Por: Candelaria García Rocha
Durango, Dgo.– Un balde lleno de agua y una escoba tirada cerca de la puerta abierta de su casa quedaron como testimonio de que ella estuvo ahí. Leticia Eugenia Quiroga Salas, una menor de edad, desapareció hace casi 43 años. Desde entonces, su familia vive su ausencia.
Cada mañana, entre las 6:30 y las 7:00 horas, Lety se levantaba y barría el frente de su casa, en la colonia Silvestre Dorador –antes Obrera– de esta capital. Luego lavaba la banqueta, tarea que no realizó el 9 de julio de 1982 porque alguien se la llevó. Nadie vio nada, y desde entonces no se sabe nada de ella. Tenía entonces 17 años.
Tras su desaparición, su familia preguntó a vecinos y amigos, pero todo había ocurrido demasiado temprano. Su padre, en bicicleta, y uno de sus hermanos, en camioneta, recorrieron todas las colonias de la ciudad sin obtener resultados. “Parecía que la veíamos en todas partes”, comenta Susana Lilia Quiroga Salas, hermana de Lety.
Susana cuenta que dos meses y medio antes de desaparecer, Lety había dado a luz una niña, quien fue adoptada por otra de sus hermanas, Yolanda. La bebé fue concebida con un joven con quien Lety vivió un año antes. Decían que él era hijo de un judicial que vivía en la colonia Emiliano Zapata. Supieron dónde estaba y fueron a buscarla varias veces, pero nunca les permitieron verla.
Con el tiempo, un día, la hermana del muchacho llevó de regreso a Lety a su casa, en la colonia Obrera, porque, según dijo, el joven se había ido a Ciudad Juárez. De él tampoco volvieron a saber nada. No se sabe si fue su pareja quien se la llevó, o si fue otra persona.
Susana dedica a diario sus oraciones por Lety. “Si vive, cuídala, y si murió, dale descanso eterno”, dice. En una ocasión mandó decir una misa en el templo del Santo Niño, en la colonia Méndez, y el sacerdote le respondió: “Vamos a pedir por su vida y por su muerte. Usted está en una incógnita, y ni usted ni yo sabemos lo que ha pasado. Entonces, vamos a pedir por ambas cosas: si vive, Señor, dale luz, dale alegría; pero si murió, dale la gloria eterna”.
“En manos de Dios la hemos dejado”, dice Susana con tristeza. Durante la entrevista admite que no sabe si alguien en su familia presentó una denuncia. Esto ocurrió hace más de cuatro décadas, cuando no había la comunicación que existe hoy, ni apoyo para buscar a personas desaparecidas, mucho menos estudios de ADN.
“Nada hay imposible para Dios, pero ya no sé si Lety vive en carne o solo en mi corazón”, concluye Susana. Alguna vez le dijeron que su hermana había muerto en Ciudad Juárez, pero la realidad sigue siendo un misterio.
LAS ESTADÍSTICAS
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas en México, hay 125,785 personas desaparecidas, de las cuales 29,024 son mujeres.
El Estado de México ocupa el primer lugar en desapariciones. De las 60,752 personas desaparecidas desde 1952 a la fecha, 29,322 son mujeres y 39,430 hombres.
Durango se ubica en la posición número 25 en cuanto a personas desaparecidas, con un total de 1,099 casos, según información publicada en redes sociales por el Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal, con sede en Puebla, basado en datos actualizados al 17 de marzo de este año.
Según la Red Lupa, entre 2022 y 2024 desaparecieron 515 mujeres. De enero a mayo de 2024, se reportó la desaparición de ocho niñas.
En 2024, había 942 personas desaparecidas: 704 hombres y 202 mujeres.
En 2023, se registraron 806 desaparecidos: 640 hombres y 164 mujeres.
En 2022, el total fue de 727: 578 hombres y 149 mujeres.
Del total, el 13 por ciento, es decir, 119 casos, corresponde a menores de edad.