Theresa May roza con la punta de los dedos el final de la pesadilla y se muestra más firme que nunca. En una breve comparecencia a las puertas del número 10 de Downing Street, su residencia oficial, ha asegurado que “el acuerdo [del Brexit] está a nuestro alcance y estoy decidida a cerrarlo”. La primera ministra comparecerá a las 16.00 (hora española) ante la Cámara de los Comunes para explicar con detalle el contenido de la declaración política negociada con la Comisión Europea.

“Es el mejor acuerdo posible para Reino Unido. Cumple con la decisión que tomó la ciudadanía en el referéndum de 2016. Nos devuelve el control de nuestras fronteras, nuestro dinero y nuestras leyes, y a la vez, protege los empleos, la seguridad y la integridad territorial de Reino Unido”.

May ha asegurado que la decisión está ahora en manos de los 27 Gobiernos de la UE, que deben examinar el contenido de la declaración política antes de la cumbre prevista en Bruselas el próximo fin de semana.

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“Anoche hablé con el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Confío en que el sábado podamos llegar a un acuerdo que sea útil para toda la familia de Reino Unido, incluido Gibraltar”, ha dicho May. Las 26 páginas del borrador de declaración política acordado no contienen ninguna mención expresa sobre este territorio, pero tampoco hacen referencia al polémico artículo 184 del acuerdo de retirada de la UE, que despertó el recelo del Gobierno español.

Queda un largo camino por delante para May. El Parlamento británico debe aprobar todo lo acordado con Bruselas y, de momento, los números parecen no salir. Al menos 60 diputados conservadores se han mostrado dispuestos a votar en contra, junto a los unionistas norirlandeses (socios parlamentarios de May), los nacionalistas escoceses y el Partido Laborista.

Pero a medida que se conocen los términos concretos del acuerdo las voces favorables a terminar de una vez con la pesadilla del Brexit y dar una oportunidad a la primera ministra van en aumento. Igual que las encuestas, que por primera vez muestran una ciudadanía más solidaria con los esfuerzos de May por defender los intereses de Reino Unido que con los intentos de boicotear el acuerdo de los euroescépticos.