Arabia va por el trofeo en un nuevo campo de pelea con EU: el golf

La LIV Golf series, dirigida por la retirada estrella del deporte Greg Norman, llegó para competir contra el PGA Tour.

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El mundo árabe ha trabajado en los últimos años para atraer eventos deportivos de primer nivel a sus países, pero también relacionar algunos de los ya existentes a nivel global con su nombre a través de diferentes empresas y estrategias, movimientos que se han podido ver con los importantes patrocinios de aerolíneas de aquellas naciones, así como de las compañías petroleras, pero siempre ligándose a torneos ya reconocidos.

El paquete millonario de patrocinio de la petrolera árabe Aramco a la Fórmula 1, la celebración de la Copa del Mundo de la FIFA Qatar 2022, las peleas de boxeo y artes marciales mixtas en Arabia Saudí, habían sido parte de un movimiento turístico y de imagen internacionales de estas naciones, criticado por algunas ONGs por ser una forma de limpiar su imagen ante las acusaciones de no respetar los derechos humanos.

Este movimiento deportivo ha llegado a una zona donde, hasta ahora, Estados Unidos había mantenido el control: el golf, un deporte considerado para las clases altas, pero también un importante lugar para los negocios globales porque los campos de golf no solo son centros deportivos, también son centros de networking donde algunas importantes decisiones empresariales se gestan mientras se anotan golpes bajo par en las tarjetas.

El PGA Tour es el circuito estadunidense del golf por excelencia. Durante décadas ha sido considerado el máximo nivel al que los profesionales de este deporte pueden aspirar por encima de las giras europeas y asiáticas, no solo por los premios, sino también por la proyección mundial que ofrece.

Esto podría cambiar con el lanzamiento de la gira LIV Golf series, dirigida por la retirada estrella del deporte Greg Norman y que tiene detrás el apoyo económico de un fondo de inversión pública de Arabia Saudí donde el príncipe heredero de ese país, Mohamed bin Salman, es parte de la directiva.

Aunque aún no es el rey, Mohamed bin Salman ha impulsado el turismo en el país y ha sido un personaje que ha querido cambiar la imagen que se tiene en el exterior siendo él quien gobierna sobre el rey Salman bin Abdulaziz. La gira LIV Golf series es uno de sus últimos movimientos para no depender únicamente del petróleo y ramificar las inversiones de la riqueza de su nación.

El dinero, la clave del éxito

La fórmula árabe en el plano deportivo es más que conocida: un importante paquete económico sirve para atraer eventos, pero en esta ocasión los más de 200 millones de dólares en la bolsa de premios de la nueva “liga” han servido para convencer a 17 golfistas de la PGA Tour a asistir al primer evento de la LIV Golf Series que se desarrolló en Londres, Inglaterra, este fin de semana, con nombres importantes como Dustin Johnson y Phil Mickelson, dentro del grupo de rebeldes.

Estos jugadores pertenecientes hasta hace unas semanas al PGA Tour han sido suspendidos de la gira americana, en un mensaje claro para cualquier otro integrante que esté considerando ser seducido por los petrodólares.

“De acuerdo con el Reglamento de Torneos del PGA Tour, los jugadores que compiten esta semana sin permiso están suspendidos o no son elegibles para participar en los torneos del circuito”, informó la PGA a través de un comunicado de prensa sentenciando que la única razón por la cual jugadores como Mickelson o Johnson decidieron unirse fue “por sus propias razones financieras”.

Cada cita de la nueva gira árabe tendrá garantizados 25 millones de dólares con cinco millones asegurados para el vencedor, una cifra más de la mitad que lo obtenido por el español Jon Rahm y el estadunidense Justin Thomas, vencedores de la PGA Tour en 2021 y 2020 respectivamente. Esto significa que un jugador con dos victorias en la LIV Golf Series podría superar al vencedor de la PGA Tour en ganancias con un menor número de torneos y de desgaste físico.

Mientras por ahora la cifra de jugadores procedentes de la PGA no supera los 20, las suposiciones de los medios estadunidenses es que varios desean esperar a ver el desarrollo de la nueva gira árabe para tomar una decisión, aunque algunos históricos como Tiger Woods ya han advertido no harán el cambio, no solo por el tema monetario, sino también por los temas políticos detrás del príncipe heredero.

El caso más sonado ha sido el asesinato en 2018 del periodista disidente Jamal Khashoggi, del Washington Post, ocurrido en el consulado de la nación árabe en Estambul y del cual Bin Salman asumía la responsabilidad, pero negaba las acusaciones, esto luego de que el mismo país primero negó los hecho, pero después confirmó fue víctima de una operación fallida por parte de un grupo de agentes especiales quienes solo tenían que persuadirlo.

Este tema ha salido a la luz en el torneo de golf árabe y en cuestionamiento directo a Greg Norman sobre su opinión de ser parte de la directiva de una competencia financiada por un gobierno acusado de un asesinato, la respuesta de la estrella retirada sorprendió: “Todos hemos cometido errores y solo quieres aprender de ellos y ver cómo puedes corregirlos en el futuro”, palabras que señalan hay que dejar el hecho en el olvido para dar paso al siguiente capítulo.

El mismo discurso fue seguido por el golfista norirlandés Graeme McDowell quien se unió a la liga árabe y prefiere dejar los temas políticos de lado: “todos estamos de acuerdo en que la situación de Khashoggi fue censurable. Nadie discutirá ese hecho, pero nosotros somos golfistas, no políticos”, antes de sentenciar que está dispuesto a ayudar a Arabia a conseguir sus objetivos de tener una mejor imagen mundial.

“Si Arabia Saudita quiere usar el golf como una forma de llegar a donde quieren estar, estamos orgullosos de ayudarlos en ese camino, usando el juego de golf y las habilidades que tenemos para ayudar a hacer crecer al deporte”.

La creación de una gira árabe de golf podría no intimidar a otros deportes, pero surgen las dudas si querrán hacer lo mismo con otras actividades. Por ejemplo, crear su liga de baloncesto y atraer a las estrellas de la NBA con salarios nunca antes vistos, o una super liga de futbol europea bajo su cobijo, o una Fórmula 1 alternativa.

El potencial económico está ahí, el deporte es un negocio multimillonario que los estadunidenses han sabido aprovechar por décadas, pero ahora un país con un interés de diversificar sus negocios podría ser la piedra en el zapato. Después de todo el petróleo no será eterno.