“El documento de apenas 24 páginas incluye tres novedades celebrables, una terrible omisión y un elemento para la desilusión”. Foto: Armando Monroy, Cuartoscuro

Una de las propuestas de López Obrador para ganar la presidencia fue cambiar la fallida estrategia de seguridad y, en específico, sacar al Ejército de las calles.

Lo dijo una y otra vez. Hacía sentido: la estrategia de la prohibición, la guerra y la militarización es un rotundo fracaso. Hoy el Presidente electo ha reculado.

Si bien todavía no se presenta la iniciativa de ley donde conoceremos el detalle de su propuesta, ya tenemos un parco documento y varias declaraciones que explican el Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024.

El documento de apenas 24 páginas incluye tres novedades celebrables, una terrible omisión y un elemento para la desilusión.

Lo más celebrable desde mi punto de vista es poner la corrupción en el centro de la estrategia de seguridad. La razón es obvia: los mexicanos sabemos y sufrimos que nuestras instituciones de seguridad y procuración de justicia son corruptas y rinden cuentas a sus corruptores: narcos, políticos, pseudo-empresarios y lavadores de dinero. Poderosos que tuercen el sistema a su conveniencia para mantenerse impunes. Espero que el eje 1 del plan sea más que discurso.

Las otras dos “novedades” positivas son: 1. el cambio del paradigma prohibicionista en materia de drogas para apostar por su regulación y la óptica desde la salud (eje 5). Aunque también falta ver el cómo de esas buenas intenciones. Y 2. la inclusión de conceptos de justicia transicional como la verdad, el perdón y la reparación del daño (eje 6). Ya analizaremos los alcances y procedimientos de este eje.

La gran omisión es la carencia de un eje específico y desarrollado en materia de procuración de justicia, combate a la impunidad y profesionalización de ministerios públicos, peritos investigadores y jueces en el sistema de justicia penal acusatorio. Si la impunidad y la ineptitud prevalecen, no hay construcción de paz posible para México.

Pero sin duda el elemento desilusionante y hasta peligroso es el único punto detallado de todo el plan, el eje 8 denominado “Plan de Seguridad Pública”, y que explica tres puntos: 1. Repensar la seguridad nacional y reorientar el papel de las fuerzas armadas, 2. Creación de la Guardia Nacional y 3. Establecer las coordinaciones regionales.

¿Y qué propone AMLO en este sentido? Algo peor de lo que ya conocemos: formalizar al Ejército en las calles a través de la creación de una Guardia Nacional reclutada y preparada por militares cuyo mando operativo (o sea, el mando real) estará a cargo también de las fuerzas armadas: Ejército y Marina.

Para operar esa guardia, el país se dividirá en 266 coordinaciones regionales (de acuerdo a su índice delictivo) bajo el mando del Presidente y el Secretario de Seguridad en coordinación con autoridades civiles de los diferentes estados. Ese centralismo preocupa.

Es decir, el equipo de seguridad de la Cuarta Transformación “repensó” el tema y terminó concluyendo lo mismo: que no hay de otra porque (y cito textual) “Ante la crisis de violencia delictiva e inseguridad que vive el país, y dada la descomposición e ineficacia de las corporaciones policiales de los tres niveles de Gobierno, resultaría desastroso relevar a las Fuerzas Armadas de su encomienda actual en materia de seguridad pública.”

Como en los Foros, el discurso de AMLO se estrelló otra vez contra la realidad violenta de México y descubrió que lo más sensato que puede hacer es mantener a los militares en las calles porque es la única institución medianamente confiable que existe para combatir al crimen.

¡Oh sorpresa! Eso llevan muchos años repitiéndolo los expertos y organizaciones de la sociedad civil.

Por eso lo que se critica desde la sociedad civil no es el nuevo “realismo” del Presidente, sino el incumplimiento de la palabra empeñada en campaña para proponer la vía lenta pero deseable: la reconstrucción de una policía civil y sistemas de procuración de justicia sólidas y capacitadas.

En fin, veremos si como dijo la Diputada Tatiana Clouthier, existe una verdadera separación de poderes en México y la mayoría morenista en el Congreso es capaz de enmendarle la plana al Presidente electo de la Cuarta Transformación en materia de seguridad.

Yo creo que no.