del patriarcado para alcanzar un “mundo más igualitario en el que se respeten los derechos de las mujeres y no se abuse de ninguna, ni fuera ni dentro de la Iglesia”, según expresa Mercedes Navarro.

Un día después de que se publicara el vídeo, otra religiosa de Salamanca ha pedido este jueves a la Iglesia que “deje de ser una institución patriarcal y a veces machista”. En una carta remitida a los medios de comunicación a través del obispado de Salamanca, la monja Carmen Soto, de la congregación Siervas de San José de Salamanca, ha reclamado poder ofrecer “en igualdad” la palabra y los dones, y ha asegurado que son un colectivo “bastante invisible a los medios y en muchos espacios sociales”.

“En el 8M las monjas queremos alzar nuestra voz porque como ciudadanas reclamamos equidad y dignidad para todas las mujeres, porque queremos poder vivir sin miedo a padecer cualquier tipo de violencia y porque en nuestra sociedad la pobreza sigue teniendo nombre femenino”, ha denunciado Soto.

Soto ha asegurado que como monjas están comprometidas “a denunciar las desigualdades, la violencia, los abusos que afectan especialmente a las mujeres más pobres, porque ellas llevan el doble peso de ser mujeres y pobres”. “El 8M es sin duda un símbolo, pero es también una oportunidad para tejer sonoridad y visibilizar que las mujeres queremos cambiar el mundo”, concluía la religiosa.