La frontera sur de México, particularmente la que conecta con Guatemala, es uno de los puntos críticos. Foto: Cuartoscuro

La frontera sur de México, particularmente la que conecta con Guatemala, es uno de los puntos críticos que debe atender el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. También es una de las preocupaciones del gobierno de Estados Unidos debido a que, por ese territorio, fluye y refluye la migración ilegal y no sólo eso: el contrabando y el narcotráfico, imparable la maquinaria política y criminal que los mueve.

En Guatemala, por ejemplo, está ubicada la tercera bodega del narcotráfico más grande de Centroamérica, territorio sin ley, la complicidad es el lenguaje del gobierno. Algunos kilómetros atrás operan las de El Salvador y Costa Rica, siempre dispuestas para la recepción de la droga colombiana. Transportada en grandes buques, el alcaloide es descargado impunemente en altamar y decenas de lanchas rápidas, tripuladas por empleados del narcotráfico, lo ponen a resguardo en las bodegas oficiales.

En la primera bodega se coloca la droga que sale de Sudamérica para cruzar a México a través del estado de Chiapas –curiosamente la entidad que no tiene violencia de alto impacto debido a los acuerdos entre autoridades y criminales –; luego es transportada hacia Tabasco, territorio clave en este negocio, atraviesa por Veracruz, reino de Los Zetas y del Cártel de Jalisco, para luego llevarla hacia Tamaulipas, donde la del narco es la única ley que impera.

Otra ruta socorrida es la del Caribe, muy boyante, por cierto, ahora que arribó a Quintana Roo el exsecretario de Seguridad Pública de Morelos, Alberto Capella, nombrado responsable de la seguridad en ese estado por el gobernador Carlos Joaquín. De inmediato recurrió al modelo del Mando Único, un fracaso en Morelos durante el gobierno de Graco Ramírez, investigado actualmente por desvío de recursos públicos, enriquecimiento ilícito, entre otros delitos.

Respecto de la frontera sur se puede decir que es una de las más porosas, una coladera por donde pasa todo, cómplice la autoridad con el delito. Lo mismo cruzan personas sin documentos que ganado preñado de droga, armas, municiones y todo tipo de mercancías ilegales. En los intrincados caminos fronterizos todo huele a miseria, el abandono campea por doquier; ausente la autoridad, el delito impone su ley, implacable el poder del crimen y el estruendo de sus balas, la muerte se vuele destino de miles de migrantes que, por atracción casi hipnótica, buscan afanosamente un futuro prometedor que nunca llega, imposible escapar de su presente lacerante.

Cuando los migrantes cruzan a México, las garras del crimen los atenazan, presas del negocio fácil, uno de los más rentables para polleros y narcos. Pueden llegar a Estados Unidos o morir en el camino, quizá sepultados con un balazo en la cabeza, quizá quemados, quizá torturados hasta el límite, nada es seguro en esta travesía intrépida. La ley del accidente se impone al destino y a la voluntad.

Y es que cuando pisan suelo mexicano el principal problema que enfrentan es el vacío legal, insondable su profundidad. Aquí se carece de todo. Desnuda la piel, sus derechos son violados y muy pocos se ponen a salvo en un país con leyes pero sin valor para aplicarlas. La corrupción frena las decisiones. Desde que cruzan el territorio, todo se vuelve negocio: sus derechos, su destino, su cuerpo, la fuerza se exprime hasta volverla bagazo.

Ante esta realidad aplastante, le pregunté a Arturo Pérez Behr, Cónsul de Belice en Baja California y expresidente de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana, cómo veía este panorama desde su óptica diplomática.

Sus palabras:

“Es necesario tener presente que, aún cuando se trate de migrantes indocumentados, no se debe incurrir en generalizaciones que solamente aumentan la situación de vulnerabilidad por las manifestaciones de violencia, racismo, xenofobia y otras formas de discriminación. El Estado mexicano debe proteger, respetar y hacer respetar los derechos fundamentales de los migrantes centroamericanos.

“Sin embargo, lo anterior no impide que se aumenten los controles de seguridad en nuestra frontera sur para reforzar la seguridad. Aquí cobrará gran importancia la relación diplomática entre el gobierno mexicano y los gobiernos de los países centroamericanos, para mejorar el intercambio de información y procurar el crecimiento económico de la región con la finalidad de reducir paulatinamente la migración irregular”.

–¿Cómo nos afecta el estado de desprotección en que se encuentra la frontera sur? ¿Es causa de criminalidad? –se le pregunta al Cónsul de Belice.

–Actualmente podemos percibir las consecuencias de este estado de desprotección con el ingreso irregular y descontrolado por parte de miles de migrantes centroamericanos y el riesgo de contrabando de mercancías.

“Con ello se puso al descubierto la incapacidad (del anterior gobierno) para contener o al menos guiar de manera ordenada a los miles de migrantes que irrumpieron en el territorio nacional el pasado mes de octubre, lo cual pudo terminar en tragedia.

“No podemos pasar por alto el tema de la criminalidad, en la cual inciden diferentes factores, como la corrupción, falta de suficiente seguridad, desinterés por parte de las autoridades (el entrevistado siempre se refiere al gobierno que encabezó Enrique Peña Nieto), desinterés por parte de las autoridades en atender la problemática de la frontera sur, entre otros, los cuales deberán ser combatidos para lograr disminuir el índice de delitos que se cometen en la zona.

–A qué atribuye usted que el gobierno de Enrique Peña haya desatendido, por no decir olvidado, el grave problema de la frontera sur? –se le inquiere.

–Probablemente se debió a que no se le dio tanta difusión al éxodo migrante. Fue evidente la falta de interés de los tres niveles de gobierno para atender la problemática, tal vez debido a que los efectos de la migración o el contrabando no eran tan notorios, como lo son hoy en día.

Con Pérez Behr –quien hace un mes dejó la presidencia de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana — un tema obligado es el de las aduanas del país, consideradas desde hace tiempo puertas abiertas al contrabando.

–¿Cuál es su diagnóstico de la situación que priva en las 49 aduanas del país y por qué hay tanto flujo de contrabando?

–Con el plan ´Hacia la Aduana del siglo XXl´ se buscó mejorar el funcionamiento y las instalaciones de las aduanas mexicanas, con la intención precisamente de ejercer una vigilancia más estricta y aumentar la recaudación. Si bien se observan algunas mejorías, debe trabajarse aún más para poder hacer frente a los retos que el comercio exterior representa, en el marco de la firma y entrada en vigencia de diversos instrumentos comerciales internacionales, como el TPP y el T-MEC, así como el impulso a las Zonas Económicas Exclusivas.

–¿Qué considera necesario realizar en las aduanas del país para que estén acordes a las necesidades del país?

–Recientemente las aduanas dieron un giro de 180 grados, en comparación con los últimos 18 años. Sin embargo, su modernización debe continuar, como prioridad de la actual administración federal. Entre otras cosas considero urgente que en todas las aduanas del país se implemente tecnología de punta que permita controlar la entrada y salida de personas y mercancías.

“Pero ninguna tecnología funcionaría adecuadamente si en las aduanas no se cuenta con personal, sobre todo, administradores con amplia experiencia en el sector, que entiendan sus necesidades, que tengan una visión empresarial y que comprendan los retos que enfrentamos para mantenernos competitivos. Y quiero reiterar que estas modificaciones se requieren tanto en el norte como en el sur del país. Históricamente las ciudades fronterizas el norte han sido fundamentales en la recaudación para la Federación”.

–¿Qué ha fallado?

–A lo largo de los años hemos sufrido en esa región (norte) la falta de comprensión por parte del gobierno federal, pues no entiende la dinámica de la región y sus necesidades particulares para mantener la competitividad. Necesitamos que las ciudades fronterizas de México se conviertan en tema prioritario para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Es necesario que entiendan que con el apoyo necesario podemos convertirlas en súper ciudades fronterizas, que impulsen el crecimiento económico nacional mediante acciones que fortalezcan el intercambio comercial con otros países.

–Como especialista en comercio exterior, ¿Cuál es el principal reto que usted considera enfrenta el sector ante los cambios que se implementarán en este gobierno?

–El comercio exterior ha enfrentado retos desde siempre. En la actualidad se ha vuelto más compleja la problemática que enfrentamos, partiendo sobre todo de la globalización que exige mayor competitividad por parte de quienes nos dedicamos a las actividades de importación y exportación, para mantenernos vigentes.

“De manera interna, las autoridades deben entender que la inseguridad en las carreteras de México incide de manera negativa en las actividades de importación y exportación, además de que genera desconfianza entre los inversionistas tanto nacionales como extranjeros, sobre la seguridad con la que se mueven sus mercancías. Además, con el fin de lograr un comercio exterior simple, ágil y confiable, es necesario que todos los actores del sector reciban una correcta capacitación sobre las mejores alternativas para fortalecer el intercambio comercial con otros países”.

Y añade:

“En el ámbito exterior, los cambios que hace dos años se suscitaron en el gobierno de Estados Unidos, más que amedrentarnos, representaron una oportunidad para buscar la diversificación de mercados. He podido viajar por diferentes latitudes del planeta y he constatado que existe interés en Asia, Sudamérica y Europa por fortalecer el intercambio comercial con México. Ya no podemos depender al cien por ciento de Estados Unidos, aunque siga siendo nuestro principal socio comercial.

“Es necesario voltear hacia otros países y encontrar nuevas posibilidades. El reto no comienza con este nuevo gobierno, esto lo venimos trabajando desde hace varias décadas. Sin embargo, es importante ver las propuestas recientes, como las Zonas Económicas Exclusivas en las fronteras, así como el proyecto de estímulos fiscales que impactará positivamente, como se ha anunciado. Eso determinará en gran medida hacia donde deberemos dirigir nuestros esfuerzos quienes nos dedicamos a las actividades de comercio exterior. Hay que esperar y confiar. A México le tiene que ir bien. No hay otra alternativa y los importadores y exportadores debemos esforzarnos para contribuir a que esto sea posible”.

En cuanto a los retos que enfrenta el comercio exterior, Pérez Behr explica que el gobierno de López Obrador debe atender “el combate a la inseguridad en las carreteras del país; dice que también se debe blindar y brindar atención en la frontera sur e implementar la modernización de la infraestructura en puertos, aeropuertos y aduanas.

De igual forma se le debe apoyar con financiamiento accesible y asesoría a las Pymes para que puedan exportar sus productos. Promover, a su vez la diversificación de mercados, ejecutar programas para la simplificación aduanera, eliminar el IVA en las importaciones temporales y poner en marcha un programa de desarrollo de proveeduría nacional.

Y es que todo esto va de la mano con los nuevos programas gubernamentales, impulsados por el gobierno de López Obrador.

Y es que tal cual lo anunció el presidente, se desarrollarán en todo el país zonas económicas especiales. Serán cortinas para detener la migración ilegal hacia Estados Unidos. “Que la migración sea optativa y no una necesidad”, dijo el presidente en su toma de posesión.

Para ello se requieren fuertes inversiones, nacionales y extranjeras y a fin de que el capital foráneo llegue al país es necesario pacificar el territorio.

La migración ilegal que pasa por la frontera sur tendría mayores garantías de seguridad, no como ahora, que prácticamente cruzan la puerta hacia el infierno, el México del narco y de la muerte. López Obrador sabe y muy bien que sin seguridad su Cuarta Transformación nacional no serviría de nada.

Sin seguridad en el territorio, López Obrador fracasará como presidente.