Pence (derecha) y Vecchio, encargado de negocios en EE UU nombrado por Juan Guaidó, en una foto de archivo. JIM YOUNG REUTERS

El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, abandonaba el nevado Washington a primera hora de este viernes para aterrizar en un Miami, a ratos encapotado, a ratos despejado. 24 grados de temperatura. “No se espera lluvia”, decían los congregados en la iglesia del Doral que esperaban a Pence. Antes de abordar el avión que le llevaría hasta Florida, el vicepresidente hizo unas declaraciones que hicieron bullir al éxodo de venezolanos que vive en esta parte del sur de Estados Unidos. “Pronto Venezuela será libre”, dijo el número dos de Donald Trump.

“Se acerca el día en que Venezuela volverá a ser libre, ¡y Estados Unidos apoya al pueblo de Venezuela para reclamar su libertad!”, escribió Pence en Twitter, donde informaba de que en breve se encontraría con la comunidad de venezolanos, así como con los senadores por ese Estado, Marco Rubio y el exgobernador Rick Scott, y el representante Mario Díaz-Balart.

A la cita también asisten Julio Borges y Carlos Vecchio, representantes diplomáticos ante el Grupo de Lima y EE UU, respectivamente, designados por el jefe de la Asamblea Nacional venezolana, Juan Guaidó, reconocido por el Gobierno estadounidense como presidente interino legítimo de Venezuela.

Pence ha sido cuestionado y acusado por el Partido Demócrata de convertir la reunión con los exiliados venezolanos en un acto partidista, al excluir de la reunión a las congresistas demócratas de Florida Donna Shalala, Debbie Wasserman Schultz y Debbie Mucarsel-Powell.

A las puertas de la iglesia de Adoración a Jesús del Doral, Myrta Paredes reza de rodillas mientras levanta al aire sus manos entrecruzadas. “Señor, tráenos la libertad”. Como ella, cientos de venezolanos en el exilio en Miami imploraban este viernes al cielo que acabase la tiranía de Nicolás Maduro en el país que los vio nacer. “Nuestras plegarias se han escuchado”, explica Camilo Cortés, “por fin Estados Unidos ha vuelto los ojos hacia nuestra tierra”.

La espera por el vicepresidente de Estados Unidos se hacía eterna. “Pero hemos esperado tanto, sufrido tanto, perdido tanto…”, dice Norma Paez. “Lo que ahora tengamos que aguantar ya no será nada”, prosigue esta mujer de mediana edad que este viernes pidió el día libre en el local de peluquería en el que trabaja para desplazarse hasta el lugar en que Pence hablaría a los venezolanos en el exilio.