Vecinos de Santiago exhiben sus bolsas reciclables. MMA CHILE

Chile se ha convertido en el primer país de Latinoamérica en prohibir en todo su territorio que las grandes tiendas y supermercados entreguen a sus clientes bolsas plásticas. La medida, que comenzó a aplicarse el pasado domingo, tiene a la ciudadanía como principal aliada: de acuerdo a la encuesta Cadem publicada en diciembre, el 80% de los consultados aseguró que acostumbraba a usar recipientes reutilizables para transportar sus compras. La aplicación de la normativa, sin embargo, no ha sido del todo fácil para los consumidores. La chilena María Bravo, en un supermercado del municipio de Maipú, en el poniente de Santiago, el martes por la noche dejaba todos los productos elegidos en la caja: había olvidado su bolsa y en el supermercado no había ni de papel ni de género para comprar.

“¡Viva un Chile limpio!”, escribió el sábado en Twitter el presidente Sebastián Piñera, a horas de la implementación de la ley. Para Felipe Riesco, ministro subrogante de Medio Ambiente, la normativa “era un profundo anhelo de la ciudadanía”. “Un hito para el cuidado del medioambiente. Chile se instala a la vanguardia en esta materia en Latinoamérica”. Riesco explica que la ley se publicó hace seis meses, pero que desde entonces se le dio un periodo de gracia a los grandes comercios, en el que podían entregar gratuitamente hasta dos bolsas plásticas. “Podemos decir con satisfacción que desde agosto a la fecha se ha evitado la entrega en el país de alrededor de 1.000 millones de bolsas plásticas, que no llegaron a contaminar nuestros océanos, ríos y barrios”. De acuerdo al Ministerio de Medio Ambiente, corresponden a unas 7.350 toneladas.

Antes de la publicación de la ley, en Chile se usaban 3.400 millones de bolsas plásticas al año, lo que equivale a un consumo de 200 bolsas anuales por persona. Pero era una costumbre poco sustentable: mientras la fabricación de una bolsa tarda un minuto, tiene una vida útil de 15 a 30 minutos y se degrada en 400 años. La aplicación de la ley el pasado domingo rige para todas las grandes empresas –como los grandes almacenes y las cadenas de farmacias–, pero las medianas y pequeñas podrán entregar hasta dos bolsas por compra hasta el 3 de agosto de 2020.

Es una medida que la ciudadanía ha integrado poco a poco y que cuenta con el respaldo de la opinión pública: según la última encuesta nacional de Medio Ambiente de febrero de 2018, el 95% de los encuestados estaba de acuerdo con prohibir la entrega de bolsas plásticas para no contaminar el medio ambiente.

Hasta antes de la promulgación de la ley, por otra parte, cerca de 80 municipios chilenos contaban con normativas propias que prohibían o restringían la entrega de bolsas plásticas en el comercio. En Las Condes, por ejemplo, una de las zonas de más altos ingresos de la capital chilena; o en Pucón, en el sur del país, una localidad turística del borde del lago Villarrica. En ambas experiencias, según el Ministerio del Medio Ambiente, se comprobó que luego de un periodo de adaptación se generan cambios en los hábitos de compras de las personas.

Aunque en otras ciudades de Latinoamérica se ha prohibido que el comercio entregue bolsas de plástico, como en Buenos Aires, la normativa chilena es la primera que abarca todo el territorio. Perú ha sido otro de los que han estado a la vanguardia: en diciembre pasado, el país sudamericano promulgó su ley de plástico. Esta normativa establece plazos de entre cuatro meses y tres años para la reducción progresiva de las bolsas y la prohibición de fabricación para el consumo interno, importación, distribución, entrega, comercialización y consumo de los plásticos descartables y tecnopor, como los sorbetes, envases y utensilios desechables. Antes, en 2016, Antigua y Barbuda se convirtió en el primer país del Caribe en prohibir las bolsas de plástico, de acuerdo a ONU Medio Ambiente.

Costos extras
Una de las principales críticas de los usuarios chilenos hacia la nueva ley apunta a los altos precios de las bolsas alternativas. Una de papel, que fácilmente se rompe si se cargan productos pesados, cuesta en determinados supermercados cien pesos chilenos (unos 15 centavos de dólar). Las bolsas que se han prohibido, adicionalmente, eran utilizadas por la gente para envolver su basura. Por lo tanto, reclama alguna parte de la ciudadanía, con la nueva medida solo se cambia plástico por plástico, porque ahora se deben comprar las bolsas negras especiales para los residuos. El Ministerio de Medio Ambiente ha recalcado que tienen un costo bajo y que las bolsas que se entregaban gratuitamente en las grandes tiendas no servían para almacenar basura, que se rompían y no retenían los líquidos, por ejemplo.

Chile recientemente suscribió el acuerdo Compromiso Global de la Nueva Economía de Plásticos, impulsado por las Naciones Unidas y la Fundación Ellen MacArthur, comprometiéndose a implementar políticas ambiciosas y objetivos medibles que apoyen la lucha contra la contaminación por este material.