CIUDAD DE MÉXICO.- Leonardo Padura (La Habana, 1955) afirma que la literatura no sirve para dar lecciones, sino para entender si somos capaces de reflejar nuestra realidad y por esa razón pone en práctica el consejo de Miguel de Unamuno: hallar lo universal en las entrañas de lo local; y, en lo limitado y circunscrito, lo eterno.

Así lo revela el autor cubano en Como polvo en el viento, su más reciente novela, presentada ayer en la XX Feria Internacional del Libro del Zócalo (FILZ).

Esta novela es resultado de una larga obsesión: el tema de los cubanos y exilio, el desarraigo, y los cubanos y la pertenencia”, expresó el autor en una charla digital.

Quería hablar de lo que estaba significado para mi generación y para la que sigue a la mía —a los posibles hijos de nosotros—, el fenómeno del exilio, pero no podía verlo desde el punto de vista exterior, sino interior, e inevitablemente tenía que haber una carga social en esta novela”, abundó.

Padura también aseguró que en Como polvo en el viento intentó que los temas políticos fueran una segunda lectura posible y que en primer término estuvieran los dramas sociales.

Siempre pienso que la política tiende a ser reduccionista, en poner las cosas en blanco o negro, en estar a favor o en contra. Sin embargo, los asuntos sociales, las circunstancias y las condiciones de los comportamientos humanos son mucho más universales”, apuntó el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015 .

UNA RUPTURA
De acuerdo con la editorial Tusquets, Como polvo en el viento es la historia de un grupo de amigos que ha sobrevivido a un destino de exilio y dispersión, en Barcelona, en el extremo noroeste de Estados Unidos, en Madrid, en Puerto Rico, en Buenos Aires.

¿Qué ha hecho la vida con ellos, que se habían querido tanto? ¿Qué ha pasado con los que se fueron y con los que decidieron quedarse? ¿Cómo les ha cambiado el tiempo? ¿Volverá a
reunirlos el magnetismo del sentimiento de pertenencia, la fuerza de los afectos? ¿O sus vidas son ya polvo en el viento?, son algunas de las preguntas que se plantea el narrador.

Mi proyección, tanto en las novelas policiacas como en las de carácter histórico, siempre es una mirada social, una mirada de un escritor que es un ciudadano y que observa su realidad y trata de exhibirla del mejor modo que puede”, dijo ayer.

Y, a su manera de ver, esa ruptura que se produjo durante los años 90 cambió la manera de ver el mundo de los cubanos, momento en el que existía una manera idealizada de ver el mundo.