El nuevo frente antimigrantes; disputa por ciudades santuario Ilustración: Horacio Sierra

SAN DIEGO.- La señora Jeanette Vizguerra está refugiada en una iglesia en Denver para evitar que la oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) la deporte a México.

“Entré a la iglesia el 15 de marzo, pero no sé cuándo voy a salir o si voy a salir. Estoy lista para seguir esta espera, para que no me separen de mis hijos y mis nietos” quienes son toda su familia y viven en Colorado, dijo la señora de 47 años desde su refugio.

Actualmente se han resguardado en esos sitios ya que los agentes de migración no pueden ingresar a las iglesias a detener a las personas.

El caso de la señora Vizguerra es peculiar porque además de encontrar la protección de la Iglesia Universalista es la única que ha demandado al ICE por intentar deportarla injustificadamente.

La mexicana cruzó sin documentos la frontera en 1997 con sus niños quienes por su edad son ahora dreamers y tiene protección ante deportaciones y también tienen hijos nacidos en territorio estadunidense.

Cuando los hijos eran aún pequeños en el 2003, para mantenerlos la señora se hizo de un documento falso para conseguir trabajo pero fue detenida antes de que lo pudiera usar. La corte sin embargo le permitió continuar en el país mientras se aclaraba su caso y en el 2011 salió del país al funeral de su madre y regresó, con lo que el ICE la clasificó como prioritaria para deportación.

La protección que ofrecen las iglesias se renueva ahora con una fuerza similar a la que alcanzó en sus orígenes, en la década de los años setenta cuando fue uno de los principales recursos del pueblo estadunidense para salvar vidas de centroamericanos que huían de la guerra y la persecución.

LOS ORÍGENES

El movimiento santuario, que dio origen a las ciudades que hoy llevan esta calificación, inició en la Iglesia Presbiteriana del Sur de Tucson que todavía ofrece protección a quienes consiguen llegar a sus instalaciones.

El concepto tiene connotaciones bíblicas, pero la forma en que se tomó en los setenta y alcanzó su auge en los años ochenta se basa en la Teología de la Liberación o la iglesia Vaticano Dos.

El movimiento en Estados Unidos recibía a las familias y migrantes centroamericanos en Arizona luego de cruzar la frontera desde México y la estructura en el resto del país les ayudaba a llegar principalmente a Los Ángeles, la Bahía de San Francisco o ciudades tan distantes de la frontera como Nueva York y Filadelfia.

Cuando la administración del presidente Richard Nixon trató de restar poder al movimiento santuario, la ciudad de Berkeley, que había sido el bastión pacifista contra la guerra en Vietnam, se convirtió oficialmente en la primera ciudad santuario en Estados Unidos, al adoptar principios del movimiento en las iglesias.

ESTADOS AUTÓNOMOS

Desde el 8 de noviembre de 1971 los empleados y servidores públicos en Berkeley tienen prohibido colaborar con autoridades federales de migración. Pronto otras ciudades de la Bahía siguieron los pasos de Berkeley, entre ellas San Francisco y Oakland.

La lista aumentó durante la presidencia de Barack Obama, porque las ciudades se oponían a la separación de familias, pero se ha incrementado durante la administración del presidente Donald Trump.

Aunque Trump se refiere a menudo a “las ciudades santuario”, la realidad es que sólo 27 ciudades se han declarado santuario; más importante, 147 condados, con varias ciudades cada uno, se han declarado santuario, lo mismo que ocho estados.

Oregon, Illinois, Vermont, Nueva Jersey, Massachusetts, Rhode Island, Colorado, Nuevo México y California son estados santuario. Pero de ellos solamente California es santuario por ley, la SB54 que entró en vigor el primero de enero del 2018, en respuesta a las políticas migratorias del presidente Trump.

California se basó en que es la quinta economía mundial –separada del resto del país—gracias en parte a los trabajadores indocumentados, uno de cada diez; pero además uno de cada seis niños en California es hijo de por lo menos un padre indocumentado (de acuerdo con la Universidad de Stanford), por lo que las deportaciones son devastadoras para las familias en el estado que colinda con México.

La administración Trump ha amenazado con retirar a las ciudades santuario el presupuesto federal asignado para seguridad pública.

Según la administración, los indocumentados son delincuentes y las ciudades santuario los protegen, por lo que se les podría sancionar al quitarles fondos para seguridad.

Sin embargo dos tribunales federales han fallado a favor del estado de California que demandó a la administración Trump para que cumpla con la obligación de presupuestar proporcionalmente la seguridad pública.

El revés más reciente de un tribunal contra la administración Trump en California fue en marzo pasado y desde entonces el Presidente ha reiterado una amenaza de enviar a las ciudades santuario a todos los migrantes que al buscar asilo son detenidos en la frontera.

“Ya que les gustan tanto (los migrantes) podemos manarles muchos, un suministro ilimitado” de detenidos, según Trump, que incluiría a “pandilleros, narcotraficantes, traficantes de personas y criminales de todos tipos y formas”.

El mandatario sin embargo ha tenido que suspender su plan de enviar a las ciudades santuario a las familias de migrantes centroamericanos detenidas en la frontera porque ahora tendría que demostrar ante una corte que esas familias son los delincuentes que menciona.