Dos meses después del incidente en el que fue derribado un avión ruso y mientras los líderes mundiales se hallan reunidos en la cumbre del G20 en Buenos Aires, Israel ha vuelto a atacar objetivos iraníes en Siria. Las defensas antiaéreas abrieron fuego en la noche del jueves en Kiswa, en la periferia de Damasco, y en Quneitra, al suroeste del país árabe contra “blancos enemigos que fueron destruidos”, según un comunicado militar difundido por la agencia estatal de noticias SANA. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, ONG que cuenta con una red de informadores sobre el terreno, atribuyó este viernes ambas incursiones a la aviación israelí. En Kiswa se localizan depósitos de armas de las Brigadas Al Quds, la fuerza expedicionaria iraní que apoya al régimen del presidente Bachar el Asad, y de sus aliados de la guerrilla chií libanesa Hezbolá.

La agencia de noticias rusa RIA citó en la madrugada del viernes a un portavoz militar en Damasco que afirmaba que los sistemas antiaéreos habían derribado un caza israelí, pero la información fue rectificada horas después al precisar que habían sido interceptados “cuatro cohetes enemigos”. Rusia ha facilitado hace un mes al régimen de El Asad sistemas antimisiles S-300, mucho más avanzados que los S-200 desplegados hasta ahora. El Observatorio dio cuenta de que se habían escuchado repetidas explosiones al suroeste de la capital siria, sin detallar la existencia de víctimas o daños materiales.

Las Fuerzas Armadas israelíes salieron de su habitual mutismo sobre las operaciones en el exterior para desmentir la pasada medianoche el derribo de uno de sus aviones. Un portavoz militar confirmó este martes sin embargo la caída de restos de misiles antiaéreos “durante el incidente de la noche anterior” sobre los Altos del Golan, territorio sirio ocupado por Israel desde 1967, que estaban siendo examinados por expertos artificieros.

La aviación israelí ha llevado a cabo cientos de incursiones sobre territorio sirio a lo largo de los más de siete años de guerra en el país vecino. A partir de 2015, los responsables militares comenzaron a coordinar con las fuerzas rusas que se desplegaron en apoyo del régimen las acciones contra polvorines y convoyes de armamento de las tropas y milicias chiíes. Este entendimiento saltó por los aires el pasado 17 de septiembre, cuando un avión ruso IL-20 de reconocimiento que regresaba a su base próxima a Latakia, en la costa mediterránea de Siria, fue alcanzado por misiles sirios que estaban repeliendo un ataque aéreo israelí. La muerte de los 15 ocupantes del aparato fue calificada de “negligencia criminal” por el Ministerio de Defensa de Moscú, al considerar que no había sido informado con suficiente antelación y exactitud sobre la operación.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu reveló recientemente que su aviación ha seguido lanzando incursiones sobre Siria en coordinación con Moscú a pesar del incidente. Las autoridades sirias, sin embargo, no habían informado desde hace 75 días de ningún nuevo “ataque enemigo”. Las informaciones recabadas por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha constatado que se trata de la primera operación militar israelí desde el derribo del avión ruso por fuego amigo en Latakia.

Netanyahu, que se había reunido en una decena de ocasiones con el presidente ruso, Vladímir Putin, desde finales de 2015 para establecer y reforzar un sistema de comunicación y alerta mutuo en Siria, intentó reactivar de inmediato los contactos diplomáticos. Pero solo pudo mantener un breve encuentro con el jefe del Kremlin el pasado 11 de noviembre en París, en el marco de los actos de conmemoración del centenario del fin de la Primera Guerra Mundial.

Los ataques israelíes lanzados la noche del lunes se han producido pocas horas después de que los servicios de inteligencia militares detectaran, mediante imágenes tomadas por satélite, el aterrizaje en el aeropuerto internacional Rafik Hariri de Beirut de un Boeing 747 de carga de la compañía iraní Fars Air Qeshm. El aparato civil procedía directamente de Teherán con un supuesto envío de armamento para Hezbolá. Israel acusa a Irán de facilitar sistemas de dirección con GPS de precisión para modernizar el arsenal de misiles del partido-milicia chií libanés. Hezbolá dispone de más de 100.000 cohetes de distinto alcance, con capacidad para hacer blanco en casi todo el territorio de Israel.