En un sistema político profundamente corrompido, podemos imaginar los “negocios” en que entró Cofepris, el organismo que regula nada menos que a la industria farmacéutica, del tabaco, del alcohol, de los alimentos y las bebidas no alcohólicas y de los agroquímicos, entre otras. Las historias de escándalo de su homóloga estadounidense, la Food and Drug Administration, se quedan cortas ante esta instancia mexicana.

Cofepris, como parte de la estrategia contra la obesidad, estableció un etiquetado frontal en alimentos y bebidas que ni los estudiantes de nutrición entienden, un etiquetado diseñado por la industria, una industria que invirtió mil millones de euros para que este mismo etiquetado se estableciera en la Unión Europea, ¿cuánto invirtió en México?; Cofepris ha permitido que consumamos carne contaminada con una sustancia prohibida, el Clembuterol, que permite aumentar el peso del ganado y disparar las ganancias de esta industria ¿favores para quién y a cambio de qué?; Cofepris promovió la primera etapa para la autorización de la vacuna del dengue de la farmacéutica SANOFI que la propia OMS señalaba con riesgos y que el INSP recomendó no autorizar, ahora, la propia SANOFI ha declarado que la vacuna puede provocar graves daños a las personas que no han sufrido dicha enfermedad, ¿quiénes impulsaron esto? ¿para qué y para quién?; Cofepris se ha negado a entrar en las compras consolidadas regionales de vacunas de la Organización Panamericana de la Salud que permiten que varios países compren en conjunto diversas vacunas, obteniendo así precios muy reducido, ¿quién hace negocio con las compras directas y cuánto hemos gastado de más en ellas?; COFEPRIS se ha puesto del lado de la industria del tabaco para decir que el mercado negro de cigarrillos es enorme en México, permitiendo a la industria usar este argumento contra más impuestos al tabaco, manteniendo en secreto una investigación que comprueba que el mercado negro en México está por debajo del promedio global ¿para qué, para quién?; Cofepris ha omitido actuar para enfrentar el creciente consumo de alcohol entre niñas menores de edad, ¿por qué no contamos con un plan nacional contra el consumo de alcohol?; Cofepris se ha negado a evaluar el impacto que tiene el consumo de maíz transgénico en la salud, especialmente del herbicida glifosato, considerado por la OMS como posible cancerígeno, sobre la población mexicana que presenta un alto consumo de maíz y sus derivados; a partir de 2013 la Cofepris, de manera inexplicable, canceló su programa de prevención de riesgos relacionados con la exposición laboral de los jornaleros agrícolas a plaguicidas, mientras continuaba autorizando agroquímicos prohibidos ya en otras naciones.

En cada caso se puede ahondar, como lo hizo Proceso y Quinto Lab con el Clembuterol. Cofepris sabe el problema de la presencia de Clembuterol en la carne que consumimos en México. En abril de 2014, con la colaboración de la CONADE, concentraron a 42 jóvenes en el Centro de Alto Rendimiento de la CDMX y les proporcionaron una dieta de hamburguesas de res, de cada uno de ellos obtuvieron alrededor de 46 muestras de orina. De las casi 2 mil muestras, 49% si tenían Clembuterol, varias de ellas en concentraciones muy por encima de las que presentó Saúl el Canelo Álvarez y que llevó a la cancelación de la pelea que sostendría el 5 de mayo pasado. En las muestras del Canelo se encontraron concentraciones de 0.6 y 0.8 nanogramos, en los jóvenes concentrados por Cofepris y la CONADE se encontraron concentraciones de hasta 4.9 nanogramos.

De acuerdo al coordinador de la carrera de Química de Alimentos de la Facultad de Química, Juan Manuel Álvarez, el Clembuterol “sólo se detecta al manifestarse ciertos síntomas como taquicardia y temblor de manos. En personas que tienen cardiopatías puede ser peligroso, incluso fatal”. Los especialistas señalan que se desconocen aún sus efectos a largo plazo, una consideración que debe ser especial en el caso de los niños. No sólo son los casos de intoxicación aguda los que han llevado a la prohibición del Clembuterol, es la preocupación de daños a largo plazo, un asunto que evita reconocer la Cofepris de la administración que termino hace un par de días.

La información sobre el estudio de Cofepris y CONADE fue obtenida por acceso a la información por Proceso y Quinto Lab. La Cofepris y la CONADE realizaron esta investigación, no por gusto e interés en la salud de la población mexicana, a solicitud de la Agencia Mundial Antidopage (WADA). Este organismo no sabía qué hacer con los deportistas mexicanos que en las pruebas antidopaje estaban dando positivo al Clembuterol y con los deportistas extranjeros que venían a México y presentaban el mismo cuadro.

Desde 2011 ya se había presentado un escándalo cuando cinco de los miembros de la Selección Nacional de Futbol dieron positivo al Clembuterol previo al inicio de la Copa de Oro. Otro caso se dio cuando los Servicios Médicos de la FIFA habían revelado que 109 de 208 futbolistas de 24 países que estaban en México participando en el Mundial Sub 17 habían dado positivo al Clembuterol. Por la contaminación generalizada la FIFA no sancionó a ninguna selección. El Director de la FIFA, Jiro Dvorak señaló que no se trataba que los deportistas se hubieran dopado, se trataba de un asunto de sanidad pública de México. Los deportistas no se encontraban concentrados en una sola ciudad, estaban en diversas ciudades del centro, norte y occidente del país (Queretaro, Guadalajara, CDMX, Morelia, Monterrey, Pachuca y Torreón), es decir, la contaminación de la carne estaba por todos lados. La FIFA había tomado muestras d ela crane en los hoteles que se habían hospedado los deportistas para ser analizadas en Holanda. En todos los casos se encontró contaminación por Clembuterol en diversas proporciones. En promedio, en el 30% d elas muestras. De ahí, que los deportistas extranjeros que vienen a México, cuando les es posible, traigan consigo la carne que van a consumir.

En la información obtenida en esta investigación a fondo realizada por Proceso-Quinto Lab por más de seis meses, se conoció que de 11 lotes de carne comprados por Cofepris en la CDMX, ocho presentaban concentraciones de Clembuterol, una sustancia prohibida para su uso en la gandería. Ante la presencia de Clembuterol en pruebas antidopaje en deportistas mexicanos, Cofepris había respondido que se requeriría comer entre 3.3 y 6.2 kilos de carne contaminada para dar positivo. Sin embargo, el estudio demostró que bastaba que los voluntarios comieran una hamburguesa (250 gramos) o tres hamburguesas (750 gramos) de carne magra contaminada, de acuerdo a la concentración de Clembuterol, para dar positivo.

El extenso reportaje publicado en el número 2162 de la revista Proceso, realizado por Beatriz Pereyra, se informa que en 2011 visitaron México un grupo de 24 expertos del Laboratorio Antidopaje de Cataluña. Se reunieron a comer en el restaurante de cortes argentinos Piantao, establecido en el sur de la ciudad. Después dela comida proporcionaron muestras de orina, 23 de ellas presentaron concentraciones de Clembuterol.

En agosto de 2013, la comisionada para Evidencia y Manejo de Riesgos de Cofepris y el jefe de asesores, de Cofepris, viajaron a Canadá, a las oficinas centrales de la WADA, con representantes de la primera división de Futbol y del Comité Olímpico Mexicano. El objetivo de CONADE, que fue quien promovió la reunión, se logró: la WADA entendió que los deportistas mexicanos no se estaban dopando con Clembuterol y que se trataba de un problema de salud pública. Cofepris trató de defender la calidad de la carne en México, sin embargo, la información con la que contaba ya la WADA era suficiente para demostrar que no era así.

La información sobre la contaminación por Clembuterol en la carne que se comercializa en México ha provenido de organismos internacionales, nunca de la autoridad que debe protegernos contra los riesgos sanitarios, la Cofepris. Frente a la investigación y publicación realizada por Proceso-Quinto Lab, Cofepris ha respondido que no se trata de un problema de salud pública, lo ha minimizado, ha declarado que se ha actuado para enfrentarlo, que se trata de carne proveniente de rastros no certificados. ¿En serio?, ¿la carne del Plantiao y de los hoteles donde se han hospedado los deportistas compran la carne de rastros no certificados?. El asunto es claro, este escándalo de Clembuterol no ha ocurrido con deportistas de otras naciones, como ha sido en el caso mexicano. Cofepris se ha negado a proporcionar información de evaluaciones realizadas más recientes sobre la presencia de esta sustancia en la carne.

La CONADE explica a los organismos internacionales deportivos que no se trata de dopaje, que es un problema de salud pública en México. Mientras, Cofepris nos dice en México que no se trata de un problema de salud pública.

Hace ya 16 años que está prohibido en México el uso del Clembuterol en el ganado y en los Estados Unidos desde hace 27 años. Esta sustancia es utilizada para aumentar el peso del ganado y se requieren muy pequeñas cantidades para aumentar enormemente las ganancias de esta industria.

En uno y otro caso, Cofepris no sólo ha dejado de consultar a los organismos que el gobierno ha creado para dar la evidencia para la política regulatoria en salud, ha desoído sus recomendaciones, los ha ignorado, una y otra vez, en un total contubernio con los intereses económicos. Ha desoído las recomendaciones y la evidencia proporcionada tanto por la propia Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, como por el Instituto Nacional de Salud Pública.

Tenemos la esperanza que con la llegada del Dr. José Novelo al frente de Cofepris esta situación cambiará y que podamos recuperar este organismo para que actúe en base a la evidencia científica y no en base a los intereses económicos, en consulta con los institutos nacionales de salud y no en contubernio con las grandes corporaciones. Hay mucho que hacer contra la epidemia de obesidad, contra el tabaquismo, contra el consumo de alcohol, que ha aumentado exponencialmente entre las niñas. Los costos de las enfermedades no transmisibles, generadas principalmente por el consumo de estos productos, son la principal causa de enfermedad y muerte en el país, colapsando el sistema de salud pública, y sus proyecciones son aún más catastróficas. Existen políticas ya probadas para enfrentar esta situación, esperamos que éstas se impongan sobre los poderosos intereses económicos que las bloquean y a las que sirvió la pasada administración de Cofepris. Tenemos ejemplos exitosos en otras naciones de nuestra región latinoamericana.