Shakira no es ninguna novata en las giras musicales, pero no es exagerado decir que El Dorado World Tour ha sido una de las más agotadoras y enriquecedoras de su carrera. A las dos cancelaciones de sus conciertos por razones de salud, se le suma el regreso a su Colombia natal después de siete años, caretas con el rostro de Gerard Piqué en uno de sus conciertos, y hasta una polémica por vender un colgante con un símbolo nazi. Esta es la historia de una gira que llevó a la colombiana por 51 ciudades y en la que renovó su amor por la música y por sus fans.
Todo empezaba el 7 de noviembre de 2017. Faltaban menos de 24 horas para que Shakira arrancara El Dorado World Tour en Colonia (Alemania), cuando la artista publicó en sus redes sociales que debía suspender las primeras fechas de la gira por razones de salud. “Durante mis últimos días intensos de ensayo, he forzado mis cuerdas vocales y desafortunadamente como resultado, mis doctores me han ordenado un descanso total de la voz que se prolongará unos días para evitar que se produzca un daño mayor”, contaba la colombiana a sus más de 100 millones de seguidores en Facebook. “Siento muchísimo no poder realizar este primer concierto como estaba planeado, y espero que siguiendo los consejos médicos pueda recuperarme pronto para poder brindarles todo lo que con tanta ilusión les he preparado (…) y compartirles este show que tengo la sensación será mi mejor hasta la fecha”, añadía la intérprete de Ciega, Sordomuda.
Sin embargo, el reposo vocal recomendado por sus doctores tomó más tiempo del esperado. Tras fijar el mes de enero de 2018 como nueva fecha para el puntapié inicial, la cantante tuvo que volver a suspender la gira que la llevaría por Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, por una hemorragia en las cuerdas vocales. “He tenido que aceptar la realidad de que esta es una lesión que simplemente requiere de más tiempo y cuidado para sanar”, escribió entonces la artista en un mensaje difundido en sus perfiles de redes sociales. Shakira también agradeció a sus seguidores por “haber sido tan pacientes” mientras determinaba, junto a sus médicos, “el mejor plan de acción”. “Me han hecho sentir que mi voz no es solo mía, sino también de ustedes, y que tiene un propósito. He vivido momentos en los que sus oraciones y mensajes cariñosos de ánimo, junto con el apoyo de mi familia, han sido lo único que me mantuvo con ánimo”, trasladó a sus fans.
Finalmente, después de varias idas y venidas, Shakira se subía al escenario el pasado 3 de junio en el Barclaycard Arena (Hamburgo, Alemania). Desde sus clásicos como Si te vas e Inevitable, hasta sus temas más recientes como Me enamoré y Perro fiel, la colombiana de 41 años hizo vibrar a más de un millón de personas en todo lo largo y ancho del globo. Un espectáculo en el que la artista descargaba toda la furia de haber pasado los meses “más duros” de su vida. “Muchas veces me preguntaba por qué estaba pasando por tantos obstáculos. Había días en los que no tenía ganas de levantarme. Nunca pensé que podría llegar a perder mi voz. Pensé que llegaría a perder muchas otras cosas en la vida, pero nunca mi voz. Cuando me encontré en esa situación, fueron los días más difíciles”, había confesado en una rueda de prensa en julio.
Su pareja, y padre de sus dos hijos, Gerard Piqué, no pudo acompañarla durante la gira, pero los seguidores de la colombiana lograron que el jugador del Barcelona estuviera presente (de alguna manera). Los miles de espectadores que se congregaron en el Estadio Nacional de Chile, en Santiago, recibieron a la colombiana con caretas que tenían el rostro de Piqué. “¡¡¡Creí que estaba soñando woo woo!!!”, escribió Shakira horas después en sus redes sociales, al resaltar una de las anécdotas más destacadas del tour.
Pero no todo fueron alegrías en estos últimos meses. Paralelamente a los constantes rumores de separación y a sus problemas con la Hacienda española, la cantante con raíces libanesas, tuvo que enfrentarse a una acusación por simbología nazi. En la página web en la que se pusieron a la venta las entradas, también se vendían ciertas prendas de merchandaising, como camisetas, bolsas de tela, fundas para móviles… y un collar dorado con un símbolo asociado al nazismo. En concreto un colgante con una cadena dorada y una pequeña chapita, en el que se representa el símbolo de un sol negro, alrededor del que se lee el nombre de la artista y de la gira. El accesorio, que se vendía por 8,60 euros, ha sido sacado de circulación, y Live Nation, la empresa promotora de la gira, ha asegurado que la inspiración provino de imágenes precolombinas y que el parecido con la imaginería nazi fue “inadvertido”.
Pasado ese mal trago, Bogotá fue sin duda uno de los puntos más álgido de la gira. Tras siete años de ausencia sobre los escenarios de su Colombia natal, la barranquillera se presentó el pasado sábado ante decenas de miles de espectadores en el parque Simón Bolívar, en una noche que la emocionó hasta las lágrimas. “Esta canción me trae demasiados recuerdos, la compuse aquí, en Bogotá, cuando tenía 17 años, este momento realmente es muy importante para mí”, dijo la artista antes de cantar uno de los himnos que la catapultaron a la fama internacional: Antología. En ese momento la ola de sentimientos que la ahogaron durante meses, la llevó a derramar algunas lágrimas.
“En estos meses he descubierto la amistad y el cariño que me han dado. Son mi tesoro. Y después de buscar y buscar y buscar, por fin he encontrado El Dorado”, declaró la cantante, antes de dar cierre al que, según sus propias palabras, ha sido “una carrera de obstáculos”.