Debajo de la línea de flotación

Raymundo Riva Palacio | Estrictamente Personal

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Los documentos de paraísos fiscales de personajes de Morena han ido apareciendo regularmente en las últimas semanas. La última que figura en ellos es Clara Brugada.

Documentos presuntamente obtenidos a través de la penetración de cuentas bancarias en paraísos fiscales han llenado de sospechas a varios miembros de la cúpula de poder de Morena, y en particular a personas muy allegadas o apoyadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador. La publicación de documentos en las redes sociales brincó rápidamente a los medios de comunicación a partir de acusaciones contra la candidata al gobierno de Veracruz Rocío Nahle, de haber realizado varios depósitos en Bahamas por más de 91 millones de pesos.

Nahle desmintió las acusaciones, pero débilmente, y limitando su desmentido al campo político y no, donde al venir de un particular procedía, en tribunales, donde podría argumentar daño moral.

Las acusaciones contra Nahle, a través de documentos que son prácticamente imposibles de verificar, salvo por la propia titular de la cuenta, tomaron carta de identidad de manera instantánea pese a algunas inconsistencias en los presuntos estados de cuenta, que aunque incluyen instituciones financieras en Bahamas que sí existen, aparecían líneas en español y un correo donde sólo se había testado el nombre del usuario, supuestamente de la cuenta institucional del FBI, y no de los órganos reguladores en Estados Unidos donde, en caso de investigaciones penales en curso, serían quienes tuvieran esa información.

La razón fundamental por que se le dio todo el crédito a los supuestos depósitos de Nahle y su esposo, José Luis Peña, se debe a las acciones irregulares y tráfico de influencias que ha tenido la pareja desde que la candidata fue secretaria de Energía, así como presuntos actos de corrupción en el sector petroquímico en Coatzacoalcos y en la construcción de la refinería Dos Bocas, a las que se sumaron las denuncias del empresario veracruzano Arturo Castagné sobre propiedades en México y Estados Unidos que, de acuerdo con funcionarios del gobierno, son ciertas.

Castagné y la diputada federal María Elena Pérez-Jaén presentaron 35 denuncias penales contra Nahle la semana pasada por irregularidades durante su gestión como secretaria de Energía, particularmente en la construcción de Dos Bocas, que suman un presunto quebranto de 533 millones de pesos. Los problemas de la candidata no sólo están en México. Existe una demanda de investigación en la Comisión de Bolsa y Valores (Securities and Exchange Comission) de Estados Unidos, que equivale al SAT, por corrupción y pagos ilegales a funcionarios mexicanos y extranjeros, que incumple con el Acta de Violaciones y Prácticas Extranjeras Corruptas, y por sus presuntas cuentas en Bahamas e Islas Vírgenes, al haber pasado el dinero por el sistema financiero de ese país.

Tener dinero en un paraíso fiscal no es delito. Aunque los países que ofrecen incentivos fiscales para sus depósitos fiscales sin riesgo de alteraciones políticas tienen mala fama porque suelen estar vinculados con personas y empresas que buscan evadir impuestos o esconder dinero mal habido. Lo que es un delito es no haber declarado ese dinero en el país donde se generó.

Los documentos de paraísos fiscales de personajes de Morena han ido apareciendo regularmente en las últimas semanas. La última que figura en ellos es Clara Brugada, candidata de ese partido al gobierno de la Ciudad de México, luego de que Castagné dio a conocer en redes sociales este domingo presuntos depósitos realizados por ella –o sus intermediarios– por más de 2 millones y medio de dólares en una institución en las Islas Seychelles, en el océano Índico, que sí existe. Brugada negó la acusación horas después en las redes sociales y dijo que su patrimonio estaba a la vista de todos.

Citlalli Hernández, secretaria general de Morena, ha dicho que las acusaciones que se están haciendo contra las candidatas y políticos de Morena son parte de una guerra sucia electoral. Es evidente. Pero hay más que ello.

Presuntos estados de cuenta de paraísos fiscales a los que se ha tenido acceso, que no han sido difundidos aún, involucran a personas muy cercanas al Presidente que no están compitiendo por un puesto de elección popular. Uno que se está convirtiendo en el epítome de la corrupción galopante que se está viviendo en el sexenio es Amílcar Olán Aparicio, amigo de toda la vida de Andrés y Gonzalo López Beltrán, hijos de López Obrador.

Amílcar Olán, sobre quien el portal Latinus dice tener 40 horas de grabaciones –un pequeño fragmento de ellas ya ha sido dado a conocer–, aparece como eje de una red de tráfico de influencias y enriquecimiento a través de empresas en las obras públicas de los megaproyectos del gobierno, que opera en un piso en el edificio donde está el Hotel St. Regis. Los presuntos estados de cuenta de instituciones financieras en Bahamas muestran depósitos realizados en dos días en 2021 por 64 millones de dólares.

Todos los presuntos estados de cuenta tienen el mismo formato –información en inglés y español– y provinieron de un correo del FBI. Todas fueron abiertas en las Bahamas y las Islas Seychelles, y todos tienen identificada al ejecutivo que les maneja el dinero. En todos los casos –salvo el del amigo de los hijos del Presidente, que aún no es público– la respuesta ha sido política. Extraña que ninguna de las personas a quienes se les adjudican esos depósitos haya hecho un alegato sobre los formatos o el correo supuestamente de origen de los documentos.

La falta de un alegato técnico sólido para enfrentar las acusaciones de Castagné y los señalamientos originales de los depósitos en paraísos fiscales que se publicaron en la prensa veracruzana, así como desmentidos contundentes que desvirtúen convincentemente la veracidad de los documentos, no ayuda en nada a neutralizar la creciente percepción de corrupción en los altos niveles de poder de Morena, cercanos a Palacio Nacional.

A menos de una semana de la elección presidencial, de gobernadores, el Congreso y el Senado y miles de cargos de elección popular en todos los niveles, se puede prever que más presuntos depósitos en paraísos fiscales saldrán a la luz pública que peguen debajo de la línea de flotación de López Obrador, que hizo de su honestidad su carrera política y la construcción de su legado.