Cristina Morató

Las biografías de seis mujeres que ocuparon tronos de imperios o reinos, son presentadas en la obra “Reinas malditas” fuera del escenario del cuento de hadas en el que las princesas se casaban y vivían felices por siempre, para situarlas en la dureza o el oprobio de la realidad cotidiana que como soberanas debieron enfrentar en tiempos de total sometimiento femenino.

Se trata de relatos lineales en los que la autora Cristina Morató aborda la vida de estas mujeres a través del recurso del narrador protagonista, que mezcla con el del narrador observador y textos escritos por ellas en sus diarios o en su intercambio epistolar con otros personajes, en un intento por darle la forma de una biografía novelada, sin lograrlo porque no incluye elementos de ficción, ni de acción.

Es un volumen de 554 páginas, interesante por cuanto que la escritora, quien también es periodista, consultó innumerables fuentes bibliográficas para documentarse sobre sus protagonistas y el papel que desempeñaron en la historia universal, aunque el título de “Reinas malditas” se presta a confusión, porque el adjetivo ‘maldito’ tiene la acepción de perverso, ruin o miserable, que no es el caso de estas mujeres; también se emplea para designar al que va contra las normas establecidas, pero en este sentido se utiliza específicamente en el mundo literario y artístico, de manera que el único significado aplicable seria: ‘condenado y castigado por la justicia divina’, mismo que tampoco definiría la condición de sus vidas, cuyo eje central fue el martirio y la infelicidad que les provocó el poder.

Morató seleccionó a Isabel de Austria -inmortalizada en el cine por la actriz Romy Schneider en la serie de películas Sissi-, María Antonieta de Francia, Cristina de Suecia –a quien dio vida en la pantalla Greta Garbo-, Eugenia de Montijo -emperatriz de Francia-, Victoria de Inglaterra y Alejandra Romanov -la última zarina de Rusia-, todas ellas marcadas por la tragedia pero que coinciden en sus temperamentos muy definidos, su dosis de mala suerte y el haber vivido en periodos históricos trascendentales que marcaron sus destinos.

La autora compiló anécdotas de cada protagonista, lo que le da al libro “Reinas malditas” (publicado bajo el sello de Plaza y Janés por Random House Grupo Editorial en diciembre de 2017) un valor divulgativo, si bien no aporta un perfil psicológico detallado, ni datos más trascendentes de estas mujeres que desempeñaron un papel muchas veces decisivo en el desarrollo de ciertos acontecimientos definitivos para la historia moderna de Europa, pues dos de ellas fueron herederas directas del trono: Cristina de Suecia y Victoria de Inglaterra.

Parecería que Morató se centró en los sentimientos de ellas y las presenta como víctimas de las circunstancias, sacándolas del contexto de los sucesos de gran trascendencia histórica en que estuvieron inmersas; en ese empeño por tratar de restablecer el honor y el buen nombre de sus protagonistas, supuestamente maltrecho por sus súbditos, dejó de lado la objetividad de hechos como la Revolución Francesa de 1789 o la Revolución Industrial iniciada en Inglaterra en 1760.

El texto presenta un cúmulo de fechas y datos no siempre bien estructurados, con capítulos demasiado largos, así como mucha información superflua, lo cual vuelve tediosa su lectura -que sin embargo puede hacerse por capítulos sueltos-, además de que los saltos en el tiempo pueden confundir al lector porque, en el rango de tres párrafos, Morató pasa de hablar de una fecha a otra ubicada 20 años después, para luego retrotraerse a 15 años antes, de manera que falta la coherencia temporal que es de esperarse en una biografía.

Por lo que toca al estilo, la narrativa es pobre, sin ritmo ni fluidez, seca e impersonal, redundante y monótona; el manejo del lenguaje es precario, con repetición de palabras no sólo en todas las historias -que parecen calcadas- sino en cada página, además de que la redacción tiene errores gramaticales y de puntuación, mal uso de los tiempos verbales que cambian constantemente en un mismo párrafo y hasta en una oración. En resumen, a la escritora le falta arte.

Morató, quien es periodista, no se decidió entre el uso del presente histórico o el pasado y abusó del modo potencial (indica siempre una acción futura respecto a otra), lo cual por momentos resulta molesto para la lectura porque le resta agilidad; la puntuación es un desastre, faltan comas en oraciones subordinadas en las que su empleo es obligatorio; en lo gramatical las oraciones subordinadas relativas que no utiliza correctamente vuelven confusa la lectura. La ortografía tampoco se salva, pues faltan acentos a varias palabras, mientras que otros términos aparecen alterados por el cambio de una letra, por ejemplo, ‘algo’ por ‘alto’.

Otro elemento en contra de “Reinas malditas” son los juicios de valor que la autora incluye en las biografías y que debiera dejar a un lado, a fin de que cada lector haga los suyos. Se nota que no hubo un trabajo exhaustivo de corrección o cuidado de edición, porque de otra manera no se explican los errores que presenta este volumen.

Es incomprensible que una periodista con varios libros publicados, haya escrito tan malos textos.

Post Scriptum

Cristina Morató (Barcelona, España,1961) estudió periodismo en la Universidad de Ciencias de la Información de Bellaterra. Se inició como reportera al cubrir algunos conflictos en América Latina durante los años 80, en plena ola de movimientos guerrilleros en Nicaragua, El Salvador y Honduras. Ha trabajado para varios medios de comunicación como TVE o Telemadrid. Ha publicado los libros “Viajeras intrépidas y aventureras”, “Divas rebeldes” y “Cautiva en Arabia”.