El debate está servido porque viene de lejos y porque en mayor o menor medida afecta a la mayoría de disciplinas deportivas. Lo que ocurre es que si el papel y el índice de mujeres que se dedican profesionalmente al deporte es más alto en campos como por ejemplo el tenis, el fútbol o el baloncesto, la Fórmula 1 solo ha visto a dos mujeres participar en alguno de sus grandes premios. La pionera en este caso fue la italiana Maria Teresa de Filippis, que corrió en tres citas del Mundial de 1958 con Maseratti, y que fue capaz de terminar décima en el Gran Premio de Bélgica, aunque no se llevó ningún punto dado el sistema empleado en aquel momento. Sí lo consiguió 15 años más tarde su compatriota Lella Lombardi, que se alistó en 18 ocasiones entre 1974 y 1976 y que terminó sexta en el Gran Premio de España de 1975 celebrado en Montjuïc, aquel que terminó con cuatro muertos. Desde su retirada el curso siguiente, ninguna otra mujer ha vuelta a tomar la salida en una carrera de F1, algo que los impulsores de la nueva W Series quieren tratar de cambiar.

Se trata de un nuevo campeonato internacional de monoplazas restringido exclusivamente a mujeres que arrancará en 2019, que contará con seis carreras en circuitos que en su día albergaron citas de F1, y que nace con la intención de llamar la atención y atraer a pilotos de todo el mundo para, a medio o largo plazo, dar con la primera campeona del mundo de la F1. El certamen, patrocinado por una empresa privada, constará de seis citas, todas ellas en Europa, y en él coincidirán entre 18 y 20 participantes que serán seleccionadas a partir de un proceso que incluirá trabajo en el simulador, pruebas físicas y también en pista, entre otras. Los coches que se emplearán serán Fórmula 3, todos ellos iguales desde el punto de vista mecánico. El promotor de este campeonato, respaldado por David Coulthard –ex piloto de F1– y por Adrian Newey –director técnico de Red Bull y uno de los ingenieros más influyentes del certamen–, repartirá 1,3 millones de euros en premios, de los que más de 400.000 irán a parar a la ganadora.

“En el corazón del ADN de las W Series está la creencia de que las mujeres pueden competir en las carreras de coches en total igualdad con los hombres. Sin embargo, las fórmulas de promoción exclusivas para mujeres son imprescindibles para aumentar la proporción de participantes femeninas”, declaraban los organizadores este miércoles, jornada elegida para dar a conocer el proyecto. La idea de un certamen exclusivamente femenino no es nueva y ya se había barajado en el pasado, y ya entonces generó mucha controversia, igual que ahora. Mientras los hay que creen que es imposible aspirar a ver a una mujer en la F1 sin este tipo de iniciativas, también existe la corriente de quienes creen que este tipo de fórmulas de promoción no hacen más que acentuar la discriminación.

Entre los más críticos se encuentra por ejemplo Claire Williams, actual directora del equipo Willams de F1, que lo considera “un paso represivo”. En esa misma línea se manifestó Pippa Mann, piloto de Indy Car. “Es un día muy triste para el deporte del motor. Aquellos que tienen dinero para apoyar a las mujeres lo que están haciendo es segregarlas en vez de respaldarlas. Este es un paso atrás histórico que solo me produce decepción”, comentó Mann. “Estoy de acuerdo con los argumentos, pero en total desacuerdo con la solución. Las mujeres necesitan apoyo a largo plazo y socios de confianza. Quiero competir con los mejores de nuestro deporte. Hagamos la comparación con la economía: ¿Necesitamos juntas directivas exclusivamente de mujeres? Este camino es erróneo”, remacha Sophia Flörsch, piloto de la Fórmula 3 Europea.

Bernie Ecclestone, ex patrón de la F-1, comentó en 2016 que no veía “a ninguna mujer” con posibilidades de competir en la élite. “No creo que una mujer tenga las capacidades físicas para conducir a toda velocidad un f-1 y por eso no deberían ser tomadas en serio”, dijo en un congreso en Londres.

En España, si hasta la estrepitosa irrupción de Fernando Alonso los precedentes de pilotos capaces de tomar la salida en una prueba de la F1 se limitaban a ocho, en el caso de las mujeres todavía no parece haber ninguna capaz de ser lo suficientemente competitiva. María de Villota desempeñó las labores de probadora de la escudería Marussia antes de sufrir un accidente durante una prueba de aerodinámica en 2012, cuyas secuelas acabarían terminando con su vida un año después. La valenciana Carmen Jordá, por su parte, ha venido desempeñando labores de desarrollo tanto en Lotus (2015) como en Renault, aunque sus funciones en este caso eran más vinculadas al márketing que a la competición. Jordá formó parte en el campeonato de GP3 en 2012, 2013 y 2014, aunque en ninguna de esas temporadas sumó ningún punto.

Así las cosas, quien a día de hoy parece estar más cerca de subirse regularmente a un monoplaza de F1 es la colombiana Tatiana Calderón, que actualmente compite en GP3 con la formación Jenzer Motorsport –circula la 16ª en la clasificación general, con nueve puntos–, además de haber firmado con Sauber en la división de desarrollo. En una entrevista en EL PAÍS en 2017, Calderón afirmaba sobre la posible llegada de mujeres a la F-1: “Creo que no es tanto un problema de género. Tener las oportunidades en Fórmula 1 es muy complicado para cualquiera. Hay 20 asientos. A veces, toca estar en el momento justo, en el equipo correcto. Los tiempos están cambiando y cada vez hay más mujeres involucradas en el automovilismo y ojalá pueda ser yo esa a la que le den una oportunidad. El físico no lo veo como un inconveniente. Si hay que trabajar más duro y entrenar más, se hace. No va a ser un impedimento”.