Messi, después del duelo ante el Athletic. ALBERT GEA REUTERS

Hace tiempo que Messi asumió que su cuerpo necesita descanso. Ya no pide jugarlo todo, ni pone mala cara cuando lo sientan en el banquillo. A sus 31 años, el 10 entiende que el año es largo. “Tenemos plantilla y jugadores para poder ser un gran equipo, para poder ser un conjunto fuerte, sin depender de ninguno. Somos el Barça, tenemos futbolistas de sobra para no depender de un solo jugador”, aseguró el rosarino tras el empate del Barcelona ante el Athletic en el Camp Nou.

Ernesto Valverde explicó la suplencia de Messi. “Es mi responsabilidad, absolutamente”, se arrancó el Txingurri. Con un ojo en el pasado y el otro en el futuro, justificó: “Hago una lectura de los partidos que llevamos. Hemos jugado hace 72 horas y los jugadores acumulan cuatro partidos en 10 días. Sabiendo, también, que el miércoles tenemos un partido complicado ante el Tottenham —correspondiente a la segunda fase de grupos de la Champions— y una plantilla amplia”. Messi es omnipresente, en el campo o en el banquillo, todo es ruido alrededor del 10. “Sé que dejar a Leo en el banquillo era una decisión arriesgada, porque todo se analiza en base a los resultados. Cuando tomo una decisión lo hago pensando en qué es lo mejor para mi equipo y para mi club. Lo hago antes de empezar el partido. Tengo un problema, no se puede rebobinar después. Yo pienso en lo mejor para mi club”, subrayó Valverde.

El técnico del Athletic, Eduardo Berizzo, se sorprendió cuando vio a Messi entre los suplentes. “Esperaba que Leo jugase, por supuesto. Pero, habrán tenido sus razones. Evidentemente, la presencia de Lionel es un estímulo para sus compañeros y una preocupación para los rivales”. Todos esperaban que Messi compareciera en el terreno, menos Arturo Vidal. El chileno se sentía liberado en el campo —segundo partido como titular desde que llegó al Camp Nou— cuando vio el número 22 en el tablero en el minuto 55. Mala cara de Vidal, solo compensada por un tímido reconocimiento de la hinchada azulgrana. Entonces, comenzó un partido diferente. El 10 se rebeló y contagió a sus compañeros. En sus 35 minutos en el campo, remató en siete ocasiones —dos se estrellaron en el poste— y asistió a Munir, después de recuperar un balón en la línea. “Messi es Messi, pero su presencia no varió nuestro plan. Para su marcador la dificultad es mayor porque el uno contra uno se vuelve más difícil. Nos hizo retroceder en el campo. Si antes de su entrada podíamos recuperar los balones en la mitad del campo y salir rápido a la contra, después los recuperamos cerca de nuestra área”, analizó Berizzo. “Está claro que, al margen de tener al mejor jugador del mundo, no podemos depender de que Leo entre para solucionar las cosas. Tenemos muchos jugadores que por méritos propios han demostrado mucho en otros equipos”, aseguró Luis Suárez.

La temporada pasada Messi fue suplente en cinco partidos. El saldo: una victoria (en la Champions ante el Sporting, cuando el Barça ya estaba clasificado) y cuatro empates (uno en la Champions, ante la Juve, y tres en LaLiga). Ayer, la primera vez que el argentino prueba el banquillo en la campaña, el Barça volvió a ceder dos puntos en el Camp Nou. “Hicimos un partido para ganar. En el primer tiempo tuvimos muchas situaciones claras para llevar ventaja y lamentablemente nos fuimos perdiendo 0-1. Eso complicó mucho las cosas. Luego lo seguimos intentando y no pudo ser. Es una pena el resultado”, reflexionó el 10. Y Luis Suárez razonó, después de que el equipo encadene dos empates y una derrota: “Te deja cierta precaución, por el resultado y por la actitud del otro día en Leganés, y de hoy en algunos casos. Hay que hacer autocrítica y reflexionar”.

El Barça se estanca en LaLiga —suma solo dos de los últimos nueve puntos en juego—, pero su capitán no se desanima. “Esto recién empieza y es muy largo. Obviamente tenemos bronca por los dos últimos resultados. El otro día con el Leganés hicimos una buena primera parte, pero terminamos perdiendo y hoy hemos tenido situaciones para ganar el partido y no pudimos hacerlo”, concluyó Messi, que vio una tarjeta amarilla por protestarle al árbitro, Jaime Latre, una vez concluido el partido. El 10 azulgrana visitará Wembley el miércoles. Será titular, por mucho que ya haya aprendido a ser suplente.