Personal del vicepresidente Mike Pence estudia “forzar” una votación para aprobar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) tan pronto como en julio.

Dichos funcionarios están exasperados por la lentitud con que los demócratas piden cambios y ofrecen soluciones para el acuerdo comercial.

El próximo martes es el primer día para que el presidente Donald Trump puede enviar la legislación de implementación del T-MEC al Congreso, y los legisladores comienzan a tomar el control a partir de allí.

La guerra comercial entre EU y China está ahora “en piloto automático”, por lo que la Casa Blanca se está enfocando nuevamente en el nuevo pacto comercial y en cómo lograr que este sea aprobado por una Cámara dirigida por los demócratas.

Sin embargo, no todos en el Gobierno de Trump están de acuerdo en qué tanto presionar.

Funcionarios como el representante comercial de EU, Robert Lighthizer, no sienten una particular urgencia en ejercer una votación a través del Congreso, pero su continua paciencia requerirá alguna evidencia clara de que los demócratas están seriamente comprometidos.

Los funcionarios del Congreso advierten que enviar la legislación antes de que la presidenta Nancy Pelosi dé “luz verde” solo provocaría demoras. Ella quiere hacer cambios menores al acuerdo antes de que los demócratas lo firmen. Sin embargo, muchos obstáculos pueden provocar que Trump decida retirar a EU del actual Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Como parte de ese pacto, EU negoció más de mil 200 millones de dólares en bienes con sus dos vecinos durante 2018.

México ratificó el T-MEC en junio y el primer ministro Justin Trudeau señaló que el proceso de aprobación de Canadá está alineado con el de Washington. Así, el calendario político de EU tiene el potencial de dictar los próximos pasos.

Sin un final a la vista en las conversaciones con China, Trump querrá aclamar su acuerdo trinacional y declararlo como una importante victoria comercial en su campaña por la reelección en 2020.