Estados Unidos y China viven el apogeo de la tregua estalecida en medio de la guerra comercial. El presidente Donald Trump ha anunciado este domingo un aplazamiento en la subida de aranceles contra productos chinos previsto para entrar en vigor el 1 de marzo. El mandatario republicano ha argumentado a través de su cuenta de Twitter que la decisión de retrasar el aumento de los aranceles de 10 a 25% a importaciones chinas por 200.000 millones de dólares se basa en el “avance sustancial” del que han sido testigo las negociaciones comerciales entre ambos países. El anuncio llega en la víspera de la cumbre entre Trump y el líder norcoreano, Kim Jong-un en Vietnam.
“Me complace informar de que EE UU ha logrado un avance sustancial en nuestras conversaciones con China sobre importantes temas estructurales, incluyendo protección de propiedad intelectual, transferencia de tecnologías, agricultura, servicios, moneda, y muchos otros temas”, ha anunciado Trump por Twitter. El presidente estadounidense ha adelantado que están planeando una cumbre con su homólogo chino, Xi Jinping, en Mar-a-Lago, el club privado del neoyorquino. El mismo sitio donde se reunieron en abril de 2017.
Esta semana los negociadores de las dos potencias mundiales sostuvieron la cuarta ronda de conversaciones en Washington para poner fin a la guerra comercial. Pero esta es solo una tregua, que como se ha visto en ocasiones anteriores, puede tener la fragilidad de un cristal. Trump ya ha desdicho sus compromisos del cese de las hostilidades arancelarias en el pasado. Sin embargo, el pacto acordado por Trump y Xi en la clausura del G20 en Buenos Aires ha sido respetado: 90 días para encontrar una solución a la guerra comercial.
El origen del conflicto recae en que Estados Unidos compra a China mucho más de lo que le vende, creando un déficit comercial de más de medio billón de dólares que Trump tanto detesta. Antes de la escalada arancelaria, el republicano dijo que sería “fácil ganar” una guerra comercial con China. El discurso del presidente se ha ido moderando con los meses ya que Pekín tomó represalias: desde que comenzaron a anunciar medidas arancelarias la pasada primavera, los precios por fanega de soja han bajado hasta un 20%, y la subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal está fortaleciendo el dólar y complicando aún más las exportaciones.