El gobernador del Banco de México, en diciembre de 2019. CUARTOSCURO

El Banco de México no se fía de los augurios de una modesta recuperación para 2020. Ante la incertidumbre económica global y doméstica, la institución ha recortado este jueves la tasa de interés hasta el 7%, la quinta rebaja consecutiva en menos de un año, y la sitúa en el menor nivel desde junio de 2017. El ajuste en este instrumento de política monetaria busca dar un empujón a una economía que cerró el año pasado con un retroceso del 0,1%, el peor dato desde el inicio de la crisis financiera mundial hace ya una década.

Para justificar el recorte de 25 puntos básicos, la institución cita varios factores de riesgo externo e interno. Entre los primeros, está el brote de coronavirus de cuyo impacto ya han advertido instituciones como el FMI. En cuanto a los domésticos, el Banco alerta sobre la “debilidad generalizada” de la demanda y el prolongado estancamiento de la actividad económica. La industria ha encadenado 15 meses de retroceso y en 2019 cerró con una caída del 1,8%. El sector de la construcción y el de la minería fueron dos de los más afectados con caídas del 5%. El automotriz, el gran motor de las exportaciones mexicanas, tampoco se salvó de la tendencia, al reportar ventas de vehículos nuevos casi un 8% menores que en 2018.

El giro en la política monetaria empezó en agosto, después de que la tasa de interés tocara techo con un 8,25%, un nivel históricamente alto. Desde entonces, la institución la ha ido reduciendo a medida que se acrecentaba el temor de una desaceleración económica mundial y un frenazo en Estados Unidos, principal socio comercial de México. A pesar de las cinco bajadas consecutivas, hay analistas que reclaman una continuación de la política de relajamiento.

“El Banco de México podría ser más agresivo en las bajadas; la inflación está bajo control y la economía no está creciendo”, dice Carlos Serrano, economista jefe de BBVA en el país latinoamericano. Además, apunta a los niveles todavía altos de la tasa de interés mexicana respecto a las imperantes en otros países emergentes y en Estados Unidos. El experto prevé que la política de rebajas continúe hasta el verano de este año y que la tasa alcance un 6%.

La decisión, tomada de forma unánime por la junta de gobierno del Banco, se da en un contexto en que las principales instituciones financieras prevén una mejoría en 2020 para México, con proyecciones de crecimiento que giran entorno a una horquilla de entre el 1% y el 2%. Además, la reciente aprobación del nuevo tratado comercial de Norteamérica, el TMEC, por parte de Estados Unidos ha sido acogida con alivio por la iniciativa privada tras meses de vaivenes en las negociaciones. Noticias que, como parece reflejar el anuncio del Banco, no bastan para despejar las dudas sobre la base arenosa de la economía mexicana.

La medida no tiene por qué representar un revulsivo para la inversión. La economista Valeria Moy, directora de la plataforma México, ¿Cómo Vamos?, no cree que el recorte de la tasa se traduzca en una recuperación en ese ámbito. “En este momento, la baja inversión está más relacionada con temas como la confianza o la certidumbre y las señales contradictorias que envía el Gobierno”, asegura. En el último año, el Ejecutivo ha cambiado las reglas del mercado energético al cancelar las rondas petroleras y las subastas energéticas, acciones que el sector privado ha visto con preocupación.

Consciente del desafío que plantea la desaceleración, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha lanzado varias iniciativas en los últimos meses para relanzar la inversión. En noviembre, el Gobierno anunció un plan de infraestructuras por un valor de 42.000 millones de dólares y recientemente creó un gabinete dedicado a impulsar el crecimiento económico, que encabezará el jefe de la oficina de la Presidencia, el empresario Alfonso Romo. Mientras, la promesa de campaña de crecer a un 4% anual está prácticamente enterrada