Las lluvias y tormentas caídas este jueves en la costa oriental australiana han permitido aliviar la virulencia de los incendios que la arrasan. Se espera que sean suficientes como para extinguir, o al menos aliviar, algunos de los incendios que ya han calcinado al menos 11,2 millones de hectáreas, —una superficie ligeramente inferior a la que ocupan Andalucía y Galicia juntas—, matado a 29 personas y millones de animales y destruido más de 2.500 viviendas.

Las autoridades australianas advierten que tormentas intensas del tipo que están cayendo, sin embargo, pueden derivar en inundaciones, mientras que los rayos pueden prender nuevos fuegos. “Esperamos tiempo inestable en los próximos cuatro o cinco días”, ha explicado un meteorólogo de la agencia meteorológica nacional en la radio pública. “Las precipitaciones serán útiles en ciertas zonas, mientras que en otras pueden registrarse apenas uno o dos milímetros —cada milímetro equivale a un litro por metro cuadrado—. La lluvia no siempre es una buena noticia, especialmente si es torrencial. Lo que realmente se necesita es una lluvia constante, que empape el terreno”, explica el meteorólogo.

Se espera que la lluvia disipe el humo de los fuegos. Un humo que, por ejemplo, llegó la semana pasada a Melbourne, la segunda ciudad más importante del país, y la cubrió con un aire “de muy baja calidad”. Las autoridades recalcan que las precipitaciones de estos días no ofrecen más que un alivio temporal, pues se prevé de nuevo calor en las próximas semanas. Las lluvias persistentes, necesarias para aliviar una de las peores sequías desde que se tienen registros, no llegarán hasta marzo, según prevé la agencia meteorológica pública. “Estas lluvias no extinguirán los incendios, pero sin duda ayudarán a contenerlos”, ha escrito en su perfil de Twitter la autoridad antiincendios del Estado de Nueva Gales del Sur, donde se mantienen 58 fuegos activos en este momento, 30 de ellos sin control. Otros 19 siguen quemando el Estado de Victoria.

MISIÓN DE RESCATE PARA SALVAR ÁRBOLES PREHISTÓRICOS
Los bomberos australianos realizaron una operación secreta para salvar los pinos de Wollemi (Wollemia nobilis), especies prehistóricas, de los voraces incendios. Menos de 200 de estos árboles viven en estado natural, escondidos en una garganta de las Montañas Azules, en el noreste de Sídney. Cuando las llamas empezaron a acercarse a finales del año pasado a este lugar de difícil acceso y único en el mundo, los bomberos lanzaron desde tanques aéreos un retardador del fuego en torno a este pequeño bosque, mientras en la garganta se montó un sistema de irrigación para proporcionar humedad al aire. Mientras las hojas de los árboles del perímetro se quemaron, el bosque Wollemi quedó a salvo del fuego, según un comunicado de las autoridades publicado este miércoles. Los pinos, de los que hay fósiles que tienen más de 200 millones de años, se creyó que estaban extinguidos hasta que se descubrió el bosque Wollemi en 1994.