POR LA LIBERTAD DE JULIAN ASSANGE. Integrantes de la Coalición por la Vida y la Libertad de Julian Assange protestaron ante la embajada de Estados Unidos para exigir la liberación y el respeto a la vida del periodista con motivo de su cumpleaños 48.Foto Yazmín Ortega Cortés

Echada a perder, fifí
Peña, Osorio, Galindo, Manelich
Tableros varios del obradorismo

El accidentado proceso de ajustes laborales, recortes presupuestales y cambios de directrices en la actual administración pública federal, respecto a sus antecedentes inmediatos (el peñismo y el calderonismo, sobre todo), desembocó ayer en un retumbante escenario de protestas públicas por parte de policías federales que no aceptan, en los términos que les han sido propuestos o cuando menos esbozados, su paso a la Guardia Nacional, el cuerpo militarizado que constituye la máxima apuesta del obradorismo para tratar de recuperar paulatinamente la seguridad pública y el imperio del derecho.

Las escenas vistas ayer muestran la textura fibrosa y rijosa que pueden alcanzar determinados conflictos que habría de suponerse podrían haberse atajado con más oportunidad y precisión: policías federales agredieron a su coordinadora, obstruyeron vialidades estratégicas de la capital del país, forcejearon en distintos momentos y con diversos motivos circunstanciales y colocaron en jaque a la secretaría civil de seguridad, a cargo del sonorense Alfonso Durazo, y, de manera aún indirecta, a la propia Guardia Nacional y a su virtual Estado Mayor conformado por los jefes del Ejército, la Marina y la Policía Federal (PF) insubordinada.

La demanda de respeto a derechos laborales se instaló corporalmente en el centro de mando de la PF en Iztapalapa y llevó al mencionado secretario Durazo y al equipo de comunicación social de Palacio Nacional a difundir información con banderita blanca de paz, en busca de bajar el tono de la protesta y de ofrecer algún tipo de alternativas a los policías. A la hora de cerrar esta columna continuaba la tensión, con agentes federales exigiendo la presencia del secretario Durazo en el centro de mando de Iztapalapa.

El presidente de la República (quien luego aparecería en fotografías en las redes sociales jugando beisbol) había dicho en su conferencia mañanera: “La Policía Federal estaba mal, se echó a perder, sobre todo cuando pasó a formar parte de Gobernación, ahí se relajó la disciplina y se cometieron abusos… Estaban mal acostumbrados algunos, por eso protestan, sobre todo los de arriba”. Por la noche, tuiteó que el asunto de la PF no tiene fundamento aunque respetaremos el sagrado derecho a manifestarse.

La lista principal de esos funcionarios que habrían echado a perder a la PF ha de entenderse que estaría formada por el propio usuario de la banda presidencial, Enrique Peña Nieto; el entonces secretario de Gobernación y ahora senador priísta, Miguel Ángel Osorio Chong; el jefe de dicha Policía Federal desde el principio del peñismo y hasta los sucesos de Nochixtlán, Oaxaca, que lo tumbaron, Enrique Galindo Ceballos (ahora metido al negocio del periodismo como franquiciatario en San Luis Potosí de un exitoso portal nacional de noticias), y el último de los comisionados generales de esa policía, Manelich Castilla Craviotto.

La protesta policiaca esgrime razones administrativas, laborales y humanitarias como móviles de su manifestación pública. Apenas el pasado 25 de junio el flamante titular del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, hubo de pedir disculpas a esos policías federales luego de haberles llamado fifís por denunciar sus condiciones deplorables de alimentación, hospedaje y trabajo en general. Garduño aseguró que esos agentes están acostumbrados a dormir en hoteles y comer en servicio bufet, sin entender que las cosas han cambiado: Es la Cuarta Transformación. Eran fifís y quieren seguir como fifís.

Por lo pronto, en un ambiente cargado, con insinuaciones de que podría haber motivaciones extralaborales, casi de desestabilización intencional en ese movimiento de policías, se anunció la posibilidad de armar un paro nacional este jueves. En el ámbito de la PF han participado demasiadas manos especializadas en tretas políticas mayores y, en las circunstancias actuales, el estallido de estas protestas se inscribe en el marco general de los problemas, genuinos o creados, que enfrenta en distintos tableros el obradorismo.

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