¿Quién paga?

He leído y escuchado que cada vez hay más acciones coordinadas, pagadas, para ir en contra del Presidente Andrés Manuel López Obrador en las redes. La última, la que pedía su renuncia, fue muy notoria; casi todos los analistas de metadatos que conozco dicen que se trató de un ataque donde hubo recursos quién sabe de dónde.

Hace varias semanas, alguien me aseguró que Presidencia no está pagando bots. Pero dijo que sí hay recursos destinados a defender al Jefe del Ejecutivo en las redes. ¿De dónde salen esos recursos?, le pregunté. Supuso que muy probablemente de Morena; que es una operación que se gestó allá desde la campaña 2018 y que se sigue utilizando. No tengo datos en firme para decir que esto sea cierto.

Desde hace algunas semanas algunos suponen que se están pagando granjas para atacar al Presidente con una estrategia en dos vías: aplacar el apoyo orgánico y alimentar tendencias contra López Obrador vengan de quien vengan. Esto último es muy importante. Opera como un “fondo” que está atento a las oportunidades. Por ejemplo, me dicen, la matanza de Minatitlán; fue amplificada en la red por personalidades y luego se echaron a andar bots que apoyaron cuentas. No necesariamente las cuentas maliciosas y las reales están vinculadas.

Hace unos días López Obrador se dirigió a las empresas de redes sociales Facebook y Twitter. Les pidió impedir la operación de bots en guerras sucias. Les dijo que deben evitar esas operaciones y luego señaló: “se hacen contratos”. ¿Tiene datos el Presidente de estos contratos? Porque, como decimos en el argot, esa es la nota: quiénes están pagando los ataques.

Casi todos los análisis que yo he visto sobre los ataques a AMLO ubican a Felipe Calderón (y/o a gente ligada al ex Presidente) en las nubes de metadatos. No digo que él o su gente paguen los ataques, pero sí brilla su participación. Si él paga los ataques, se explicaría por qué aparece en los distintos análisis; si no los paga, entonces hay quien sí lo hace para magnificar lo que dice en redes. No es lo mismo una cosa que la otra pero el efecto es el igual.

Lo cierto es que pocas veces como ahora he visto tanta basura en las redes sociales, y tanta virulencia. Te fusilan por chairo o por fifí con la misma facilidad. Son cuentas con pocos seguidores que pueden acusar a quien sea de lopezobradorista o de opositor por un mismo tuit; interpretan como quieren, pues, si demasiado análisis. (Siempre, por supuesto, dan ganas de responder; pero todos los análisis que existen sobre las redes aconsejan lo contrario. No responder parece la mejor opción, porque se potencia –los algoritmos lo hacen– a quienes reciben una paga por los ataques).

Al Presidente no le gustan nada las comunidades académicas y suele ridiculizar a lo que se conoce como “expertos” en ciertas áreas. Sin embargo, allí podría estar su salvación si es que, en efecto, Presidencia no paga bots. Un equipo plural e independiente con conocimiento en la materia podría analizar las redes sin prejuicios y sin tendencias. Y abrir lo que encuentre. Un informe que diga lo que se tenga que decir. Si alguien me pregunta diré, sin dudar, que hay metido dinero en las redes para atacar. Tengo pocos datos fuera de los que son públicos. Entre muchos tenemos pocos datos en firme. Pero allí está, se hace evidente casi a diario: hay metidos bots para magnificar temas. Entonces un informe vendría a desenmascarar a muchos.

El problema es que el Gobierno no podría crear un equipo para investigar, sin ser visto como parte; pero hay expertos en la materia que podrían inyectarle algo de tranquilidad a las redes, tan magnificadas por el mismo Presidente (“benditas”, las llama). Podrían al menos confirmar que hay dinero metido para difamar y acusar y ensuciar la discusión pública. Podrían hacerlo ahorita antes de que vengan las elecciones intermedias, cuando esto se pondrá del asco.

Follow the money, dice el clásico. Hay que seguir el dinero. Sería bueno que se formara un equipo plural para tratar de determinar qué está pasando en las redes sociales. Quizás lo mejor sería que la UNAM o alguna otra institución (o varias) entrara al tema y emitieran un dictamen. Lo dudo: ¿quién le pone cascabel al gato? Es decir, ¿quién se atrevería a desnudar a (y pelearse con) los grupos de poder que se disputan las redes sociales?

Lamento decir que pocos se atrevería a desnudar a los grupos de poder que han convertido las redes sociales en el paraíso de las hienas. Se le vendrán las fieras encima, por supuesto. Con bots pagados, seguramente.

La pregunta quedará, pues por mucho rato. ¿Quiénes están alimentando el cochinero? ¿Con qué dinero y hasta dónde están dispuestos a llegar?