La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. REUTERS

La mayoría demócrata de la Cámara de Representantes decidió este martes tomar la delantera política en el tema de la inmigración en medio de la indignación en Estados Unidos por las últimas revelaciones sobre las condiciones en las que están detenidos algunos menores en la frontera sur. Con la aprobación de una ley que destina 4.500 millones de dólares (3.960 millones de euros) a mejorar los recursos en la frontera, los demócratas ponen la presión sobre la mayoría republicana en el Senado y sobre el presidente Donald Trump, que trata de presentarles como culpables del dramático caos creado en el último año en la gestión de las solicitudes de asilo.

La ley se puso en marcha a toda velocidad el martes después de un fin de semana en el que Estados Unidos ha escuchado un relato de terror de las condiciones en un centro de detención de Clint, Texas. Allí, un grupo de abogados afirma haber visto la semana pasada niños pequeños sin pañales, sin lavarse durante semanas, sin ropa limpia o sin cepillo de dientes, y a menores de siete u ocho años haciéndose cargo de bebés.

A este informe de los abogados se sumó la desafortunada actuación de una abogada del Estado que, ante un tribunal de California, intentó argumentar que el cepillo de dientes o el jabón no hacían falta para dar un “trato humanitario” a los detenidos, como pide la ley. Por último, este martes todo el país pudo ver en redes la foto de un padre de El Salvador y su hija ahogados en la corriente del río Grande tratando de llegar a Texas.

En este contexto, la ley aprobada por los demócratas destina 4.500 millones de dólares a servicios en la frontera y exige al departamento de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés) que establezca unos estándares obligatorios de salubridad y seguridad para los centros de detención y protocolos para enfrentarse con reglas claras a los picos de llegadas de inmigrantes. Aparte, exige a Servicios Sociales que no tenga a los menores en centros temporales más de 90 días antes de transferirlos a familias o centros de acogida. También prohíbe contratar a empresas que no garanticen un estándar mínimo aceptable en la comida y las camas, así como cepillos de dientes, escuela, atención médica y actividades de ocio, como existían hasta que Trump ordenó eliminarlas.

Algunos demócratas no ocultaban su disgusto por tener que enviar dinero para financiar la política del presidente en la frontera, que ha exacerbado la crisis al bloquear las solicitudes de asilo en los puertos de entrada y empeñarse en mantener a todos los inmigrantes detenidos el máximo tiempo posible. Las cifras de detenciones son mucho menores que el pico de un millón que se alcanzó en el año 2000, los recursos son más y, sin embargo, el sistema está “al borde del colapso” según la administración de aduanas.

La congresista Pramila Jayapal, por ejemplo, dijo a The Washington Post que lo hacía solo por mejorar las condiciones de los niños. “No sé ni cómo describir el hecho de que tengamos que decirles: ‘tenéis que darles comida y agua a estos niños’. Pero eso es lo que estamos haciendo”. La ley se aprobó con los votos a favor de la mayoría demócrata y una gran mayoría de republicanos en contra. Tres republicanos votaron a favor. La presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, tuvo que empeñarse a fondo para convencer al ala más izquierdista de su partido, que se negaba a dar dinero a las mismas agencias fronterizas que, en su opinión, están creando el problema. Pelosi advirtió que el fracaso de la ley era exactamente lo que quiere el presidente Donald Trump. Aun así, cuatro demócratas votaron en contra.

Hace una semana que Donald Trump anunció en un tuit que ordenaría deportaciones masivas de “millones” de personas. “Los únicos que no hacen nada son los demócratas del Congreso”, dijo, horas antes de arrancar su campaña de reelección. Trump prometió la construcción de un muro en la frontera sur y el Congreso lleva dos años y medio negándole el dinero para hacerlo, tanto con mayoría demócrata como con mayoría republicana. Mientras, el presidente ha vetado dos planes de inmigración que tenían apoyo bipartito.

Con la aprobación, sin embargo, los demócratas ponen la pelota en el tejado, primero, de la mayoría republicana en el Senado. Los republicanos, que preparan su propia ley para aumentar los fondos en la frontera, tendrán a la vez la propuesta demócrata en un momento de gran preocupación en el país por lo que está pasando en los centros de detención (la palabra “campos de concentración” empieza a hacerse un hueco en el debate político). Trump prometió que vetaría la ley de los demócratas. Es decir, la ley aprobada el martes tiene poco futuro, pero sirve a los demócratas para impedir que el presidente les siga acusando de no querer ayudar.