Miguel Bosé lleva casi dos meses residiendo en Ciudad de México y, si bien aún no se ha dejado ver ante los medios locales, ha renunciado a su bajo perfil inicial para formar parte de diversas iniciativas solidarias y para atender a algunos eventos de la industria musical. Todo esto, sin embargo, manteniendo silencio sobre el fin de su relación de 26 años con el escultor Nacho Palau y la batalla legal que los envuelve.

Aunque la noticia de que el intérprete de Amante Bandido se mudaba a México cogió por sorpresa a más de un seguidor —se produjo dos meses después de aparecer en la lista negra de morosos del fisco español, al que debe 1,8 millones de euros— , el destino no sorprende. El artista siempre ha tenido una relación especial con el país latinoamericano, tanto en el ámbito profesional como en lo personal.

Desde su llegada a la capital azteca, Bosé se ha concentrado en dos actividades fundamentales: su carrera musical y sus excursiones filantrópicas. En cuanto a la primera, ha dado cuatro conciertos (en Colombia y Ecuador) y una presentación privada (esta ya en España) en los últimos dos meses. Colombia fue la primera en recibir al intérprete el 28 y 29 de septiembre, y otra vez el 3 de octubre en Bogotá, junto a Juanes y Sebastián Yatra. Unas presentaciones que, de acuerdo a las propias palabras del artista, lo dejaron “recargado” de energía.

Poco después, el cantante volvió a Madrid unos días para formar parte de la inauguración de la exposición sobre la modelo y estilista Naty Abascal. En tal ocasión, el artista sorprendió a la agasajada con su tema Sevilla, la ciudad de Abascal. El último acto público en el que se le ha visto tuvo lugar en Cuenca (Ecuador), a finales de octubre, durante la séptima edición del Festival de Cine La Orquídea, una noche que el mismo artista calificó de “espectacular”. “No voy a olvidar esa noche nunca. ¡Qué belleza, qué energía, qué cierre del festival! ¡Gracias a todos por todo!”, escribió Bosé más tarde a sus casi 440.000 seguidores en Instagram.

En cuanto a su lado más social, el intérprete de Como un lobo ha estado ocupado en diversas iniciativas. La primera y más destacada ha sido su participación en varios eventos de la Fundación Patrimonio Indígena MX, una asociación que busca preservar la cultura de los pueblos originarios de México, y de la cual el artista es presidente honorario. “Tengo una deuda muy grande con este país y creo que jamás voy a poder pagarle, pero esta es una manera de hacer algo por su historia, sus raíces, su diversidad y su riqueza”, declaró Bosé a medios locales mexicanos en febrero de 2017, respecto a su trabajo en esta fundación.

Como primera iniciativa, el panameño se reunió con Roberto Serrano, director general de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) en México. Según la propia fundación, este encuentro se produjo para “reafirmar el compromiso de ambos por trabajar en beneficio de la cultura indígena del país”. Poco después visitó el taller de bordado de los jóvenes Rayón en Chiapas (sur de México), para luego estar presente en una de las diez Casas del Niño Indígena, en las que la asociación busca proveer de distintos servicios y enseñar habilidades —como panadería y urdido de hamacas— a casi 970 niños y jóvenes en todo el territorio. Mas tarde el artista inauguró una ludoteca en San Felipe del Progreso (Estado de México), en beneficio de 176 niñas y niños mazahua. Un acto que el cantante consideró un “honor”.

Pero la preservación de la cultura indígena no es la única preocupación de Bosé. A pocas semanas de su llegada, el artista se desplazó hasta la localidad de Ocuilan (centro de México) para conversar y expresar su apoyo a los afectados por el terremoto del 19 de septiembre 2017. De acuerdo a la agencia artística Ocesa Seitrack, Bosé charló con los habitantes del lugar, escuchó sus historias y pudo ver cómo son los hogares reconstruidos para los damnificados. El cantante, que forma parte de este proyecto denominado Love Army Mexico, estuvo acompañado por uno de los actores de la serie de Netflix Luis Miguel, Juan Pablo Zurita —quien empezó la iniciativa—, y por el reconocido arquitecto Alberto Kalach, que hizo el diseño de algunos de los inmuebles que fueron entregados a los afectados. Zurita ha colgado varias imágenes en las redes sociales junto al cantante, evidenciando la buena sintonía establecida entre ambos.