El ministro del Interior, Matteo Salvini, sonríe en una rueda de prensa en Túnez el pasado jueves. FETHI BELAID AFP
El vicepresidente italiano Matteo Salvini y líder de la Liga, que representa la línea dura del Gobierno de Roma con Bruselas, advirtió este viernes a la Unión Europea de que no tiene intención de atender sus directrices respecto a la cuestión presupuestaria. “Si la UE desautoriza nuestros presupuestos, seguiremos adelante igualmente”, dijo este viernes, un día después de que el Gobierno italiano lanzara un desafío a Europa con un presupuesto expansivo que eleva el déficit al 2,4% del PIB, el triple del límite fijado por el Gobierno anterior de Paolo Gentiloni pero aún por debajo del 3% que establece Bruselas como límite sancionable. “Los mercados entrarán en razón. Entenderán que estamos trabajando por el bien del país, para dar energías, esperanzas y trabajo a los italianos”, añadió Salvini.

Su socio en el Gobierno, Luigi Di Maio, que mantiene igualmente el órdago a las restricciones europeas, apareció más cauto el día de la resaca presupuestaria y descartó llevar su pulso hasta las últimas consecuencias: “Evitaremos el enfrentamiento”, se limitó a subrayar. “Ahora comienza la interlocución con la Unión Europea y con los grandes inversores privados”, añadió.

El primer ministro, Giuseppe Conte, también intentó calmar a los mercados: “Una prima de riesgo en aumento no gusta a nadie, pero bajará cuando expliquemos en detalle nuestros presupuestos”.

El camino para aprobar el documento que traza las líneas maestras de los presupuestos del próximo año se había convertido en una batalla campal para el Gobierno. De un lado, el Movimiento 5 Estrellas (M5S), que consiguió imponer su postura, y la Liga que —desde un discreto segundo plano— pedían elevar el déficit al 2,4% del PIB. Del otro, el titular de Economía, el técnico Giovanni Tria, que pedía ajustar hasta el 1,6% del PIB.

Tanto el M5S como la Liga necesitan más margen fiscal para aprobar sus principales bazas electorales: la renta de ciudadanía de Di Maio —una especie de subsidio por desempleo—, la reducción de impuestos y la derogación de la actual ley de pensiones para rebajar la edad de jubilación que prometió Salvini.

El asedio sobre Tria fue tal que se llegó a poner sobre la mesa su dimisión. La presión de Conte y del presidente de la República, Sergio Mattarella, en el último momento para evitar una crisis que pusiera en jaque al Gobierno fue decisiva para que el ministro cediera.

El M5S celebró con euforia los “presupuestos del cambio” —mencionó que así “cancelarían la pobreza”— y cantó victoria con una fiesta desde el balcón de la sede del Gobierno, al más puro estilo de una noche electoral, con banderas del partido y simpatizantes en la plaza incluidos, aunque solo fuera un borrador sin partidas ni medidas específicas

El Partido Democrático ha convocado una manifestación de protesta contra la decisión del Gobierno para este domingo. “Estos presupuestos cargan 100.000 millones de déficit, ninguna inversión y la amnistía fiscal sobre las espaldas de los jóvenes”, dijo el secretario de la formación, Maurizio Martina.

Desde la derecha también rebaten las intenciones del Ejecutivo. “Es una auténtica provocación a la Unión Europea y la voluntad del Gobierno populista y soberanista de decir ‘no’ a la ley de presupuestos para hacer campaña electoral”, declaró Renato Brunetta, responsable económico de Forza Italia.