HONG KONG.- Los manifestantes impidieron las operaciones del aeropuerto internacional de Hong Kong por segundo día el martes, obligando a las autoridades a cancelar todos los vuelos restantes desde el territorio semiautónomo chino luego de que los disconformes tomaron las terminales como parte de su campaña de presión para lograr reformas democráticas.

Tras un breve respiro a primera hora del martes durante el que pudieron despegar y aterrizar varios aviones, la autoridad aeroportuaria anunció que el servicio de facturación quedaba suspendido a las 16:30 horas.

Otros vuelos que habían completado el proceso saldrían con normalidad.

No se esperaban problemas en las llegadas, aunque docenas de vuelos con destino Hong Kong ya habían sido cancelados, agregó la autoridad, que aconsejó a la población que no acuda al aeródromo, uno de los centros de conexiones más transitados del mundo.

El lunes se cancelaron más de 200 vuelos y el aeropuerto estuvo cerrado de facto, sin vuelos entrantes ni salientes.

Los pasajeros afectados se vieron obligados a buscar alojamiento en la ciudad mientras las compañías tenían problemas para buscar otras formas de llevarlos a destino.

ESCALADA DE CRISIS
Las protestas en el aeropuerto y la suspensión de vuelos suponen una escalada en las protestas que comenzaron en junio por lo que muchos residentes de Hong Kong ven como una creciente erosión de las libertades que, prometidas en 1997, cuando la China continental, gobernada por el Partido Comunista, asumió el control de la excolonia británica.

El gobierno central de Pekín presentó al movimiento de protesta como próximo al “terrorismo” y dijo que supuso una “amenaza existencial” a para los ciudadanos locales.

Mientras, la policía paramilitar se congregó en la ciudad de Shenzhen, al otro lado de la frontera, para realizar maniobras, en lo que algunos vieron como una amenaza de aumentar el uso de la fuerza contra los manifestantes, en su mayoría jóvenes, que en las últimas 10 semanas han llegado a ser miles.

La jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, dijo que la inestabilidad, el caos y la violencia han dejado a la ciudad en un “punto de no retorno”.

Los disconformes no han dado señales de abandonar su campaña para obligar al gobierno de Lam a responder a sus demandas, que incluyen su renuncia y que retire por completo una ley que podría enviar a supuestos delincuentes a la China continental para enfrentar torturas y juicios injustos o con motivaciones políticas.

Durante la noche no se registraron actos violentos, aunque la ciudad está en tensión luego de confrontaciones casi diarias, y cada vez más sangrientas, entre manifestantes y policías.

Aunque Pekín tiende a definir el concepto de terrorismo de forma vaga, aplicándolo especialmente a movimientos antigubernamentales no violentos en regiones minoritarias como Tíbet y Xinjiang, el uso del término en relación con Hong Kong planteó la posibilidad de que se intensifique la violencia y la posible suspensión de los derechos legales de los detenidos.

En los últimos días, los manifestantes han centrado sus demandas en una investigación independiente sobre lo que consideran abuso de poder y negligencia por parte de la policía.

Esto sigue a los reportes y los videos que circulan con supuestas detenciones violentas y lesiones a los disconformes.

Algunos de los manifestantes arrojaron ladrillos, huevos y objetos en llamas a comisarías, y la policía dijo que detuvo a 149 personas más durante el fin de semana, elevando la cifra total de arrestados a más de 700 desde principios de junio.

Varios agentes sufrieron quemaduras, golpes y daños en los ojos provocados por los manifestantes, según las autoridades.

Lam dijo a reporteros el martes que el diálogo solo comenzará cuando cese la violencia. La mandataria reiteró su apoyo a la policía y dijo que tenían que tomar decisiones rápidas en circunstancias difíciles y utilizando “el menor nivel de fuerza”.

Luego de que la violencia haya terminado y la caótica situación que estemos viendo pueda remitir, yo, como jefa ejecutiva seré la responsable de reconstruir la economía de Hong Kong (…) para ayudar a Hong Kong a avanzar”, declaró Lam, que no concretó los pasos que dará su gobierno hacia la reconciliación.

‘OJO POR OJO’
Los manifestantes volvieron a mostrar pancartas y grafitis, algunos de los cuales decían “ojo por ojo”.

Este fue el eslogan adoptado para la protesta, después de que una mujer sufriera una grave lesión en el rostro que le habría hecho perder la vista de un ojo durante una manifestación la noche del domingo, que derivó en actos de violencia.

El martes, medios oficiales chinos calificaron a los manifestantes de “gángsters” y amenazaron con el fantasma de una intervención de las fuerzas de seguridad.

Dos medios públicos, el Diario del Pueblo y el Global Times, emanaciones directas del Partido Comunista, difundieron videos en los que supuestamente se veían blindados de transporte de tropas dirigiéndose hacia Shenzhen, metrópolis a las puertas de Hong Kong.