La actriz Pamela Anderson, en una protesta. GTRESONLINE

No hace ni un año que Pamela Anderson hizo las maletas, puso en alquiler su lujosa casa en Malibú y se trasladó, por amor, a Marsella, en el sur de Francia. Pero se siente tan cómoda en estas tierras europeas que ya lo llama su “país adoptivo”. Y hasta ha entrado de lleno en su política. Una serie de tuits de la ex vigilante de la playa, de 51 años, reflexionando sobre los chalecos amarillos, el movimiento de protesta ciudadana que surgió contra el anuncio del aumento del precio de los carburantes y que se ha convertido en la peor crisis política del Gobierno de Emmanuel Macron, ha llamado la atención de tuiteros y de medios franceses, uno de los cuales llegó a hablar de su transición como el paso “del bañador rojo al chaleco amarillo”, en referencia a la mítica prenda de baño que le dio fama mundial a esta actriz de origen canadiense.

Uno de los referentes de Anderson y, además, ahora casi vecina, Brigitte Bardot, también se ha puesto demostrativamente el chaleco amarillo. Pero mientras el antiguo icono del cine francés se limita a posar con la prenda amarilla que deben llevar obligatoriamente los conductores franceses en su vehículo y a criticar al presidente francés, una vez más, por su apoyo a los cazadores —una de sus grandes batallas—, Pamela Anderson ha aprovechado la revuelta francesa para hacer una larga reflexión sobre el fenómeno de los chalecos amarillos, la violencia callejera y hasta sus contradicciones.

“Algunos seguidores me han acusado de ‘lanzar mi apoyo’ a las revueltas y la violencia, sin comprender el problema. Eso es muy tendencioso. ¿Por qué? ¡Veamos! ¿Por qué estas protestas, ahora?”, escribe Anderson tras su tanda de tuits a comienzos de semana en un texto explicativo más largo colgado la pasada noche en la web de su fundación, con la que apoya organizaciones que luchan por la defensa de los derechos “humanos, animales y medioambientales”. En él, la actriz analiza el origen de las protestas y las contradicciones políticas responsables en parte del enfado social, como el hecho, señala, de que hasta hace solo dos años el gobierno francés siguiera alentando la compra de vehículos diésel para, ahora, penalizar este carburante. “Así que no es ninguna sorpresa que muchos consideren la nueva política como una traición total”, indica. Anderson condena los actos violentos protagonizados por chalecos amarillos el pasado sábado, especialmente en París, pero no se limita a censurarlos sino que, citando al antropólogo Philippe Bourgois, busca analizar sus orígenes. De igual modo, habla sobre las demandas de eliminar el impuesto al carburante y la lucha contra el cambio climático en la que ella lleva años comprometida públicamente. “No creo que los chalecos amarillos apoyen políticas dañinas que provoquen el cambio climático. Están contra el sistema político y las políticas que hicieron mucho más por los ricos que por los pobres”, concluye antes de lanzar un reto a los progresistas: “La verdadera pregunta es si las actuales protestas pueden convertirse en algo constructivo. Lo que pase el día después y si los progresistas en Francia, y en todo el mundo, pueden encontrar soluciones para construir sociedades equitativas e igualitarias”, señala.

Protagonista durante años, si no décadas, de portadas y titulares por su físico y sus relaciones sentimentales, hace tiempo que la también exchica Play Boy conjuga esta situación —si vive en Marsella es para estar cerca de su nueva pareja, el futbolista Adil Ramí, de cuya relación también habla abiertamente en sus redes sociales— con su lado más político. Activista desde hace años de la organización defensora de los animales PETA —en cuyo nombre también escribió recientemente una carta a Macron solicitando una “prohibición nacional de los animales salvajes en los circos”— también se ha entrevistado con presidentes como el ruso Vladímir Putin o el estadounidense Donald Trump. Aunque, según sus últimos tuits, sus intereses están más del lado del senador independiente y excandidato demócrata a la presidencia Bernie Sanders, de quien dice es un “gran hombre con grandes ideas”, pese a reconocer que “no conectaron” en un primer momento. Es además una de las visitantes más asiduas al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, en la embajada de Ecuador en Londres en la que lleva años confinado y con quien, según ha declarado, habla “de todo, no solo de política”.

Pamela Anderson quiere además dejar claro que la política no es un interés pasajero. En sus últimos tuits, anuncia qué es lo que está en su “radar”: las elecciones europeas de mayo de 2019 que, considera, serán un “gran campo de batalla” en el que dice “esperar” que los progresistas sean capaces de presentar y demostrar sus proyectos.