El presidente francés, Emmanuel Macron, recibe a su homónimo español, Pedro Sánchez, en el palacio del Elíseo.

Socialistas y liberales han acelerado este lunes los preparativos para formar una alianza que arrebate al Partido Popular Europeo el control que ejerce sobre la Comisión Europea desde hace 15 años. La nueva alianza, cuya preparación comenzó antes de las elecciones al Parlamento Europeo de este domingo, podría hacer que la victoria del PPE en esos comicios acabase siendo pírrica.

La ofensiva socioliberal se visualizó este lunes en París, solo 24 horas después del escrutinio europeo, con una reunión en el Elíseo del presidente francés, Emmanuel Macron, y el presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez. Fuentes de La Moncloa indicaron tras la cita en París que ambos “defienden la necesidad de formar una alianza de fuerzas progresistas y europeístas que frene a la ultraderecha”. Por parte francesa señalaron: “No vamos a entrar en los detalles del encuentro”.

Sánchez y Macron han asumido el liderazgo de sus respectivas familias políticas, dado que el PSOE (con 20 escaños) será la mayor delegación nacional del grupo Socialista en el Parlamento Europeo y otro tanto ocurrirá con los macronistas de Renacimiento (21 escaños) dentro del refundado grupo liberal de la misma cámara. Las dos formaciones buscan un acuerdo para unir sus fuerzas (145 y 109 escaños, respectivamente) e impulsar en la UE una agenda más progresista en política económica, social, medioambiental y de género, que rompa con tres lustros de predominio conservador.

La nueva orientación podría reflejarse tanto en la Agenda Estratégica de la UE para 2019-2024 que se espera aprobar en la cumbre europea de junio como en el acuerdo para formar la próxima Comisión Europea.

El aspirante del PPE a presidir la Comisión, el alemán Manfred Weber, se ha mostrado dispuesto a negociar con socialistas, liberales y verdes un detallado mandato para los próximos cinco años, en el que se podrían incorporar las demandas del giro progresista. La oferta resulta tentadora para los Verdes, que podrían ver reconocida buena parte de su agenda medioambiental. Pero socialistas y liberales parecen dispuestos a ir mucho más lejos y cobrarse muy caro la posible colaboración con el PPE, hasta el punto de arrebatarle la presidencia de la Comisión.

La cena de Macron y Sánchez en París supone la primera cita al máximo nivel de dos dignatarios europeos después de que los comicios del 26 de mayo dejasen claro que los dos grandes partidos europeos (PPE y socialdemócratas) no sumarán, por primera vez en 40 años, más del 50% de los escaños europeos, lo que les obligará a tejer alianzas con otras formaciones.

Los liberales, que con 107 escaños se han convertido en el tercer partido más numeroso en la historia del Parlamento, se apresuraron en la noche del domingo a reclamar su cuota de poder y dejaron claro su apuesta por un giro de Bruselas hacia el centro progresitas tras tres Comisiones consecutivas presididas por conservadores (José Manuel Barroso, con dos mandatos, y Jean-Claude Juncker) con apoyo socialista. “El monopolio del poder se ha roto y por eso hay que buscar otra fórmula”, señaló la líder danesa de los liberales y comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager.

El PPE, sin embargo, parece dispuesto a plantear cara. “Seguimos siendo la primera fuerza política en Europa y esto significa que corresponde al PPE la presidencia de la Comisión Europea”, subraya Antonio López Istúriz, eurodiputado reelegido y secretario general del PPE.

Fuentes del grupo Popular advierten de que cualquier candidato alternativo a Weber necesitaría no solo la mayoría absoluta en el Parlamento Europeo (376 votos de 751) sino también una mayoría cualificada en el Consejo Europeo. “Y en el Consejo hay ocho presidentes de Gobierno populares que pueden ejercer de minoría de bloqueo”, recuerdan. El mensaje es claro: no puede haber un presidente de la Comisión que no cuente con el beneplácito del PPE.

Pero en el grupo Popular también se reconoce que la negociación de Weber para forjar una agenda progresista podría provocar el rechazo entre sus propias filas y desencadenar, llegado el caso, que sus propios correligionarios acaben con su candidatura. Ese desenlace abriría el paso a otros aspirantes, como el socialista Frans Timmermans, la liberal Margrethe Vestager o, con creciente posibilidad, a una tercera personalidad independiente sin afiliación definida pero aceptable para el cuarteto (populares, socialistas, liberales y verdes) que parece a punto de sustituir a la gran coalición.

François Heisbourg, consejero del Instituto Internacional para los Estudios Estratégicos en Londres, y la Fundación para la Investigación Estratégica en París, considera que Macron ha ganado la batalla de las elecciones europeas a pesar de la victoria de Marine Le Pen. “Macron dispone ahora de mayor margen de maniobra que antes”, apunta Heisbourg. Este analista recuerda que la erosión de los grandes partidos y la contención de las fuerzas de ultraderecha a nivel europeo refuerza la capacidad de influencia de Macron en Bruselas. Y el presidente francés parece dispuesto a ejercerla con la ayuda de Sánchez y los socialistas.

LA NEGOCIACIÓN PARA EL RELEVO DE JUNCKER EMPIEZA HOY PERO SIN PLAZO
El regateo para sustituir a Jean-Claude Juncker (PPE) al frente de la Comisión Europea empieza hoy en el Parlamento Europeo, con una reunión prevista de los presidentes de grupo, y en el Consejo Europeo, con una cena informal de los 28 presidentes de gobierno o Estado de la UE.

La primera cita pretende cerrar filas en torno al proceso de selección basado en los candidatos oficiales de cada partido político (los llamados spitzenkandidat). Pero a diferencia de hace cuatro años, cuando los grupos coincidieron en apoyar la candidatura de Juncker, en esta ocasión no hay coincidencia sobre quién debe asumir esa responsabilidad. Y algún grupo, como los liberales de Macron ni siquiera reconocen a ninguno de los candidatos. Fuentes parlamentaria creen que los grupos se limitarán a “pedir al Consejo Europeo que tome en cuenta el resultado de las elecciones”. Pero dudan que haya acuerdo para encargar de manera expresa al candidato del PPE, Manfred Weber, que inicie los contactos para formar una mayoría.

En la reunión de la noche, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, informará a los presidentes de Gobierno sobre el proceso de consultas que iniciará con los líderes del Parlamento con vistas a proponer un candidato en la cumbre europea de finales de junio. Pero ni en una ni en otra institución se vislumbra acuerdo. Y no se descarta que la sucesión de Juncker no se resuelva en la cumbre de junio. Por si acaso, los líderes europeos, según fuentes comunitarias, se cuidarán mucho de fijarse un plazo concreto para iniciar el proceso de relevo. El mandato de Juncker no expira hasta el 31 de octubre, pero puede prolongarse hasta que llegue el relevo. Más delicada es la sustitución de Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo. Su mandato también concluye el 31 de octubre. Pero la persona que sea elegida para sustituirle debería someterse antes al escrutinio del Parlamento Europeo y recibir la aprobación, por mayoría cualificada, en el Consejo Europeo.