La reforma constitucional para la creación de la Guardia Nacional fue algo así como el parto de un híbrido, criticaban los opositores del PAN, MC y PRD. Un animal de dos cabezas, como las quimeras. Y no la reconoce del todo ni quien la prohijó, Andrés Manuel López Obrador, quien ya ha solicitado, ahora a los senadores, que le hagan cambios.

¿Y por qué de dos cabezas? Porque los diputados han mandatado que la Guardia Nacional tenga un mando civil, para los efectos administrativos, y un mando militar, para los efectos operativos.

Verbigracia, decía a propósito de lo anterior, Abelina López Rodríguez, diputada de Morena, de las pocas que reclamaron a su partido por una enmienda constitucional que la oposición calificaba de “terrible y ominosa” para la vida del país, porque están subiendo a rango constitucional la militarización de México.

“Lo que tiene que ver con la parte del artículo 13 constitucional, en verdad es ambiguo”, dijo una muy enojada Abelina López Rodríguez. “Nosotros que somos abogados, veo venir, veo venir la mala redacción del 13 constitucional irse a tribunales.

“Me preocupa en verdad, me preocupa en verdad la redacción, combina, dice: la parte militar, las faltas militares y delitos tendrán que castigarse vía militar y la vía civil. ¿Qué es entonces? Es civil o es militar”.

Los de Morena querían que se callara. Pero Abelina continuó: “¿Por qué voté a favor? (se refería a la votación en lo general) Porque me entregaron una parte donde venía que solamente iban a estar cinco años los militares y los marinos. Ahí todavía nos parecía bien, cuando reviso los datos históricos de las Guardias en 1847, solamente duraron cinco años.

“Me parecía bien la ruta, me parecía. La ruta de la izquierda no debe ser la ruta de la militarización. La ruta de la izquierda, a la que he caminado durante muchísimos años, hoy en verdad, hoy en verdad que me duele”.

Y entonces la legisladora de Morena clamó: “Te hablo a ti pueblo de México, la ruta y nuestra lucha, 35 años caminando a ras de tierra, 35 años ahí, Guerrero llora. No se me olvida, compañeros y compañeras, el caso de los jóvenes de la escuela rural de Ayotzinapa. No se me olvida la matanza en el 68. No se me olvida el caso Tlatlaya. No se me olvida el caso Nochixtlán.

“Debemos rectificar, compañeras y compañeros, sí a la Guardia Civil, no a la militarización. No a la militarización. Estoy de acuerdo, sociedad, sociedad, sociedad me dirijo, ¿por qué voté a favor? Porque espero, porque espero que cambien esta redacción. Porque espero que en verdad, solamente sean cinco años y no más”.

Inauditamente Morena, a poco menos de dos meses en el poder, daba la impresión de comportarse como el PAN y el PRI cuando estaban en el poder. Votaban sin escuchar. Y, votando al lado de partidos como el PRI, la aprobaron, para turnarla de inmediato al Senado de la República.

Pero el Senado la atoró ayer.

Y quien la topaba no era otro que Ricardo Monreal Ávila, el senador que llegó a serlo en esta Legislatura por su negociación con Andrés Manuel López Obrador luego de que se confrontaron hace un año, cuando el ahora presidente se decidió por Claudia Sheinbaum para contender como candidata de Morena a la jefatura de la ciudad de México, que también quería Monreal.

Y lo primero que exigía era eso, precisamente, lo que proponía en su reserva la diputada guerrerense Abelina López Rodríguez: la temporalidad de soldados y marinos.

Entre las modificaciones que deberá hacer el Senado, declaró Ricardo Monreal, “será restituir la temporalidad de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad, como se había previsto en la primera propuesta de la Guardia Nacional”.

El Senado marcará tiempos propios para la revisión y dictaminación de la minuta de la Guardia Nacional. Ni este jueves, ni hoy viernes, abordarán el tema. Si acaso el miércoles o jueves o viernes de la semana próxima. O, de plano, lo dejarán para el comienzo del periodo ordinario de sesiones, de febrero-abril.

En la Minuta de los diputados, hay errores no sólo de técnica legislativa sino hasta de sintaxis, cosa que reclamaban los panistas, perredistas y aun morenistas como la indígena Abelina López. Errores que aludía Ricardo Monreal cuando decía que, con “respeto a la Cámara de Diputados”, se pondrán a revisar detalladamente la minuta, a la que “seguramente le haremos cambios”.

Le salía lo imberbe a Mario Delgado Carrillo, un día después, cuando, este jueves, el presidente de la Junta de Coordinación Política y coordinador de la fracción morenista de San Lázaro, decía que “coincide” con el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando éste afirma que se requieren cambios a la minuta de reforma constitucional que crea la Guardia Nacional.

Pero se justificaba: “Los contenidos de la reforma aprobada son los que generaron el consenso para conseguir la mayoría calificada”.

Era una forma suavecita la de él de aceptar que se lo chamaquearon quienes lo acompañaron en al voto colegiado de los dos tercios requeridos por toda reforma constitucional. Y todo mundo suponía ayer en el pasillerío que fueron los priístas.

Dos asuntos que no gustaron a los morenistas fueron, uno, el que no se especificaba la temporalidad de marinos y soldados en las calles. Y que los militares, en el tema de sanciones, serán sus tribunales los que los juzguen y no los civiles.

Pues todo esto se revisará en el Senado, con la aceptación mansa de los diputados. Veremos.