Pedro Martínez Coronilla

Después de 16 meses en el poder, el gobierno de López Obrador demuestra claramente su esencia neoliberal en sus medidas económicas, políticas y sociales. Su buena relación con la gran potencia imperialista y su presidente, y el continuo desmantelamiento de las instituciones que deben apoyar a los más desprotegidos, disminuyendo presupuestos para educación, vivienda, infraestructura y sobre todo a la salud, son los mejores ejemplos de un gobierno que sólo en el discurso dice abandonar el modelo neoliberal que tanto ha empobrecido a los millones de mexicanos que ya de por sí sobreviven con miserables salarios y en el autoempleo.

La política aplicada en el sector salud confirma que la 4T no es diferente a los gobiernos anteriores: recortes presupuestales y despidos masivos de personal médico, afectan gravemente al IMSS y al ISSSTE, sin inversión en su infraestructura, equipo y personal. La misma situación se vive en las secretarías de salud de los estados, desde las más humildes casas de salud, que apenas cuentan con una enfermera, hasta los hospitales donde lo único que los distingue son sus carencias de medicamentos y la falta de personal e instalaciones sin mantenimiento.

En Durango, el Hospital General 450, el más grande y moderno del estado, siempre luce saturado de enfermos y sus familiares que los acompañan, llegan de todos los municipios de Durango, porque los hospitales regionales no cuentan con lo necesario para brindar un servicio de calidad, todo provocado por la falta de un presupuesto adecuado, que ni siquiera puede basificar a su personal. Esto no está en los planes del gobierno central, pero esta situación no es nueva: la falta de inversión tiene muchos años; la salud de los trabajadores y sus familias no es prioridad del gobierno actual, ni la fue de los anteriores.

Con el inicio del año, se anunció la defunción del Seguro Popular y el nacimiento del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI ), y con el falso argumento de combate a la corrupción, se desmantela el Seguro Popular; en lugar de atacar sus muchas deficiencias, se le destruye hasta sus cimientos y se empieza de cero sin tomar en cuenta que desestabilizó completamente la atención médica de millones de mexicanos y se despidió a miles de médicos y enfermeras. Al respecto, varios gobiernos estatales mostraron su inconformidad, calculando que el cambio tan abrupto no anunciaba nada bueno, y en pleno debate sobre estos cambios en el sistema de salud, aparece una amenaza formidable, el anuncio de una pandemia mundial, el Covid-19.

Esta tragedia llega en el peor momento para México, y puso al descubierto la negligencia criminal del sistema nacional de salud completo, que expone a todo el personal de salud, que está en la primera línea de combate sin el apoyo de sus sindicatos y autoridades federales que, en lugar de proteger a los trabajadores sanitarios, se dedican a amenazar, a desmentir las voces que denuncian las carencias, y a ocultar las muertes del personal por falta de protocolos y material de protección. Las autoridades presumen su irresponsabilidad al exhibir la compra de material de último momento, pero siguen los reclamos de médicos y enfermeras. Desde aquí deseamos manifestar todo nuestro apoyo y solidaridad a médicos, enfermeras, camilleros, personal de limpieza, quienes son un ejemplo de abnegación y de amor a su profesión y a sus semejantes.
Esta tragedia nos tiene que sacudir la conciencia y revelarnos que necesitamos otro gobierno que no sólo diga que está con el pueblo; lo que se necesita, es que el pueblo organizado tome en sus manos el rumbo de este país para beneficio de todos los mexicanos.