Flores de azafrán, al sur de Marruecos. FADEL SENNA AFP

Las plantas tienen una comunicación química que se produce, por ejemplo, cuando les atacan insectos fitófagos, entonces y como consecuencia de la mordedura, la planta emite una molécula que actúa como un neurotransmisor y hace a las otras plantas adoptar medidas preventivas, medidas de defensa. Eso no quiere decir que las plantas tengan cerebro o voluntad que controle esa comunicación. Pero sí hay una comunicación química que además es muy eficiente.

Es imprescindible entender muy bien que en las plantas no hay nada parecido a un cerebro o a un sistema nervioso que controlen esas comunicaciones y que estas no tienen ningún tipo de voluntariedad por parte de las plantas. Es decir, las plantas no deciden cuándo emiten esas comunicaciones; lo que ocurre es que algunas situaciones desencadenan en ellas procesos químicos que son detectados por otras plantas en las que, a su vez, estas moléculas desencadenan nuevos procesos que protegen a los individuos que las reciben. Por ejemplo, en algunos casos cuando un insecto ataca por contacto a una planta, esta emite una molécula detectada por otras plantas de su entorno que hace que estas se encojan y de esa forma de protejan ante el futuro ataque.

Cuando un insecto ataca por contacto a una planta, esta emite una molécula detectada por otras plantas de su entorno que hace que estas se encojan y de esa forma de protejan ante el futuro ataque

Una cosa muy curiosa es que para alguna señal de defensa ante insectos, la molécula química que actúa como de alerta es un glutamato, la misma molécula que actúa para efectos parecidos en los animales. Es decir que aunque en el caso de las plantas el sistema de comunicación químico es automático, el aminoácido que emiten es el mismo que producen los animales ante situaciones parecidas para comunicarse entre ellos.

Esta comunicación química se da generalmente entre individuos de la misma especie pero esas moléculas que emiten pueden ser reconocidas también por plantas de otras especies. Esto es muy interesante porque no estamos hablando ya de la protección de una especie aislada, estamos hablando de la comunicación en un ecosistema. Y eso quiere decir que este tipo de comunicaciones también pueden ser muy eficientes para la defensa del ecosistema global. Esta es una línea de investigación reciente a la que se está prestando mucha atención porque habla de la defensa global del ecosistema.

Además de estas comunicaciones químicas ante el ataque de insectos o de otras plagas que pueden infectar a las plantas y que son investigaciones que han tomado mucha importancia en los últimos años existen otros tipos de comunicación entre las plantas que conocemos hace mucho más tiempo. Quizá la más importante de ellas es la que permite que se produzca la polinización cruzada, es decir evita la autofecundación y los problemas genéticos que esta puede producir. Eso lo solucionan algunas especies de plantas con maduración de estambres y ovarios en distintos momentos. Por ejemplo, en una planta se desarrollan primero los estambres y se mantiene el ovario sin desarrollar pero en la de enfrente, se ha desarrollado primero el ovario así que sí le puede llegar el polen de la primera y producir su fecundación. Es como si se pusieran de acuerdo. El mundo vegetal es muy rico en este tipo de comunicaciones que son procesos totalmente químicos, muchos se realizan mediante feromonas y otros por caminos biológicos de desarrollo controlado.