El ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, con su homólogo polaco, Joachim Brudzinski, en la visita del primero a Varsovia este miércoles.

Matteo Salvini lidera ya sin complejos la construcción de una suerte de Internacional Soberanista en Europa. El ministro del Interior italiano y líder de la Liga volvió ayer a dar un paso en esa dirección al reunirse este miércoles en Varsovia con el líder del partido del Gobierno polaco, Ley Justicia (PiS), Jaroslaw Kaczynski, a quien presentó su propuesta de formar un “frente de la libertad” en el Parlamento Europeo tras las elecciones del próximo 26 de mayo. Y la sintonía entre ambos es evidente.

El ministro del Interior italiano trabaja en dos áreas: la transformación de Italia y la de Europa. Para la segunda, cuenta ya con aliados de peso como Viktor Orbán, en Hungría, Marine Le Pen en Francia y el Partido por la Libertad Holandés, con quienes posee ya un principio de acuerdo para formar un grupo en la Eurocámara. Un nuevo artefacto político que aspira a conquistar un tercio de los escaños y a influir en el cambio de rumbo de la UE.

“Polonia e Italia serán parte de la nueva primavera de Europa, del renacimiento de los valores europeos”, declaró Salvini este miércoles por la mañana en la rueda de prensa después de reunirse con Joachim Brudzinski, ministro del Interior polaco.

El nuevo grupo, sin embargo, necesita ampliar el espectro y consolidar la buena sintonía que mantiene con los Gobiernos austriaco y polaco con un pacto concreto. Ayer no llegó a tanto, pero hubo avances, señaló el líder de la Liga. “No hemos cerrado un acuerdo, en hora y media es difícil. Pero hemos propuesto un programa común para ofrecer a otros movimientos. Está fundado sobre seguridad, desarrollo, familia, raíces cristianas de Europa que algunos niegan ahora… Cambiar las burocracias que bloquean Europa es el objetivo de mayo. Austria, Hungría, Polonia o Italia tienen derecho a aprobar leyes en interés de sus ciudadanos sin que Bruselas se entrometa”.

Inmigración y soberanía nacional

Salvini también habló con su homólogo polaco sobre migración. Joachim Brudzinski le recordó a Salvini que ambos países tienen fronteras externas de la UE, reforzando la importancia que para ambos supone la seguridad ante la supuesta amenaza migratoria. Desde que en 2015 llegara al poder, el Gobierno del PiS ha abanderado el discurso contra los inmigrantes. Pero Polonia es un país donde la población extranjera solo representa el 1%. Su rechazo a la política de reparto de los refugiados de la UE le costó la apertura de un expediente sancionador el pasado año.

La Comisión Europea también ha activado el mecanismo para castigar al Gobierno ultraconservador polaco por su controvertida reforma judicial. “Bruselas se ha convertido en el mayor obstáculo del PiS para llevar a cabo su proyecto político”, explica el politólogo Wojciech Brzozowski. “El Ejecutivo ve que tiene dos opciones con la UE: obedecer o conquistar. Y ha optado por esta última, como demuestra su sintonía con partidos como el de la Liga”, añade. En más de una ocasión, Kaczynski, que lidera en la sombra el Gobierno del país que más se beneficia de las ayudas europeas, ha dejado claro lo poco que le gusta la intervención de Bruselas en los asuntos internos.

El líder del PiS defiende una Europa de las naciones, no de las instituciones. Una idea del proyecto comunitario que también comparte Salvini. Pero la analista internacional Edit Zgut señala que en el comienzo de esta bonita amistad hay un escollo por resolver: “la relación con Rusia”. El dirigente italiano nunca ha ocultado su admiración por Vladímir Putin, e incluso ha defendido el fin de las sanciones comerciales de la UE a Moscú. Pero Kaczynski, como todos los conservadores polacos, “desconfía profundamente” de Rusia.