José Luis Lamadrid, jugador de la época bohemia en México. Foto: Archivo Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO. Cuando jugaba futbol, José Luis Lamadrid tendía a hacer fácil lo difícil con un sólo objeto, la pelota. Le bautizaron por allá de 1949 como el Niño Artillero, porque le pegaba con una dureza inusitada al balón.

José Luis Lamadrid (Ciudad de México, 1930-2021) falleció luego de dedicar su vida entera al futbol, a la arquitectura y a la ingeniería.

Muchos califican su vida como un lucero adherido al balón, “era menudo, de gran fortaleza, parecido a Ferenc Puskas”, recuerda José Ramón Fernández, legendario comentarista de televisión que trabajó junto a Lamadrid 15 años conduciendo programas deportivos.

La pasión por jugar le llegó a Lamadrid, como suele suceder en los niños, por impresión. Cuando conoció al ídolo Luis Pirata Fuente y lo invitó a salir como mascota del España a los cinco años, supo que ese deporte era para él.

Con el tiempo, anotaría un gol en un Mundial, en un partido de arrojo y valor ante Francia, “fue una jugada por sector derecho, Chepe Naranjo me dio un pase a profundidad, saco al portero y la toco”, recordó Lamadrid para el programa Leyendas del futbol mexicano. “Le daba mucho coraje porque por muchos años la FIFA le apuntó el gol a Tomás Balcázar pero estaba claro en el video que fue él”, recuerda José Ramón Fernández.

Después de esa presentación, se despejaba la confusión, ese chico tenía nivel para Europa y pudo convertirse en el primer mexicano en jugar con el Barcelona porque había arreglado de palabra todo.

Al volver, su padre enferma y además de eso, el Necaxa le había vendido sin permiso al Toluca. No le queda más opción que resignarse y aceptar lo que la vida le pone en México. La Guerra Civil españolahizo que José Luis Lamadrid fuera mexicano. Su padre llegó en 1897 y quería volver a España, pero le llegaban noticias de que las cosas estaban peliagudas y podían ponerse peor como sucedió, por eso decidió quedarse.

Lamadrid, que fue a pedir una oportunidad al España, lleno de jugadores extranjeros, no hubiera debutado sin el decreto del General Núñez en 1945 de limitarlos para dar cabida a mexicanos. Estaba por detrás de Regueiro, Lángara, Vantolrá y otros que alimentaron la guerra futbolística entre mexicanos y españoles.

Debutó junto a Horacio Casarín, el delantero ídolo mientras Lamadrid jugó de extremo derecho. Se retiró a los 29 años, se graduó como arquitecto y a los pocos años, se hizo también ingeniero.

APOSTÓ UN MUSTANG CON FERNANDO MARCOS

Cuenta José Ramón Fernández que José Luis Lamadrid era un tertuliano empedernido de futbol, casi no hablaba de otra cosa.

Quizá por eso, en 1987 creó el programa radial Dos en el área junto a Rafael Puente.

Un año antes, José Ramón lo había incluido en Imevisión junto a Fernando Marcos “que era un viejo zorro y Lamadrid sabía mucho de jugadores y recuerdos. En un partido de la liga italiana casi se agarran a golpes”.

Marcos dijo aquella vez al aire, “mientras Lamadrid les enseña los árboles, yo les enseño el bosque” y se liaron a palabras.

Marcos lo picaba y José Luis caía y se calentaba, al final eran amigos. Un día apostaron un Mustang y Lamadrid no se lo quiso pagar, era una tontería, una apuesta por un dato de un gol o algo así”.