Relatives spend the night next to the tomb of their loved one in the Los Reyes cemetery during Day of the Dead festivities in Mexico City, Friday, Nov. 1, 2019. In a tradition that coincides with All Saints Day and All Souls Day, families decorate the graves of departed relatives with flowers and candles, and spend the night in the cemetery, eating and drinking as they keep company with their deceased loved ones. (AP Photo/Eduardo Verdugo)

Las fechas festivas que se avecinan en México no presagian nada bueno en un contexto de pandemia. El día de muertos, a principios de noviembre, llena los cementerios de vecinos y turistas. Los primeros tienen este año que honrar a más fallecidos de los habituales; el país ha perdido ya 86.338 personas por culpa de la covid-19 y aunque hay algún Estado libre de pandemia, en otros se están elevando las hospitalizaciones, sin que pueda hablarse aún, ha dicho el presidente esta mañana, de rebrotes. El ángulo turístico tampoco es despreciable estos días, a pesar de que es un sector que atraviesa horas bajas en todo el mundo. México ofrece espectaculares destinos para sus celebraciones de muertos, algunas de ellas tan masivas como una Semana Santa en Sevilla. El Gobierno ha recomendado esta mañana a los Ayuntamientos que cierren los panteones o establezcan entradas escalonadas, aunque, respecto a la Administración federal, han recordado su política de no aplicar coerciones sobre los ciudadanos.

El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell ha señalado las circunstancias que deben tenerse en cuenta en un país a la hora de combatir una pandemia, entre ellas las condiciones laborales y económicas de los ciudadanos, pero también las culturales. Muchos mexicanos querrán estos días hacer su homenaje “espiritual y emocional” a sus muertos, como es costumbre. Los panteones se llenan de familias, amigos y agasajos, una cultura de la muerte que ha dado fama a este país y que despierta el misterio entre los turistas. “No podemos pedir a los ciudadanos muchas cosas a la vez, mascarillas, distancia, etcétera”, ha dicho Gatell, “porque se les victimiza”. El subsecretario ha hablado de tradiciones culturales que les conciernen, como el día de muertos, pero ha recomendado que no haya acumulaciones, el factor más determinante hoy en día para los contagios. Por ese motivo, aconseja a Ayuntamientos, de quienes dependen estos recintos, el cierre y otras medidas que eviten los actos masivos.

El 12 de diciembre se celebra también a la Virgen de Guadalupe, la gran devoción de millones de ciudadanos, muchos de los cuales parten en peregrinación días antes hasta el santuario. Son también acontecimientos masivos cuyo culto este año se está tratando ya con las autoridades religiosas, ha dicho Gatell. De ellos es la “responsabilidad de suspensión”. Ha alabado la colaboración que ha tenido la Iglesia en esta pandemia con el cierre de iglesias cuando se pidió. “Ellos mismo lo ejecutaron”. El Gobierno mexicano ha optado en toda esta crisis sanitaria por cerrar los espacios de recreación y culto pero no imponer sanciones a los ciudadanos. En esta ocasión esperan lo mismo de las autoridades estatales y locales. Pero los ritos religiosos son harina de otro costal. En Semana Santa, por ejemplo, los chiapanecos no dejaron de celebrar sus más famosas procesiones, mientras en algunas zonas del norte del país tenían cerrado hasta los parques.

Las costumbres religiosas, y más las relacionadas con los muertos, supondrán este año un pico de riesgo indudable para la pandemia. Tiene que ver con ello la superstición de muchos ciudadanos, que aún no se creen siquiera que el virus exista de verdad, lo achacan a un invento de los dirigentes mundiales para el control de la población, por ejemplo. O afirman que en los hospitales en lugar de curarles les contagian. Las características de la población mexicana son tan diversas, incluso polarizadas, que tratar la pandemia requiere por parte de las autoridades recursos bien distintos para convencer a cada comunidad de lo que tienen que hacer para protegerse.

Los emigrantes sacan del hoyo a México
El Gobierno sigue siendo optimista, como demuestran las palabras del presidente esta mañana. Las gráficas de la pandemia, a pesar del alza en las hospitalizaciones, suponen para Andrés Manuel López Obrador, un “alivio”. Ha recordado que Campeche sigue en semáforo verde, es decir, libre de pandemia, y que “es probable que Chiapas” alcance ese estado pronto. “No hay todavía rebrotes”, ha asegurado. Y qué decir de la economía. “Va recuperándose, la moneda se ha apreciado, pasando de 25 pesos por dólar a 21,20. Se está creando empleo, hasta ayer se habían recuperado 320.000 puestos de trabajo y si continua la tendencia llegaremos a finales de marzo a los 20,5 millones de empleos registrados en el Seguro Social, los mismos que antes de la pandemia. Si la cosa se demora, pues un par de meses después”.

El optimismo del presidente se extiende además al consumo, que “no ha disminuido”, “sigue la inversión extranjera y no ha habido necesidad de subir los impuestos, ni de aumentar el precio de la gasolina, ni recurrir a la deuda pública”. Las finanzas, a decir de López Obrador, están “sanas”. “Ahí vamos, está funcionando la estrategia. Déjenme que presuma: por estas razones se ha nombrado al secretario de Hacienda, Arturo Herrera, presidente por un año del Banco Mundial y del FMI”. “El manejo de la economía de México está acreditado y reconocido a nivel internacional”, ha señalado sin cortapisas ni preguntas en su intervención matutina, que siguen millones de personas en el país.

En lo que respecta a la economía, se ha congraciado de que las remesas que envían los emigrantes a sus familias estén “sacando del hoyo” a México, puesto que son “la principal fuente de ingresos del país”. Hasta 40.000 millones de dólares entraran por esa vía, unos 350 por mensuales por cada familia.