Varios activistas acampados en la Embajada de Ecuador en Londres piden la liberación de Assange, este jueves. En vídeo, las declaraciones del ministro de Exteriores de Reino Unido, Jeremy Hunt. MATT DUNHAM AP

Rusia ha criticado este jueves la detención de Julian Assange, el cofundador de Wikileaks. “La mano de la democracia está estrangulando la libertad”, ha escrito en Facebook la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova. El pirata informático, conocido por encabezar la organización que realizó en 2010 la filtración masiva de información confidencial del Departamento de Estado de EE UU, material secreto sobre las operaciones militares de ese país en Irak y Afganistán y después por divulgar los correos electrónicos del Partido Demócrata supuestamente robados por hackers rusos durante la campaña presidencial de 2016, llevaba asilado en la Embajada de Ecuador en Londres desde hace siete años. Este jueves, nada más retirarle Ecuador el asilo diplomático, le ha detenido allí la Policía Metropolitana. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, reclamó que espera que Reino Unido garantice “todos los derechos” de Assange.

El pirata informático, que se había convertido en una pieza importante en la investigación del fiscal especial estadounidense Robert Muller sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones a la presidencia de EE UU que dieron la victoria a Donald Trump, tenía una orden de detención en vigor por violar las condiciones de su fianza y no haberse presentado ante el tribunal en dos caso de violación y agresión sexual a dos mujeres en Suecia. En 2012, buscó asilo en la legación diplomática ecuatoriana para evitar ser extraditado al país escandinavo. El entonces presidente del país latinoamericano, Rafael Correa, le concedió primero el asilo; después la nacionalidad ecuatoriana.

Assange, de 47 años, niega las acusaciones de violación y ha asegurado en reiteradas ocasiones que los procesos suecos son “una trampa” para extraditarle a EE UU, donde cree que existe una “causa secreta” contra él por espionaje, delitos informáticos y sustracción de documentos. En 2017, los casos de agresión sexual prescribieron y Suecia se vio obligada a cerrar los casos, pero la orden pendiente se mantuvo.

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En noviembre del año pasado, se conoció que el Departamento de Estado de EE UU tenía preparada una acusación judicial contra Assange, hasta el momento investigado por las sucesivas filtraciones de WikiLeaks de material confidencial, entre otras cosas herramientas cibernéticas de la CIA. La acusación era formal y el objetivo era mantenerla secreta hasta que Assange fuera arrestado, pero salió a la luz al incluirse por error en un documento judicial público. El texto no detallaba los cargos de los que se acusa al pirata informático.

Poco antes, en septiembre, el diario británico The Guardian reveló que diplomáticos rusos mantuvieron conversaciones secretas en Londres en 2017 con el entorno de Assange para evaluar si podían ayudarle a huir de Reino Unido. Se llegó a idear incluso un plan tentantivo para sacar al cofundador de WikiLeaks de la Embajada en un vehículo diplomático y transportarlo a otro país para, después, trasladarlo a Rusia. El plan se abandonó por considerarse demasiado arriesgado, según The Guardian. Tras la revelación, el Gobierno ruso afirmó que ese proyecto nunca existió.

Rusia concedió hace seis año asilo –y después permiso de residencia– a Edward Snowden, el antiguo trabajador de Agencia Nacional de Inteligencia de EE UU (NSA) que filtró documentos secretos y denunció el espionaje electrónico masivo de Estados Unidos. El ex analista, que vive en un lugar desconocido del país euroasiático desde 2013, ha dicho este jueves en twitter que el arresto de Assange es un “momento oscuro para libertad de expresión”.