La prensa, de todos los signos, da cuenta con regularidad de abusos hacia menores de edad por parte de quienes han sido convocados como emisarios de Dios. Estas noticias propician que las familias alejen a sus pequeños de los templos religiosos

Vivimos tiempos en que los padres trabajan todo o casi todo el día y, poco o nada, se preocupan por inculcar educación religiosa (moral) a sus hijos, quienes, a su vez, pareciese que viven felices sin Dios.

Las congregaciones bautistas del sur de los Estados Unidos acumulan cientos de denuncias de abuso sexual, que en descargo acusan a la corrupción moral de Hollywood y a los programas televisivos donde todo está permitido. Desde 1998 más de 400 pastores bautistas se han declarado culpables (o han sido encontrados culpables) de crímenes sexuales. La fianza más alta que se le ha impuesto a uno de ellos fue de 35 millones de dólares, que, con las aportaciones de sus incautos, depositó sin chistar.

Mientras, Nasson Joaquín García, líder de la congregación religiosa La Luz del Mundo ha sido acusado de 26 delitos que fueron cometidos entre 2015 y 2018, entre ellos, abusos a menores, trata de personas, pornografía infantil y extorsión. El padre de este pastor, de nombre Samuel Joaquín Flores, de quien heredó el changarro, fue acusado de manera reiterada de pederastia y asesinato; pero con la justicia mexicana no fue posible fincarle un solo delito, y murió en santa paz con Dios y con sus seguidores.

En el caso de la Iglesia Católica, intervienen en delitos de pederastia desde arzobispos hasta sacerdotes de pueblo, y en la mayoría de los casos, son solapados por las altas jerarquías. De lo más reciente, New York Times exhibió el documental “No le digas a nadie”, en el que expone el cara a cara de mujeres polacas que se enfrentaron a sacerdotes que abusaron de ellas cuando eran niñas. No olvidemos a las niñas conocidas como las Magdalenas de Irlanda o las víctimas de Marcial Maciel, o los 300 sacerdotes de Pensilvania, EU.

Para los musulmanes este problema no es problema. La mujer es menos que un objeto casero. Mahoma desvirgó a Aisha cuando ésta tenía nueve años, y ni quien chistó. Le faltó al Profeta añadir en sus versículos del Corán la recomendación de que los musulmanes compren muñecas inflables en sustitución de la ablación que sufren las niñas.

Las muñecas de silicón son baratas, durables, el tamaño adecuado al usuario, el color de la piel va con el de la olivácea del medio oriente, no usan burka que pudiera confundirlas con una bolsa de basura, o, encuentren dentro un machín, como le sucedió a Jeremy J. Irons, en M. Butterfly, además, el lubricante viene en varios sabores y colores.

En la comunidad judía, la relación rabinos-menores se fue deteriorando hasta que se puso en operación el programa llamado Kol Tzedek, que de entrada sacó a luz 118 casos de abuso sexual a menores. De esa cantidad, 45 casos ya fueron analizados por la justicia hebrea. 25 fueron puestos a disposición de un juez civil y encarcelados a cadena perpetua y sin derecho a fianza (me gusta la justicia judía, no se anda con medias tintas) Fueron abusados niños y niñas adolescentes, entre los 4 y 16 años. Los actos ocurrieron en oficinas e instalaciones de las mismas Sinagogas. El rabino judío ultra-ortodoxo, Nechemya Weberman fue condenado a 103 años de prisión por haber abusado en repetidas ocasiones de una menor de edad.

Según el registro oficial de asociaciones religiosas hay ¡102,517! agrupaciones que van desde cristianas, orientales, islámicas, nuevas expresiones y judías. Agregaría que casi el 5% de los mexicanos somos agnósticos o ateos, cantidad que va en aumento. No hay una que no tenga cola que le pisen; pero la justicia mexicana es lasa y se mueve entre la corrupción y la impunidad.

La pederastia es una de las depravaciones más sórdidas que ha generado la humanidad. En ella, se ha dicho, se acumulan el abuso, la dominación, la violencia, la humillación…y al final, la complacencia de Dios.

Las religiones de todos los tiempos, desde la griega, la maya, la azteca y muchas más, acogen a sacerdotes que ponen a Dios como descargo de sus perversiones.

En todas las casas de Dios se cuecen habas.