La propagación del coronavirus, el cual fue declarado como pandemia por la OMS el 11 de marzo, ha empeorado el entorno económico global, por lo que la recesión está “a la vuelta de la esquina”, de acuerdo con Standard and Poor’s (S&P).

“Desde nuestra última actualización, que fue el 3 de marzo, la propagación del coronavirus se ha acelerado y su efecto económico ha empeorado considerablemente. Los datos económicos siguen siendo escasos, pero las cifras iniciales tan esperadas de China para enero y febrero fueron mucho peores de lo que se temía”, refirieron.

Pese a que el virus parece estabilizarse en Asia, aún preocupa la aversión al riesgo ya que en Europa y Estados Unidos se continúa acrecentando el problema.

“Sin embargo, las restricciones cada vez mayores en el contacto de persona a persona en Europa y EU han hecho que los mercados se tambaleen a medida que aumenta la aversión al riesgo y las opiniones sobre la actividad económica, las ganancias y la calidad crediticia se deterioran bruscamente. Como resultado, ahora pronosticamos una recesión global este año, con un aumento anual del PIB a nivel mundial del 1 al 1.5 por ciento”, aseveraron.

La producción industrial en China cayó 12.3 por ciento en enero-febrero en comparación con el mismo período del año pasado, lo que implicó un aumento de cuatro veces la disminución prevista del consenso. Los riesgos de infecciones secundarias están ralentizando el levantamiento de las restricciones de persona a persona, lo que significa que es probable que la recuperación sea más prolongada de lo que se pensaba anteriormente.

Mientras tanto, las restricciones al movimiento en Europa y Estados Unidos están afectando gravemente la actividad económica.

“El COVID-19 está afectando todos los aspectos de la vida. Se están reduciendo los viajes, con una cuenta regresiva abrupta de pasajeros. Se están cerrando las escuelas. Se están posponiendo reuniones masivas, como eventos deportivos, con repercusiones en las industrias hoteleras. Se cierran oficinas y fábricas a medida que las empresas se trasladan al trabajo remoto (home office). Y, más recientemente, las ciudades y partes de los países están en proceso de bloqueo”, dijeron.

La calificadora reajustó su pronóstico de crecimiento para el PIB de Estados Unidos, el cual estaría en el rango del cero a una contracción de 0.5 por ciento, derivado de los estragos de la pandemia, mientras que, para la zona Euro, estiman una caída de entre 0.5 y 1 por ciento.

Para los mercados emergentes prevén un panorama más retador, pues mucho obedece a su dependencia a los commodities y qué tanto sea su déficit en la cuenta corriente.

“Los mercados emergentes son una mezcla, y lo difícil que se verá afectado reflejará en gran medida el flujo de capital y la dependencia de los productos básicos. Los mercados emergentes con desequilibrios externos (déficit de cuenta corriente financiados por flujos de cartera (como Indonesia, México y Sudáfrica)) están especialmente en riesgo, al igual que aquellos con un alto stock de deuda externa (por ejemplo, Turquía) y exportadores de petróleo (incluidos países del Golfo, Rusia y Colombia). Dicho esto, los importadores de petróleo, incluida la mayor parte de los mercados emergentes y Asia, deberían beneficiarse.

S&P también menciona que, los mercados financieros han estado en caída libre en días recientes, debido a que apenas se empezaron a tomar en cuenta las consecuencias del COVID-19.

“El estrés de liquidez se extendió a medida que las empresas y los hogares eliminaron el riesgo y buscaron activos líquidos de alta calidad”, refirieron.