AMLO mantiene optimismo
Pero: temporada de zopilotes
Crisis, ¿afianzará transformación?

Considerada el actual epicentro del Covid-19, la ciudad de Nueva York muestra estos días calles vacías y marquesinas apagadas. Autoridades han reportado más de 2 mil 300 fallecimientos por el coronavirus sólo en ese estado.Foto Yazmín Ortega Cortés

Es comprensible que el Presidente de México se esfuerce en mantener un talante positivo ante la crisis múltiple que se abate sobre el mundo y que está por entrar en México a su peor momento, según ha advertido el propio Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

En diversas ocasiones ha explicado el político tabasqueño las razones de sus dichos y conductas, que van en sentido contrario a los postulados médicos que ordenan aislamiento y lo cual le ha acarreado ácidas críticas locales y foráneas. Si el máximo líder de una comunidad se retrae, ha planteado, estaría enviando un mensaje equivocado y no estaría en sintonía con los millones de mexicanos que deben seguir trabajando y arriesgándose al contagio del archifamoso virus. Por ello se mantuvo cuanto pudo en contacto directo con la gente y aun ahora sigue en giras con mínimo público asistente.

Otra cara de ese poliedro es el riesgo de permitir, según el análisis andresino, vacíos políticos que serían ocupados por sus adversarios, por los conservadores ansiosos de arrebatarle el poder. Ha de dejarse constancia aquí de la agresiva evolución de los mensajes orquestados en las redes sociales contra López Obrador y sus políticas. De manera coordinada, cual si fuera el guión a desarrollar, muchas de las cuentas rabiosamente antiobradoristas están proponiendo abiertamente que se retire del poder al nacido en Macuspana, en algunos casos con redacciones de violencia política que desarrollan casi como obligación patriótica deponerlo.

En consonancia con esa elevación del tono político bélico, en Palacio Nacional no ha habido ahorro de expresiones y figuras retóricas contra adversarios a los que se considera golpistas (ayer, por ejemplo, el titular del Poder Ejecutivo habló de que vivimos en temporada de zopilotes, en referencia a la prensa amarillista y a quienes no se resignan a perder sus privilegios). Además, se han producido momentos de filosa definición política frente a los verdaderos y más peligrosos opositores al obradorismo, los grandes capitales cuyas preocupaciones por el futuro económico tienen resonancia entre el empresariado en general, incluyendo los niveles mediano y pequeño, y entre una clase media, política y electoralmente volátil, que hoy está sensiblemente preocupada por los riesgos de disminución de sus niveles de vida.

Las faenas en curso de erosión de la figura presidencial tratan de sustentarse en los momentos equívocos o sumamente polémicos que produce un político en abundante exposición diaria ante medios de comunicación. Ayer, por ejemplo, quien fue presidente nacional de los partidos de la Revolución Democrática y Morena dijo en su conferencia temprana de prensa que la pandemia que conmueve y remueve al mundo en realidad es una situación pasajera. Si quisiéramos ser más profundos, diría una crisis transitoria de salud pública. Incluiría lo económico, crisis transitoria (…) Esto significa que vamos a salir pronto, que no es una debacle, que son mucho más nuestras fortalezas que nuestras debilidades o flaquezas (nota de Alma Muñoz y Néstor Jiménez en La Jornada https://bit.ly/3bIdutm).

Cierto es que la crisis derivada del coronavirus será transitoria, es decir, pasajera, temporal. Pero, por más que el Presidente de México no se permita asumir posturas sombrías, un diagnóstico tan optimista va a contracorriente de lo que puede verse en el mundo entero y lo que sucede con los indicadores económicos y las previsiones respecto a México. De esta crisis, factores de máximo poder pretenden construir un nuevo orden mundial, nada transitorio.

Otro regalo discursivo a sus opositores se produjo al plantear: Vamos a salir fortalecidos, y vamos a salir fortalecidos porque no nos van a hacer cambiar en nuestro propósito de acabar con la corrupción y de que haya justicia. Por eso vamos a salir fortalecidos, o sea que nos vino esto como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación. ¿”Como anillo al dedo”? ¡Hasta el próximo lunes!

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