CRECE EL CONFLICTO EN LA UNAM. La jornada de ayer en la Universidad Nacional Autónoma de México inició con un fallido intento por cerrar la Facultad de Derecho y finalizó con decenas de encapuchados intentando romper las puertas de la Rectoría a martillazos. En tanto, tres nuevas escuelas iniciaron paros de labores, con lo que este miércoles no tienen clases más de 60 mil estudiantes de nueve planteles.Foto Alfredo Domínguez

Reducir dinero y privilegios
Los demás, peor
Trump: discursos y relección

El ácido conflicto interno de Morena pone de relieve, en particular, la crisis del sistema actual de partidos políticos. Puede confirmarse al ver hoy la deshilachada textura organizativa e ideológica de un partido que fue espectacularmente triunfador a pocos años de su constitución, pues obtuvo en 2018 la Presidencia de la República y la mayoría en el Poder Legislativo federal mediante una histórica cosecha de votos y que no ha cesado de obtener victorias electorales, además de estar ensanchando su dominio en el Poder Judicial y en organismos de gobierno teóricamente autónomos.

Sin embargo, Morena no ha sido un partido sino un instrumento formal para hacer viable el acceso al poder público de un personaje con un arrastre social y electoral impresionante: Andrés Manuel López Obrador, quien ha constituido un movimiento popular variopinto desde su arribo a las grandes ligas de la política mexicana en 2000, al ganar la gubernatura de la Ciudad de México al mismo tiempo que su entonces jefe político y principal impulsor, Cuauhtémoc Cárdenas, perdía en otro intento por alcanzar la Presidencia de la República.

El poder político real reside, pues, en la persona del popular López Obrador y no de una organización partidista estable y trascendente. Por ello es que la vida de Morena ha sido políticamente paupérrima en comparación con la enorme prosperidad del personaje dominante: no importa Morena, ni sus conflictos y desaguisados, pues la fuerza verdadera, el motor electoral, la figura convocante, está en Palacio Nacional, activa desde las primeras horas del día, viajera en fines de semana, discursiva y proselitista: un Presidente en campaña y una presidencia con la vista puesta en las intermedias de 2021 y en la sucesión presidencial de 2024.

Pero, si tal es la condición maltrecha de la Morena que dicen presidir Yeidckol Polevnsky y Alfonso Ramírez Cuéllar, cada cual por su lado y en espera de una resolución del tribunal electoral federal, peor es la situación de sus partidos adversos. Lo que queda del Partido Revolucionario Institucional es una famélica estampa de recuerdo de lo que fue el partido hegemónico y el otro partido que ha ocupado Los Pinos, Acción Nacional, se remueve en la intrascendencia aspirando a que de ahí salgan himnos guerreros imposibles. Del resto de los partidos poco hay que decir: son meros amasijos de intereses regionales y grupales, atenidos a los golpes de suerte de sumarse a proyectos electorales o camarales que les compartan rebanadas proporcionales.

Es viable, en ese escenario, aspirar a que tal sistema de partidos, y su tinglado institucional, el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), dejen de funcionar como lo hicieron durante la larga noche controlada por el PRI y el PAN. Es un clamor popular que ya no se entreguen tales carretadas de dinero a los partidos y que se reforme, con gastos también a la baja, a los muy desacreditados INE y TEPJF.

Astillas

Donald Trump rindió ayer su tercer discurso sobre el Estado de la Unión y, con un sostenido tono de aires electorales y entre constantes aplausos de la élite de sus seguidores, habló del nuevo tratado comercial entre Estados Unidos, Canadá y México como un triunfo político de él mismo. Además, mencionó el avance en la construcción del muro fronterizo. Trump enfila todo hacia la búsqueda de su segundo periodo presidencial… A diferencia de lo sucedido con los gobernadores priístas, que luego de una reunión en Palacio Nacional con el presidente López Obrador anunciaron su adhesión al Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi), los panistas comieron con el político tabasqueño pero aún no firmaron los convenios correspondientes, pues esperarán a que haya corridas financieras sobre el tema que los dejen convencidos… Y, mientras se ha aceptado la inminencia de la llegada del coronavirus a México (el subsecretario de Salud dijo que es de altísima probabilidad), ¡hasta mañana!

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