En foto, Maduro y la primera dama, Cilia Flores, en La Guaira, Venezuela. En vídeo, declaraciones de Maduro en la televisión nacional. FOTO: EFE VÍDEO: REUTERS

Nicolás Maduro ha admitido que envió emisarios para mantener líneas de comunicación con personas cercanas a la Casa Blanca. “Confirmo que desde hace meses hay contactos de altos funcionarios del Gobierno de Estados Unidos de Donald Trump y del Gobierno bolivariano que yo presido, bajo mi autorización expresa, para buscar regularizar este conflicto”, afirmó el mandatario este martes en una transmisión obligatoria para las cadenas de radio y televisión.

El líder chavista no ofreció mayores detalles. Su declaración contradice a Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Constituyente y primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que un día antes había acusado a la agencia de noticias AP de “manipular” informaciones y mentir sobre una reunión secreta que sostuvo en Caracas, el pasado mes de julio, con un intermediario del Gobierno de Estados Unidos para alcanzar un acuerdo electoral, en un reportaje publicado el domingo. “No me pidas que yo te confirme lo que tú publicaste contra mí, o de mí o [hizo] tu agencia. No me pidas porque eso no es sano (…) Se ve como que la agencia quiere que yo legitime lo que sacó. [Es] una mentira, una manipulación”, dijo Cabello en una conferencia de prensa.

El número dos del chavismo no sería el único que se comunicó con enviados de la Casa Blanca. Trump contestó a un periodista que sí mantiene conversaciones con miembros de distintos niveles del régimen. “Estamos en contacto. Estamos hablando con varios representantes de Venezuela. Estamos ayudando a Venezuela tanto como podemos. Nos mantendremos al margen, pero la estamos ayudando”, agregó este martes. Aunque no quiso revelar nombres, el presidente estadounidense aseguró que se trata de funcionarios de un nivel muy alto.

Estados Unidos apadrina desde hace meses a Juan Guaidó, jefe de la Asamblea Nacional, a quien reconoce como presidente interino de Venezuela. Este poderoso apoyo y el endurecimiento de las sanciones contra el Gobierno de Maduro ahondaron las malas relaciones entre Caracas y Washington.

La oposición, apoyada por medio centenar de países, insiste en que explorará todas las vías para un cambio político en el país. El último intento para encontrar una resolución del conflicto ha sido el proceso de reuniones con representantes del régimen, auspiciadas por Noruega. Pero el diálogo fue suspendido por decisión de Maduro después de que una orden ejecutiva firmada por Trump congelara todos los activos del Gobierno de Venezuela en Estados Unidos, hace 15 días.

El conflicto se agudizó desde que se activó esta sanción. El oficialismo rechazó cualquier tregua, aunque de cualquier modo sus movimientos están orientados desde hace unos meses al levantamiento de las sanciones, el reconocimiento de su régimen en el ámbito internacional y aplacar a sus adversarios políticos.