El candidato del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, llegando a la cumbre de la formación en Bruselas. KENZO TRIBOUILLARD AFP

Apenas dos días después de las elecciones al Parlamento Europeo, el líder de los populares, Manfred Weber, ha sufrido su primer tropiezo en la carrera para presidir la Comisión Europea. La mayoría de los grupos parlamentarios de la Eurocámara sacaron adelante una declaración en la que apoyan que ese cargo lo ocupe uno de los candidatos que concurrieron en los comicios. Sin embargo, el alemán no logró que el presidente del Parlamento, Antonio Tajani, acuda al Consejo Europeo con su nombre como encargado de liderar el próximo Ejecutivo comunitario. En 2014, los grupos habían acordado y plasmado en un documento antes de la reunión de jefes de Estado y de gobierno de la UE que Jean-Claude Juncker debía ser el “primero” en intentar “formar una mayoría”.

Los grupos parlamentarios no han lanzado en esta ocasión un mensaje de firmeza ante el Consejo Europeo como el que mandaron en aquel momento. Entonces, no dudaron en proponer a Juncker, candidato del Partido Popular Europeo, como presidente de la Comisión Europea. En esta ocasión, la mayoría de los grupos –populares, socialdemócratas, verdes e izquierda radical— han respaldado el proceso de candidato, de modo que el próximo presidente de la Comisión debe ser un político que se haya “dado a conocer” a sí mismo y su programa “antes de las elecciones” y debe haber hecho campaña a nivel europeo.

Los liberales de ALDE decidieron apearse de esa declaración. A diferencia del resto de las grandes familias, el jefe de filas de la formación, Guy Verhofstadt, no compareció tras la reunión. A través de su cuenta de Twitter, denunció que el PPE esté apretando por ese sistema. “Desafortunadamente, mataron su legitimidad cuando votaron contra las listas transnacionales. Un spitzenkandidat que no puedes votar para toda Europa simplemente no es serio”, sostuvo.

Sin embargo, la definición de “candidato” del comunicado es lo suficientemente abierta para que uno de sus siete cabezas de lista pueda ser elegido por el Consejo Europeo. En especial la actual comisaria de Competencia, la danesa Margrethe Vestager, quien tras las elecciones ya se postuló para el puesto. “Lo peor que me puede pasar es que me digan que no. Y eso dañaría mi vanidad, pero sobreviviré”, ha repetido la liberal. De hecho, el resto de los grupos de los partidos considera que Vestager es la política de ALDE que figura en esa lista de candidatos.

“La mayoría de los grupos políticos del Parlamento Europeo respaldan el proceso de spitzenkandidat”, sostuvo Tajani, quien al ser preguntado por el nombre de Weber se limitó a decir: “Manfred Weber es el candidato del Partido Popular Europeo”. Aun así, para los populares ese respaldo de los cuatro grupos es ya una victoria y siguen aferrados al proceso al verlo como la baza que puede jugar Weber ante posibles alianzas que se estén fraguando en el seno del Consejo Europeo. “Estamos muy contentos con la resolución”, afirmó Weber.

La comparecencia de Weber se producía apenas una hora antes de que varios líderes europeos, entre ellos Emmanuel Macron y Pedro Sánchez, almorzaran en un ágape auspiciado por el primer ministro belga en funciones, Charles Michel, para hablar sobre el reparto de cargos comunitarios. En sus planes está, precisamente, apartar al PP en el mando de la Comisión, ya sea con uno de sus candidatos o incluso con otros que no concurrieron en las elecciones.

A su llegada al Consejo Europeo, Macron no querido “hablar de nombres”, sino de prioridades para los próximos cinco años. Aun así, el presidente francés ha abogado por alguien con “experiencia” y “credibilidad” para la presidencia y ha mencionado a tres, uno de cada familia: a la liberal Vestager, al socialdemócrata Frans Timmermans y al popular Michel Barnier, en lugar de Weber. La canciller alemana, Angela Merkel, sí defendió su candidatura, pero recordó que lidera un gobierno de coalición en el que “no todos los socios” comparten esa posición.

El fin de la Gran Coalición entre populares y socialdemócratas abre la puerta a nuevas coaliciones y nombres. Y socialistas, verdes y liberales tienen claro que la nueva correlación de fuerzas –con un PPE con 44 diputados menos— debe servir para romper el “monopolio” del PP en los puestos clave de las instituciones comunitarias. Desde las filas socialdemócratas (149 diputados), Udo Bullmann volvió a reivindicar a Timmermans. Bullmann afirmó que antes de hablar de nombres hay que poner encima de la mesa programas y propuestas para resolver las principales demandas ciudadanas: la lucha contra el cambio climático y la desigualdad. “Y a partir de ahí, saldrá el nombre”, sostuvo. También la candidata de Los Verdes, Ska Keller, hizo énfasis en las propuestas y respaldó el sistema de candidatos al tratarse de “un avance para la democracia” en Europa.